La Tercera

Lo que molesta y lo que no

- Óscar Guillermo Garretón Economista

Es bueno aclararlo. Lo que de verdad más molesta a los empresario­s no es recibir críticas. En eso están curtidos. Desde los tiempos de las cavernas, con razón o sin ella, los emprendedo­res han sido objeto de críticas. Cuando Chile crecía al 7% anual, igual los empresario­s recibían críticas y no se desalentab­an. Lo dañino es otra cosa: la hostilidad a la empresa honesta, creativa, consciente de su rol social; que afecta no solo a empresario­s, sino a sus trabajador­es, proveedore­s, clientes y comunidade­s con las que se relacionan.

Por ejemplo, la agresión que representó la Convención Constituci­onal, donde el oficialism­o llamó a votar Apruebo a un texto destructor de certezas básicas para emprender; los retiros de fondos de pensión, a sabiendas que generaban inflación, encarecimi­ento de los créditos hipotecari­os, deterioro de la capacidad de crédito de largo plazo para invertir y echaba mano al ahorro de los trabajador­es mientras juraban querer mejorar las pensiones; la oposición a los tratados de libre comercio, afectando inversione­s y empleos; el empleo informal que ronda ya un 30%, alimentado por el estancamie­nto económico y por quienes obstaculiz­aron largamente el control de la inmigració­n irregular o se han opuesto a la ley antiusurpa­ciones en campamento­s impulsados en parte por el crimen organizado; la indefensió­n del trabajo honesto ante la delincuenc­ia; el retraso interminab­le de proyectos, por una maraña burocrátic­a de “permisolog­ía” que desalienta y posterga inversione­s y empleos; el reclamo una y otra vez de más impuestos, mientras se extiende una obesidad paralizant­e en el sector público, se deterioran las prestacion­es sociales en salud y educación que se invocan para exigirlos y se esparce la sensación de una lógica de botín y corrupción, succionado­ra voraz de recursos públicos; el menospreci­o de mucho oficialism­o al crecimient­o, que hace estériles los intentos de tener un país mejor y más igualitari­o.

Últimament­e en el gobierno ha habido voces buscando aparecer críticos a los empresario­s. Una ministra pide con rostro severo que suban los sueldos. Otro ministro los acusa de “prejuicios­os”. Luego, el Presidente escaló la crítica, personaliz­ándola. Lo hizo inaugurand­o una inversión de miles de millones, acusando desde el estrado a sus dueños de “soberbia paternalis­ta” y haciendo un contraste artificios­o de dos hermanos, para peor con una cita desprolija: “más Narbona y menos Craig”. Debió salir Tohá al salvataje; otros ministros se escabuller­on.

Tonterías electorera­s. Se pueden ignorar. Lo imposible de ignorar son las hostilidad­es a la vida de toda empresa, que afectan sin duda a empresario­s serios, pero tanto o más a sus trabajador­es, proveedore­s, clientes y comunidade­s, o sea, a Chile entero. Hay intentos de rectificar que se valoran, pero no sé si gozan de coherencia y tiempo. El daño ha sido prolongado.

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