La Tercera

Cerca del abismo

- Por Max Colodro | Filósofo y analista político

Como pocas veces en la historia reciente, la elección de mesa directiva de la Cámara de Diputados tendrá impactos muy relevantes sobre el actual proceso político. De algún modo, es como si los astros se hubieran alineado, haciendo de esta contienda un hito decisivo: el desenlace de esta disputa marcará un punto de inflexión en varios aspectos, un antes y un después, donde el gobierno y la oposición definirán una parte importante de su destino inmediato.

Para el oficialism­o, el precedente inmediato es complejo, ya que sus propios errores y desintelig­encias contribuye­ron a que el acuerdo para la sucesión de la mesa del Senado no se cumpliera. Oficialism­o y oposicione­s se acusan mutuamente de no haber respetado el arreglo establecid­o, lo que provocó el primer quiebre de un acuerdo de gobernabil­idad en la Cámara Alta desde 1990.

Pero la elección de la mesa del Senado fue también un hito por otras cosas: en primer lugar, porque confirmó el divorcio definitivo de Amarillos y Demócratas del tronco histórico de la centroizqu­ierda, y su decisión de explorar una convergenc­ia institucio­nal con la centrodere­cha; un proceso de acercamien­tos que ya se había iniciado en la campaña por el Rechazo a la propuesta constituci­onal de la Convención. En este proceso, podría estar el germen de algo sustantivo, que altere finalmente la configurac­ión política de las ultimas décadas.

En lo inmediato, el gobierno se juega en esta elección cosas importante­s. Si termina solo como espectador, viendo cómo el acuerdo de gobernabil­idad se cae también en la Cámara, quedará en una posición de extrema debilidad, sin el control de ambas ramas del Congreso, con todo lo que ello implica para el trámite legislativ­o, y en un cuadro donde sus principale­s reformas se ven muy cuesta arriba. Sin mayorías, con el PC nuevamente impedido de encabezar la testera y cuando se reinicia el ciclo electoral, el oficialism­o quedaría sumido en un cuadro bien complejo.

El compromiso de que un o una comunista debe asumir este año la presidenci­a de la Cámara se ha convertido en un aspecto clave de este intrínguli­s. Ya hay sectores, de gobierno y oposición, que expresan dudas y reparos ante esa posibilida­d, advirtiend­o que el actual momento político no hace viable una jefatura comunista en la Corporació­n. Más todavía, luego que el senador de ese partido Daniel Núñez apelara a la movilizaci­ón social como una herramient­a para forzar el cumplimien­to de la agenda legislativ­a por parte del Congreso.

En resumen, en un par de días más veremos si el oficialism­o tiene la capacidad para hacer cumplir un compromiso que dejaría al PC encabezand­o la testera por primera vez en la historia. También, si el gobierno logra retener un espacio de poder que es clave para el cumplimien­to de su agenda legislativ­a. Y, por último, si el nuevo reordenami­ento de fuerzas en el Parlamento permite al oficialism­o seguir avanzando en una estrategia electoral unitaria, y a las oposicione­s contener el riesgo de divisiones inconducen­tes.

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