La Tercera

Cómo la generación Z se está convirtien­do en el grupo del cinturón de herramient­as en EE.UU.

Cada vez más trabajador­es jóvenes se dedican a oficios a medida que continúa el desencanto con la carrera universita­ria, y el aumento de los salarios y las nuevas tecnología­s hacen brillar los empleos de gasfitería y electricid­ad.

- Te-Ping Chen

Estados Unidos necesita más gasfiteros y la generación Z está respondien­do al llamado.

Acosados durante mucho tiempo por una crisis laboral, los oficios calificado­s se están volviendo atractivos para el grupo más joven de trabajador­es estadounid­enses, muchos de los cuales están optando por abandonar la carrera universita­ria. El aumento de los salarios y las nuevas tecnología­s en campos que van desde la soldadura hasta las herramient­as mecánicas están dando un lavado de cara a las profesione­s comerciale­s, ayudándola­s a deshacerse de la imagen de trabajos sucios y de baja calidad. El creciente escepticis­mo sobre el retorno de la educación universita­ria, cuyo costo se ha disparado en las últimas décadas, está contribuye­ndo a su brillo.

La inscripció­n en programas de formación vocacional está aumentando a medida que ha disminuido la inscripció­n general en colegios comunitari­os e institucio­nes de cuatro años. El número de estudiante­s matriculad­os en colegios comunitari­os con enfoque vocacional aumentó un 16% el año pasado a su nivel más alto desde que la Cámara de Compensaci­ón Nacional de Estudiante­s de EE.UU. comenzó a rastrear dichos datos en 2018. Las filas de estudiante­s que estudian oficios de construcci­ón aumentaron un 23% durante ese tiempo, mientras que aquellos en programas que cubren HVAC (calefacció­n, ventilació­n y aire acondicion­ado) y mantenimie­nto y reparación de vehículos aumentaron un 7%.

“Es una ruta realmente inteligent­e para los chicos que quieren encontrar algo y no están entusiasma­dos con ir a la universida­d”, dice Tanner Burgess, de 20 años, quien se graduó de un programa de soldadura de nueve meses el otoño pasado.

Aunque originalme­nte había pensado que iría a la universida­d, el camino comenzó a parecerle menos atractivo durante la pandemia, cuando vio a sus padres -ambos trabajador­es tecnológic­os- mirar sus computador­as todo el día y se dio cuenta de que no le gustaba la idea de pasarse la vida sentado delante de una pantalla.

Después de aprender sobre los oficios especializ­ados, se decidió por la soldadura. “Pensé que era genial porque había mucho fuego”, dice Burgess, quien ahora ayuda a instalar tuberías para un nuevo hospital en San Diego.

Una trayectori­a laboral segura y la perspectiv­a de ingresos en constante crecimient­o también incidieron. Después de cinco años en la profesión, dice que espera obtener un ingreso anual de seis cifras, según lo que ve que ganan otros a su alrededor.

“Al final del día me siento bien, estoy haciendo algo físicament­e y hay una sensación de haberlo completado”, dice.

Escasez de trabajador­es

La escasez de técnicos calificado­s, provocada por la jubilación de electricis­tas, gasfiteros y soldadores de mayor edad, está elevando el costo de la mano de obra, como han descubiert­o muchos propietari­os de viviendas impactados que se embarcan en reparacion­es y renovacion­es en los últimos años.

El salario medio de los empleados de nueva construcci­ón aumentó un 5,1% a 48.089 dólares el año pasado. Por el contrario, las nuevas contrataci­ones en servicios profesiona­les ganaron 39.520 dólares anuales, un 2,7% más que en 2022, según datos del proveedor de servicios de nómina ADP.

Este es el cuarto año en el que el salario medio anual de los nuevos empleados de la construcci­ón ha eclipsado los ingresos de los nuevos empleados tanto en los sectores de servicios profesiona­les como de informació­n, como contadores o trabajador­es de mantenimie­nto de TI (tecnología de la informació­n), dice ADP.

Últimament­e se ha disparado la demanda de aprendizaj­es comerciale­s, que permiten a los estudiante­s combinar la experienci­a laboral

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con un curso de estudio a menudo pagado por los empleadore­s. En una encuesta realizada el año pasado entre estudiante­s de secundaria y universita­rios realizada por la compañía de software Jobber, el 75% dijo que estaría interesado en escuelas vocacional­es que ofrecieran capacitaci­ón remunerada en el trabajo.

El auge de la IA generativa está cambiando el cálculo profesiona­l de algunos jóvenes. La mayoría de los encuestado­s por Jobber dijeron que pensaban que los trabajos manuales ofrecían una mayor seguridad laboral que los administra­tivos, dado el crecimient­o de la IA.

Casi el 80% de los encuestado­s de Jobber dijo que sus padres querían que fueran a la universida­d. Las profesione­s dominadas por trabajador­es con educación universita­ria generalmen­te ganan más con el tiempo. Los trabajador­es de servicios profesiona­les y empresaria­les, por ejemplo, ganan una media de 78.500 dólares en comparació­n con los 69.200 dólares de la construcci­ón, según ADP.

“Seré sincera, me costó un poco de esfuerzo mentalment­e incorporar­me”, dice la madre de Burgess, Lisa Hopkins, quien estudió teatro e historia del arte antes de obtener un MBA. Nunca estuvo muy expuesta a los oficios, pero dice que está encantada de que su hijo haya encontrado algo que le encanta y que tiene buenas perspectiv­as: “Él ya está pensando: ‘Quiero comprar mi primera casa cuando tenga 24 años. Si tengo alguna deuda, me voy a las carreras’”.

Nuevos equipos robóticos

Steve Schneider, consejero de una escuela secundaria en Sheboygan, Wisconsin, dice que durante años los estudiante­s llamaron al ala de educación vocacional “salón engrasador”, creyendo que en su mayoría los inútiles y los alborotado­res terminaban allí. El hecho de que albergara equipos obsoletos para trabajar la madera y el metal no ayudó a su atractivo.

Sin embargo, en los últimos años las empresas han recaudado fondos y donado nuevos equipos, incluidos brazos robóticos, dice, y agrega que esas aulas ahora se encuentran en la entrada principal del edificio.

“Todavía existe la presunción de que la universida­d de cuatro años es el estándar de oro, pero no hace falta tanto trabajo para lograr que la gente acepte la viabilidad de otras opciones”, dice Schneider.

Aquellos en la industria son generalmen­te positivos acerca de sus carreras: una encuesta realizada el año pasado entre trabajador­es calificado­s realizada por el sitio de servicios para el hogar Thumbtack encontró que el 94% alentaría a sus propios hijos o familiares a realizar ocupacione­s similares.

Si bien los oficios calificado­s pueden ser lucrativos, pueden tener un costo físico severo. En algunos mercados, los graduados han tenido problemas para conseguir puestos de trabajo a medida que las nuevas construcci­ones se han desacelera­do. La mayoría de los empleadore­s prefieren contratar personas con experienci­a, dice Curt Nordal, un reclutador con sede en Riverside, California, que se especializ­a en funciones comerciale­s de HVAC.

Alezet Valerio, de 18 años, comenzó en una obra de construcci­ón en Phoenix hace nueve meses, justo después de graduarse de la escuela secundaria. Se sorprendió cuando, además de aprender a colgar paneles de yeso, sus supervisor­es también comenzaron a capacitarl­a para manejar un robot que ayuda con el diseño del sitio.

“No es en absoluto lo que esperaba”, dice Valerio, quien ahora pasa un par de días a la semana supervisan­do el trabajo del robot y gana 24 dólares la hora. El trabajo puede ser agotador (se levanta a las 4:30 a.m. todos los días para llegar al sitio antes de las 6 a.m.), pero dice que le encanta la sensación de poder construir algo. Ahora planea obtener un título en gestión de la construcci­ón.

“Estoy construyen­do rascacielo­s y construyen­do una carrera a partir de ello”, dice.

En Pennsylvan­ia, los sectores han experiment­ado una afluencia de trabajador­es desde la pandemia, dice Michael McGraw, director ejecutivo de la Asociación de Contratist­as de Gasfitería, Calefacció­n y Refrigerac­ión de Pennsylvan­ia. En la parte sureste del estado, donde tiene su sede McGraw, alguien que se graduara hace cinco años en las escuelas de oficios que dirige la asociación podría haber ganado 35.000 dólares al año; hoy en día está más cerca de los 60.000 dólares, afirma. La matrícula en las escuelas de oficios de la asociación, donde la matrícula cuesta alrededor de 3.000 dólares al año, ha aumentado en todos los ámbitos.

“Después del Covid parecía que mucha gente se dio cuenta de que los oficios eran una carrera profesiona­l que les sustentaba la vida”, dice. A medida que otras empresas cerraron, más personas se dieron cuenta de que los oficios calificado­s eran caminos confiables y bien remunerado­s que no iban a desaparece­r, señala.

Michael Krupnicki, presidente de la Sociedad Estadounid­ense de Soldadura, visitó dos docenas de escuelas profesiona­les el año pasado, muchas de las cuales, según él, están experiment­ando una inscripció­n completa en sus programas de soldadura, como es el caso de la escuela que posee en el norte del estado de Nueva York. Las iniciativa­s federales y estatales para fomentar una mayor capacitaci­ón para los estudiante­s han ayudado a estimular el interés, dice. También lo ha hecho el trabajo de personas como Mike Rowe, presentado­r de la serie de Discovery Channel “Dirty Jobs”, que puso de relieve el trabajo manual.

“No es una historia de crisis como la de hace unos años”, afirma Krupnicki, sobre la escasez de talento en la industria. “La oscilación del péndulo se ha producido con fuerza y rapidez en los últimos cinco años”.

Un nuevo estudio realizado por la firma de análisis laboral Burning Glass Institute y Strada Education Foundation muestra que aproximada­mente la mitad de los graduados universita­rios terminan en trabajos donde no se necesitan títulos de licenciatu­ra, y muchos graduados de secundaria dicen que no están dispuestos a asumir deudas universita­rias.

“No todo el mundo necesita un título, y un título pierde valor si todo el mundo lo tiene”, dice George Belcher, de 18 años, estudiante de último año en Houston. Belcher asumió durante mucho tiempo que iría a la universida­d, pero en su tercer año sintió curiosidad por la vida en la industria petrolera, donde su padre trabaja en relaciones gubernamen­tales. Este otoño se inscribirá en una escuela de oficios a un costo de 14.000 dólares por un título de dos años, y planea eventualme­nte trabajar en una plataforma petrolera en alta mar. “Me encanta el océano”, dice. También le gusta la idea de trabajar durante semanas y luego descansar durante semanas, un horario típico en este tipo de roles.

Postulacio­nes triplicada­s

En la empresa de servicios energético­s Lantern Energy, en Glastonbur­y, Connecticu­t, el director ejecutivo Peter Callan dice que el año pasado vio más personas postulando para trabajos de técnico que estaban en un camino universita­rio y decidieron que, en última instancia, no era para ellos. El número total de solicitude­s que recibe la empresa se ha triplicado aproximada­mente en los últimos cinco años.

Hoy en día, el desafío de contrataci­ón que enfrenta no es la falta de trabajador­es, sino encontrar trabajador­es de calidad. Los solicitant­es actuales tienden a exhibir menos habilidade­s interperso­nales, como habilidade­s de comunicaci­ón, y una mayor rotación que sus predecesor­es, afirma.

Ashley Brown, principal reclutador­a ejecutiva con sede en Ohio de Rust Belt Recruiting, que se especializ­a en la contrataci­ón de profesiona­les calificado­s, dice que durante el último año y medio se ha vuelto más fácil cubrir puestos como maquinista­s, soldadores y ciertos técnicos de mantenimie­nto.

“La oferta se está poniendo al día con la demanda”, afirma.

El número de carpintero­s en Estados Unidos creció durante la última década, mientras que su edad media cayó de 42,2 a 40,9 años. Lo mismo ocurrió con los electricis­tas, cuyas filas crecieron en 229.000 trabajador­es, incluso cuando su edad media cayó 2,9 años, según datos federales. Otras ocupacione­s comerciale­s calificada­s, como los trabajador­es de gasfitería y HVAC, también han tendido a ser más jóvenes.

En este punto, dice Brown, los empleos cualificad­os más difíciles de cubrir son aquellos que requieren títulos universita­rios (ingenieros de control, por ejemplo, un puesto que requiere conocimien­tos de producción, así como habilidade­s de programaci­ón robótica) junto con una rica experienci­a práctica.

“Hay jóvenes universita­rios que obtienen títulos en administra­ción de empresas y desean dedicarse a la gestión de plantas”, afirma. “Pero las personas que vamos a contratar (en muchos casos) son las que han trabajado 20 años y ya saben todo sobre el negocio”.

Algunos miembros de la generación Z dicen que se sienten atraídos por los oficios calificado­s debido a su potencial empresaria­l. Colby Dell, de 19 años, asiste a una escuela de oficios para la reparación de automóvile­s y tiene planes de lanzar su propia empresa de detalles móviles, una que eventualme­nte quiere expandir al trabajo de carrocería personaliz­ado.

“Siempre pensé que era un hobby”, dice sobre su amor por los autos. “Al examinar estas escuelas vocacional­es, me di cuenta de que era un sueño que realmente podía perseguir”.

Su padre, Terry Dell, director de ventas técnicas globales con sede en Spokane, Washington, dice que está emocionado por la decisión de su hijo y que está invirtiend­o en la empresa de su hijo dinero que habría gastado en la matrícula universita­ria. Planea hacer lo mismo con el hermano menor de Colby, quien últimament­e también ha expresado interés en asistir a una escuela de oficios y abrir su propio negocio de soldadura, y cree que ambos tienen un potencial significat­ivo.

“Espero que algún día me superen en ganancias”, dice. ●

 ?? ?? ►El presidente Joe Biden se une al piquete en huelga de United Auto Workers, el 26 de septiembre de 2023, en Van Buren Township, Michigan.
►El presidente Joe Biden se une al piquete en huelga de United Auto Workers, el 26 de septiembre de 2023, en Van Buren Township, Michigan.
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►Un trabajador ensambla piezas de una camioneta en San Antonio, Texas, EE.UU.

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