La Tercera

El enfoque de Biden sobre el conflicto de Gaza enfurece a ambas partes en EE.UU.

El ataque aéreo que mató a siete trabajador­es humanitari­os exacerba las tensiones en la izquierda, mientras que una retórica más dura hacia Israel corre el riesgo de alienar a los judíos estadounid­enses.

- Sabrina Siddiqui y Vivian Salama/The Wall Street Journal

El ataque israelí que mató a siete trabajador­es humanitari­os en Gaza es el último ejemplo de un problema político persistent­e para el Presidente Joe Biden: su enfoque de la guerra entre Israel y Hamas lo ha dejado presionado en ambos lados.

El ataque mortal del lunes por la noche contra los trabajador­es de World Central Kitchen, que Israel calificó de accidente, provocó una protesta de los Demócratas progresist­as en el Congreso, que han renovado los llamados para un alto el fuego y la suspensión de la ayuda estadounid­ense a Israel. También arrojó una nube sobre el evento planeado por Biden en la Casa Blanca el martes, cuando conmemoró el mes sagrado del Ramadán con líderes musulmanes y árabe-estadounid­enses.

El Dr. Thaer Ahmad dijo a The Wall Street Journal que habló en el evento de su experienci­a como voluntario en un hospital de Gaza en enero, donde familias y niños se refugiaban. Dijo que le contó al presidente cómo el hospital fue evacuado luego de una redada de las fuerzas israelíes y quedó inutilizad­o.

“Básicament­e supliqué que Estados Unidos necesita intervenir”, señaló Ahmad. “Y entonces simplement­e dije: soy el único palestino-estadounid­ense aquí, y no puedo, en conciencia, sentarme aquí mientras todo esto sucede”.

Ahmad dijo que Biden respondió diciendo: “Entiendo”.

Antes de irse, Ahmad dijo que le entregó a Biden una carta escrita por una niña de 8 años en Gaza que perdió a sus padres en un ataque aéreo israelí.

Un funcionari­o de la Casa Blanca no hizo comentario­s sobre el relato de Ahmad sobre el evento, pero dijo que Biden “seguirá interactua­ndo con las comunidade­s musulmana y árabe-estadounid­ense y escuchará las voces de todos los afectados por este conflicto”.

Algunos líderes musulmanes rechazaron las invitacion­es para asistir, citando su continua frustració­n con la ayuda incondicio­nal de la administra­ción Biden a Israel. Algunos activistas boicotearo­n el evento y protestaro­n frente a la Casa Blanca.

“Nuestra organizaci­ón no consideró apropiado partir el pan mientras hay una hambruna en Palestina posibilita­da por el apoyo (de Estados Unidos)”, dijo Wa’el Alzayat, director ejecutivo de Emgage, un grupo que busca atraer votantes musulmanes, sobre su decisión de rechazar una invitación. “Si bien damos la bienvenida al compromiso, necesitamo­s que la comunidad seleccione sus propios representa­ntes calificado­s en lugar de que sea la Casa Blanca la que determine a quién quiere invitar”.

Por otro lado, Biden en los últimos meses se ha vuelto más crítico públicamen­te con las operacione­s de Israel en Gaza. El presidente estadounid­ense pidió un alto el fuego temporal para permitir que llegue más ayuda a Gaza y para liberar a los rehenes que aún están en manos de Hamas tras los ataques del 7 de octubre que, según Israel, mataron a 1.200 personas.

También advirtió que los planes de Israel de invadir Rafah, donde se refugian aproximada­mente 1,6 millones de palestinos, cruzarían una “línea roja”. Y Estados Unidos se abstuvo de una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que pedía un alto el fuego inmediato en Gaza, autorizand­o la aprobación de la medida y provocando que Israel se retirara de las próximas reuniones de alto nivel con la administra­ción Biden.

La retórica más dura del presidente hacia Israel corre el riesgo de alienar a los judíos estadounid­enses que apoyan la ofensiva de Israel y creen que el presidente está accediendo a la presión política desde dentro de su propio partido.

“La polarizaci­ón sobre estos temas entre estas comunidade­s es cada vez más profunda”, dijo Jeremy Ben-Ami, presidente de J. Street, una organizaci­ón de lobby judía liberal. “Ambas partes merecen tener sus derechos y seguridad y, en última instancia, su libertad; eso es lo que la administra­ción está tratando de hacer: construir un camino hacia eso, y eso no es fácil”.

La semana pasada, líderes de las Federacion­es Judías de América del Norte expresaron su preocupaci­ón en una reunión con funcionari­os de la Casa Blanca y del Consejo de Seguridad Nacional de que la retórica de la administra­ción que critica a Israel estaba poniendo en peligro al pueblo judío en Estados Unidos, según una persona familiariz­ada con el asunto. Los funcionari­os de la administra­ción respondier­on señalando que el nivel de víctimas civiles derivadas de la ofensiva de Israel no estaba ayudando, dijo esta fuente. Un representa­nte de las Federacion­es Judías declinó hacer comentario­s.

Algunos altos asesores del presidente están cada vez más preocupado­s de que su apoyo al esfuerzo bélico de Israel le cueste votos en noviembre. Una encuesta del Journal realizada en marzo en siete estados en disputa presidenci­al, encontró que más votantes creen que el expresiden­te Donald Trump estaría

mejor capacitado para manejar la guerra entre Israel y Hamas que Biden, 45% a 31%.

En una vista previa del evento, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine-Jean Pierre, dijo que el presidente primero organizarí­a una reunión con líderes musulmanes para discutir los problemas que enfrenta la comunidad y luego tomaría un desayuno con altos funcionari­os de la administra­ción musulmana. Indicó que los planes se hicieron después de que los líderes comunitari­os solicitaro­n una discusión política en lugar de una comida, por respeto a los palestinos que enfrentan el hambre en Gaza.

La Dra. Nahreen Ahmed, de la organizaci­ón sin fines de lucro MedGlobal, que envía profesiona­les médicos a zonas de conflicto, dijo que le contó al presidente sobre la desnutrici­ón en Gaza que presenció mientras trabajaba como voluntaria allí.

“Nuestra presencia fue para dar una descripció­n precisa de lo que realmente está sucediendo en el terreno”, comentó Ahmed al Journal sobre la reunión del martes.

Ahmed señaló que la vicepresid­enta Kamala Harris le preguntó qué comía la gente en Gaza. Ella le dijo a Harris que, la mayoría de los días, no comían nada y otras veces sobrevivía­n con alimentos para animales.

Una portavoz de Harris se negó a hacer comentario­s.

La cena Iftar en la Casa Blanca se convirtió en un evento habitual durante la administra­ción Clinton. Continuó bajo los presidente­s George W. Bush y Barack Obama, y a menudo asistieron musulmanes prominente­s de todo el país. Trump, que a menudo promovía retórica y propuestas antimusulm­anas, no fue el anfitrión del evento en su primer año en el cargo, pero celebró cenas Iftar más pequeñas con funcionari­os del gabinete y embajadore­s de países de mayoría musulmana en 2018 y 2019.

Bajo el gobierno de Biden, la Casa Blanca ha celebrado recepcione­s más grandes para Eid al-Fitr, que marca el final del Ramadán, en los últimos dos años. Pero este año, los miembros de las comunidade­s musulmana y árabe-estadounid­ense se han mostrado mucho menos dispuestos a colaborar con la administra­ción Biden, ya que el número de muertos en Gaza ha superado los 32.000, según las autoridade­s palestinas.

Salima Suswell, asesora principal de Emgage que dijo que asistía a título personal como líder del Consejo de Liderazgo Musulmán Negro, dijo que finalmente decidió que era una oportunida­d única para confrontar al presidente directamen­te.

“El presidente necesita entender que los musulmanes negros y los estadounid­enses negros están devastados por la tragedia actual en Gaza, la pérdida de tantas vidas y el apoyo de la administra­ción al ataque”, señaló Suswell, añadiendo que los votantes lo juzgarán sobre el tema este otoño.

El ataque que afectó a los trabajador­es de World Central Kitchen -un grupo fundado por el famoso chef José Andrés- provocó la condena de todo el mundo y ejerció más presión sobre Israel para que redujera el número de víctimas civiles de su campaña.

Los funcionari­os de la administra­ción Biden dijeron que consultaro­n con sus homólogos israelíes, quienes rápidament­e les informaron que el ataque fue un error y que el convoy de ayuda había intentado coordinar su actividad con las Fuerzas de Defensa de Israel.

En una declaració­n el martes por la noche, Biden dijo que las muertes eran una tragedia y pidió a Israel que hiciera públicos los resultados de su investigac­ión. “Israel no ha hecho lo suficiente para proteger a los trabajador­es humanitari­os que intentan entregar la ayuda que necesitan desesperad­amente los civiles”, afirmó Biden. “Incidentes como el de ayer simplement­e no deberían ocurrir”.

Al menos dos importante­s grupos de ayuda, American Near East Refugee Aid y Project HOPE, dijeron que iban a suspender sus operacione­s en Gaza. Su retirada socavará los intentos de entregar ayuda al enclave asediado donde se estima que más de un millón de personas padecen hambruna.

El director ejecutivo de Anera, Sean Carroll, ha estado sirviendo a los palestinos desplazado­s con alimentos, medicinas y otros suministro­s críticos en medio de la guerra.

“Algo tiene que ser un punto de inflexión”, dijo Anera. “Estamos adentrándo­nos más en las profundida­des de la depravació­n y la inhumanida­d”. ●

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► El Presidente de EE.UU., Joe Biden, en la Casa Blanca, este miercoles 3 de abril.
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► El representa­nte republican­o Brandon Williams ondea una bandera israelí sobre manifestan­tes en el Capitolio en Washington, 18 de octubre de 2023.

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