TELEVISIÓN ABIERTA
SEÑOR DIRECTOR:
La Presidenta Bachelet promulgaba en 2014 la Ley de Televisión Digital, abierta y gratuita, con mejoras tangibles en la experiencia televisiva en imagen y sonido, y también como factor de integración social, inclusión digital, diversidad y pluralismo.
Diez años después, en abril de 2024, se celebra el fin de la televisión análoga y el completo encendido de las transmisiones digitales. Este proceso, aunque lento, fue ordenado y eficiente, demostrando la importancia de la televisión abierta en la era digital.
El servicio público de televisión ha convivido con la evolución de internet, la irrupción tecnológica, nuevas plataformas de distribución de contenidos y con servicios audiovisuales más flexibles y personalizables, en un ecosistema donde la televisión abierta sigue siendo relevante en Chile, con un consumo promedio que supera las cuatro horas diarias.
Durante esta década, hay que destacar que la televisión abierta regional fue pionera en cumplir los plazos establecidos, no eludió sus obligaciones, demostrando su compromiso no solo con la ley sino también con sus audiencias y territorios.
La televisión abierta regional ha encontrado un espacio para adaptarse y evolucionar en plena era del streaming, gracias a su enfoque en contenidos locales, cercano, de proximidad y producción propia. Los canales regionales juegan un papel crucial en la democratización de la información y la promoción de la identidad territorial, generando un vínculo directo con su audiencia.
Sin embargo, enfrentan desafíos significativos en términos de medición de audiencias y atracción de inversión publicitaria. Es imperativo que reciban un mayor apoyo financiero del Estado y del sector privado, a través de incentivos para la inversión publicitaria en regiones, subvenciones directas, y asistencia técnica para digitalizarse y producir contenidos.
Fortalecer a los concesionarios regionales de televisión es vital para asegurar una mayor diversidad y pluralismo, contribuyendo a la cohesión social, el