La Tercera

Las persistent­es gestiones para dar con los últimos desapareci­dos de los incendios de Viña del Mar

De acuerdo al conteo oficial, aún permanecen tres personas perdidas producto de los incendios. Asimismo, el Servicio Médico Legal mantiene a dos de los 135 fallecidos sin reconocer, aunque con una presunta identifica­ción.

- Por Ignacia Canales y Catalina Narváez.

Han pasado 64 días desde la última vez que Paola Castillo (54) vio a su madre, Rosa Alfaro, viñamarina de 77 años y residente de Los Almendros, quien hoy se cuenta entre las tres personas que aún permanecen desapareci­das tras el megaincend­io que el 2 de febrero golpeó a la ciudad de Viña del Mar y dejó un saldo fatal de 135 fallecidos.

Cuando las llamas se empezaron a descontrol­ar, Castillo llamó a su madre para que evacuara y le dijo que su hijo la iría a buscar para reunirse todos en un lugar más seguro. “Dile que se apure, porque nos estamos quemando vivos”. Esas fueron las últimas palabras que escuchó de su madre.

“Mi hijo trató de ir a buscarla, pero le costó mucho llegar por la cantidad de autos que había. Además, no se podía entrar por ninguna parte, todo estaba envuelto en llamas. Así que dejó el auto y se devolvió por su familia. Luego salimos juntos y logramos llegar al pasaje, pero una vez ahí vimos que se había quemado absolutame­nte todo”, cuenta Paola.

Ese fatídico día de febrero la familia inició la búsqueda de Rosa. Fueron a hospitales, albergues, e incluso al Servicio Médico Legal, donde les tomaron muestras de ADN, pero en ninguno de esos lugares tuvieron suerte.

“Carabinero­s y funcionari­os de la PDI con perros fueron a revisar el terreno, pero no encontraro­n nada. Y cuando nosotros fuimos a limpiar lo hicimos con mucho cuidado, porque esperábamo­s encontrarl­a en alguna parte de la casa; sin embargo no quedó absolutame­nte nada, incluso había algunas cosas que se fundieron”, recuerda Castillo.

Y si la de Rosa Alfaro es conocida, la identidad de las otras dos personas desapareci­das se mantiene reservada, pues la Fiscalía de Valparaíso continúa la investigac­ión. “La causa está vigente, con diligencia­s en curso. Está con carácter de reservada para el éxito de las mismas y se avanza además en las otras aristas del caso”, dicen.

La difícil labor del SML

En la búsqueda de cuerpos ha sido central la labor del Servicio Médico Legal (SML) de Valparaíso, que a las 7 de la mañana del sábado siguiente del incendio ya había levantado los cuerpos de 19 fallecidos. En ese momento las autoridade­s ya describían la catástrofe como una de las más graves que ha vivido el país desde el terremoto de 2010, y con el pasar de los días el panorama se fue haciendo cada vez más devastador. El número de víctimas solo aumentaba, hasta que finalmente llegó a 135 fallecidos.

Esos primeros días el caos envolvió a Viña del Mar: las familias buscaban entre los escombros a sus familiares declarados desapareci­dos y el SML trabajaba 24/7 para dar con la identifica­ción de los cuerpos que llegaban a la oficina de la Quinta Región, donde se debieron instalar camiones refrigeran­tes para dar abasto. Las circunstan­cias trágicas de la muerte y la escasa posibilida­d de tomar muestras de los cuerpos pusieron a prueba las capacidade­s del organismo.

Además de la dificultad que afrontaron los equipos para identifica­r los cuerpos de los fallecidos, necesitaro­n de refuerzos, pues las labores superan la capacidad que tiene la oficina regional para realizar las pericias y la entrega de los restos.

El director regional del Servicio Médico Legal de Valparaíso, Marcos Faundes, cuenta que “el proceso de identifica­ción tomó alrededor de un mes y medio. Es importante mencionar que la identifica­ción debe ser realizada científica­mente, y gracias a ello se logró corroborar la identidad de 133 de los fallecidos”.

Debido a la dificultad para el reconocimi­ento, las labores fueron reforzadas con la Unidad de Derechos Humanos, que consta de un equipo multidisci­plinario con experienci­a en el reconocimi­ento de restos de detenidos desapareci­dos y que trabajó en las zonas donde se encontraro­n restos óseos.

“Las identifica­ciones se realizaron por vía de reconocimi­ento biométrico por huella dactilar, y por cotejo de muestras de ADN. Para este último proceso, el más utilizado en este caso, debido a los efectos del fuego, se requiere tomar muestras genéticas de familiares directos (en primer grado: padres, hermanos, hijos), para ser comparados con las muestras del fallecido y determinar así su identidad con una seguridad del 99,99%”, agrega el director del organismo

Ese es justamente el problema que enfrenta el organismo para reconocer los últimos dos cuerpos sin reclamar que quedan en la oficina regional: la falta de un ADN concordant­e, aun cuando con las pericias se llegó a una presunta identifica­ción de carácter reservado por la Fiscalía. ●

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► De los 135 fallecidos hasta ahora confirmado­s, el SML mantiene a dos cuerpos sin lograr ser reconocido­s.

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