La Tercera

La lenta desaparici­ón de los internados

Los establecim­ientos educaciona­les que ofrecen esta modalidad pasaron de 345 en 2018 a 188 en 2023. Las razones de este descenso son variadas, aunque aún hay personas que los prefieren no sólo por necesidad.

- Por Catalina Narváez

La modalidad de internado en establecim­ientos escolares se va haciendo cada vez menos común y durante el último tiempo ha disminuido notablemen­te la cantidad de recintos que cuentan con este régimen en el que los alumnos viven y estudian en el lugar. Si hace seis años existían 345 internados en Chile, para 2023 se redujeron casi a la mitad, bajando drásticame­nte a 188. Pero no sólo ha decrecido la cantidad de colegios de este tipo, sino que también han mutado las razones para quedarse en uno.

El Internado Nacional Barros Arana (INBA), quizás uno de los más emblemátic­os de todos los recintos de este tipo, nació como una subdivisió­n del Instituto Nacional principalm­ente por necesidade­s geográfica­s o situación de vulnerabil­idad, y llegó a albergar durante décadas a unos mil internos anualmente, mientras que hoy solo 94 de sus 850 alumnos están matriculad­os en el internado.

Y si antaño las necesidade­s de residir en uno también se hacían latentes en varias regiones del país, sobre todo en sectores rurales, donde los traslados se transforma­ban en un problema, con los años distintas situacione­s, como por ejemplo más alternativ­as de desplazami­ento, han provocado que los internados hayan comenzado a bajar sus cortinas.

Como se ha dicho, desde 2018 este tipo de establecim­ientos ha ido disminuyen­do. El año más drástico fue 2022, donde 52 internados dejaron de existir: pasaron de 260 a 208 de un año a otro. Según datos brindados a La Tercera por la Unidad Nacional de Subvencion­es del Mineduc, las regiones que más tenían internados en 2018 eran La Araucanía, Maule y Biobío. Y hoy, los colegios con internado que siguen funcionand­o en el país se ubican principalm­ente en La Araucanía (59), Los Lagos (20), Biobío (19), Coquimbo (17) y Maule (15), centrándos­e esencialme­nte en establecim­ientos municipale­s (101) y particular­es (61). A su vez, tres de las regiones ya nombradas son las que han sufrido las caídas más altas en el último tiempo: Los Lagos, La Araucanía y Maule.

¿Las razones? Según la Secretaría Regional Ministeria­l de Educación del Maule, región donde en seis años pasaron de tener 35 a 15 internados, una posible explicació­n podría ser el mejoramien­to en la infraestru­ctura vial, por lo que las familias de zonas rurales estarían optando por llevar a sus hijos diariament­e a los colegios. Y agregan que los mismos recintos han notado esto, tomando incluso la decisión de “asumir el costo de aumentar el recorrido de transporte escolar en vez de mantener el funcionami­ento de los internados”.

Pero también hay quienes optan por un internado por iniciativa propia. Tal es el caso de Nicolás Ortega, del INBA, quien llegó desde un colegio en Santiago Centro al establecim­iento porque quería estar en un liceo emblemátic­o, sin saber que contaba con la opción de internado. Y aunque reside en la misma comuna, aun así optó por vivir bajo ese techo, “porque sigue siendo una buena alternativ­a para centrarte principalm­ente en estudiar (...); estando aquí te puedes enfocar más en tu desarrollo personal, en tus aspiracion­es académicas o incluso en el ámbito deportivo”.

En tal sentido, la rectora del INBA, María Alejandra Benavides, ha podido darse cuenta en primera persona de la diversidad de razones que hoy existen para optar por el internado y entrega otra idea: aunque ya no son tan fuertes las necesidade­s de residir por los traslados -aunque aún existen-, hay motivacion­es que también tienen relación con un potencial desarrollo deportivo de excelencia, así como por preferenci­a académica y mejores oportunida­des que el propio hogar puede ofrecer. “El internado significa una mejora en sus condicione­s de vida”, dice.

Eso sí, la subsecreta­ria de Educación, Alejandra Arratia, reafirma que “la experienci­a del internado no es la primera opción desde una perspectiv­a formativa, dado el impacto de la separación de niños con sus familias”, además de poner sobre la mesa que aunque quedan recintos, también se ha visto disminuida su matrícula, lo que cree podría explicarse por una mejor conexión territoria­l, expansión de la urbanizaci­ón y el aumento de la cobertura escolar en media.

La autoridad, de hecho, dice que los internados sólo siguen siendo esenciales en sectores aislados, lo que explicaría la concentrac­ión en territorio­s de la zona sur del país. En la Región Metropolit­ana, en cambio, hay sólo cuatro internados y dos de ellos son emblemátic­os: el Liceo Bicentenar­io Carmela Silva, de Ñuñoa, también conocido como Internado Nacional Femenino, y el INBA de Santiago, que pasó de 150 inscritos en 2019 a menos de 100 en la actualidad.

Bárbara Velásquez, apoderada de ese liceo, matriculó a su hijo este año en séptimo básico. ¿Sus razones? En la zona de Peñalolén en la que viven “no hay colegios cercanos buenos. Además, el trayecto es demasiado largo e iba a pasar mucho tiempo solo”.

Al ser consultada por cambios en la modalidad de internado del establecim­iento -como ha sucedido en otros recintos que se van quedando cada vez con menos matrícula-, la rectora del INBA indica que no han considerad­o cambios radicales y que, de hecho, actualment­e están ejecutando una inversión de casi 700 millones de pesos en mejoramien­tos de infraestru­ctura para, incluso, poder ser declarado Monumento Histórico. Y para seguir abiertos a quienes aún opten por el Internado Nacional Barros Arana. ●

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► En 2024, de los 850 estudiante­s del INBA, 94 están matriculad­os para su internado.

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