Las miradas acerca del mundo en blanco y negro de Ripley en Netflix: “Hay magia” o “incómoda y sombría”
En la serie de ocho capítulos, ya disponible en la plataforma, el actor Andrew Scott encarna al personaje que en las películas interpretaron Alain Delon y Matt Damon. Filmada en blanco y negro, la producción traslada aspectos de la novela de Patricia Highsmith que no habían sido considerados en las adaptaciones cinematográficas.
Las versiones cinematográficas de El talento de Mr. Ripley (1955) son las adaptaciones más conocidas. Dirigida por Anthony Minghella, El talentoso Sr. Ripley (1999) contó con Matt Damon en el rol principal, Tom Ripley, el embaucador que viaja a Italia y se gana la confianza de un adinero joven (Jude Law) y de su pareja (Gwyneth Paltrow) para quedarse con su vida de privilegios.
Casi 40 años antes, en 1960, Alain Delon se convirtió en estrella al encarnar al protagonista en una película dirigida por su compatriota René Clément. Por su parte, Dennis Hopper se puso en la piel en Ripley en 1977, en una adaptación del tercer libro de la saga, bajo la dirección de Wim Wenders.
Patricia Highsmith escribió no una, sino que cinco novelas sobre ese personaje (en lo que denominó Ripliad). El director y guionista Steven Zaillian intentó su propio acercamiento a su obra con una serie de ocho episodios que está disponible desde hoy en Netflix. Su título es simplemente Ripley.
“Una novela no se lee en dos horas. Se necesitan ocho, diez, 12 horas, y sentí que intentaría crear el ritmo y la belleza de la narración de ese libro de esta forma”, señaló recientemente en un evento en Nueva York.
Allí también explicó otra de las decisiones que han llamado la atención: está filmada íntegramente en blanco y negro. “La portada del libro que yo tenía estaba en blanco y negro, así que mientras lo leía, tenía en mente que fuera así”, detalló.
En la serie, Andrew Scott encarna a Tom Ripley, un estafador de poca mente que convence a un magnate, Herbert Greenleaf (Kenneth Lonergan), que es amigo de su hijo. Bajo esa supuesta relación (inventada) y un pago de por medio, parte a Italia a convencer a Dickie (Johnny Flynn) para que retome su vida en su país. Allí se encuentra con él y su novia, Marge (Dakota Fanning), quien observa con recelo su llegada. Ripley no tarda en cambiar su objetivo cuando observa la dinámica que se genera entre ellos.
Según el análisis de la revista Time, “su duración de ocho horas permite a Ripley adherirse más a la tortuosa trama de la novela” que los largometrajes de 1960 y 1999. “Zaillian traduce con éxito al lenguaje visual y los motivos del libro, como el miedo de Tom al agua”, planteó.
Y celebró el trabajo de Scott, señalando que “a sus 47 años, puede ser más de dos décadas mayor que el personaje tal como lo concibió Highsmith (no lo parece), pero aun así nos ha brindado el primer Ripley definitivo de la pantalla”.
“Scott combina la fragilidad cercana a los huesos de Damon y la impenetrabilidad latente de Alain Delon para hacer suyo a este incierto Tom Ripley. Es inestable y olvidable en un momento y suave y astuto al siguiente, completamente creíble navegando entre los dos”, apuntó The Hollywood Reporter, que deslizó que la producción podría funcionar bien con nuevas temporadas. “Para este fanático de Highsmith, vale la pena extenderlo a futuras entregas”.
Si bien reconoció que la serie se mueve a un ritmo pausado, The Guardian sugirió algo de paciencia. “A quienes les parezca lenta al principio, o la implacable belleza monocromática les parezca un poco agotadora o pretenciosa, lo entiendo perfectamente. Pero quédate; permítete ceder a ambos y deja que Ripley te seduzca. Hay magia operando aquí”.
Variety tuvo una opinión diametralmente opuesta. “La personalidad sociópata de Tom y su incapacidad para mostrar siquiera una pizca de humanidad hacen de Ripley una visión incómoda y sombría”, expresó. “No logra ofrecer una perspectiva nueva o intrigante sobre el infame estafador (…). A lo largo de ocho tibios episodios, nunca sufre ninguna transformación fundamental. Desde el principio, es solo un estafador irritante al que le falta delicadeza”.b