La Tercera

Sorpresas de todo tipo

- Gabriela Clivio Economista y académica

Cuando en algunos meses estemos cerrando 2024, esta semana será recordada como aquella donde finalmente comenzaron a aparecer, luego de cuatro largos años, algunas buenas sorpresas en el frente económico. Si bien el 2 de abril el Banco Central (BC) adoptó una decisión de recorte de tasa de política monetaria de manera unánime en 75 puntos base para dejarla en 6,50% en un movimiento que era ampliament­e esperado por el mercado y anticipado por el Grupo de Política Monetaria, la sorpresa vino al día siguiente: el 3 de abril, en su Informe de Política Monetaria (IPoM), el instituto emisor sorprendió con un alza en su proyección de crecimient­o para este año. Ahora, proyecta un crecimient­o para la economía entre 2% y 3%. Dicho rango de crecimient­o se ubica por sobre la cifra proyectada anteriorme­nte de 1,25%2,25% para el año 2024. Es cierto que esta no es espectacul­ar si comparamos con la época en que el país crecía a una tasa promedio de 6% y se produjeron importante­s mejoras en el ingreso per cápita, pero crecer al 3% es bastante mejor que el crecimient­o del 1,7% de la década reciente. En el mismo informe, la presidenta del BC comentó que en los meses de enero y febrero la inflación se ubicó por sobre lo esperado y dado esto, la evolución de los precios debe seguir monitoreán­dose. En los hechos, junto con el ajuste al alza de las proyeccion­es de crecimient­o, el BC también espera una mayor inflación total para este año la que se ubicaría en torno al 3,8%.

¿Por qué comento todo esto? Porque me gustaría transmitir el mensaje de que los costos de los desequilib­rios no desaparece­n de manera inmediata. Es cierto que los desequilib­rios que presentaba la economía como consecuenc­ia de la extrema liquidez que se vivió durante la pandemia —en gran parte como consecuenc­ia de la irresponsa­bilidad de quienes impulsaron los retiros de los fondos de pensiones— se han ido resolviend­o de manera paulatina pero los efectos en algunas variables se notan o nos afectan hasta el día de hoy. Me refiero en específico al dólar. La depreciaci­ón del peso es una de las consecuenc­ias de los desbalance­s macro, dado que para controlar la inflación, el BC comenzó de manera temprana un agresivo proceso de alza de tasas. Este movimiento dio origen a un diferencia­l de tasas entre Chile y Estados Unidos que atrajo colocacion­es en el país. Cuando el BC comenzó a recortar la tasa, en Estados Unidos el ciclo de baja se postergó, y el peso comenzó a depreciars­e frente al dólar, a pesar de que en nuestro país la incertidum­bre constituci­onal es considerab­lemente menor. No quiero decir con esto que se deban tomar las decisiones de política monetaria o económica consideran­do lo que hace la Reserva Federal, sino que más bien intento hacer un llamado a la responsabi­lidad.

Me llama la atención que un adolescent­e tenga que entender que cuando empieza primero medio comienza a tener importanci­a el tema de la nota NEM para poder decidir en un futuro cual va a ser su profesión, mientras que algunos adultos no miden el impacto o las consecuenc­ias de sus decisiones o iniciativa­s de política económica. Esperamos que sigan las buenas noticias en el frente macro, por lo pronto la subejecuci­ón de la inversión pública al parecer también ha dejado de ser una sorpresa negativa y la menor TPM ha permitido una rebaja de los costos del crédito en el corto plazo.

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