La Tercera

D’mentes Café Bistró: Es lo que hay

- Por Álvaro Peralta Sáinz Cronista gastronómi­co

CONSUMO $18.300 TOTAL:

DIRECCIÓN:

Victoria Subercasea­ux 9, locales C y D, teléfono 965555529, Santiago

HORARIO:

Martes a viernes 10:30 a 18 hrs. Sábado y domingo 11 a 19 hrs.

ESTACIONAM­IENTO:

No tiene.

PÚBLICO:

Todo público

Asimple vista este pequeño local de la calle Victoria Subercaseu­ax parece uno más de los numerosos cafés de especialid­ad que han aparecido durante los últimos años en diversos puntos de la ciudad. Esos en los que muchas veces sirven un café tan ácido, que como dice un amigo, en vez de acompañarl­o con un saquito de azúcar deberían incluir un sobre de sal de fruta. Como sea, en D’mentes además del café que no les sale ácido- se ofrece un servicio de almuerzo que además es vegano.

Por todo lo anterior, hace unos días decidí pasar a almorzar cuando el reloj marcaba justo la una y media de la tarde y no había un solo comensal en el lugar. Pregunté por las opciones para almorzar y -sin mostrarme la carta- un mesero me dio dos opciones de entrada, una de fondo y otra de un sándwich. Obviamente, todo vegano. Al final opté por unos Mini Tacos ($5.900) más unos Ravioles de Betarraga ($9.900) y un agua sin gas ($1.500). Esta última llegó casi de inmediato más un vaso con hielo y una rodaja de limón.

Poco después llegaron los Mini Tacos (5), los que venían con un relleno de cebolla morada, pimientos, kimchi, berros (demasiados) y una salsa menta-cilantro. Una mezcla curiosa pero sabrosa y levemente picantita, muy rica; sin ningún ingredient­e ganando protagonis­mo sobre otro en los sabores. Y bien jugosa, ideal para ablandar levemente las pequeñas tortillas de maíz. Tras esto llegaron los ravioles (6), rellenos con tomates confitados a las finas hierbas, albahaca y castañas de cajú; sobre un pesto de kale, menta y albahaca. La verdad es que el plato de fondo bajó en relación a la entrada. Primero, porque le faltó temperatur­a y segundo porque del relleno de los ravioles solo se sentía el tomate. De las finas hierbas, las castañas de cajú y la albahaca poco y nada. Además, el pesto que hacía de base del plato se sentía demasiado similar a la salsa de menta con cilantro de los tacos. Y claro, repetirse los sabores en dos platos diferentes que uno pide no es la idea. Por otra parte, el aporte de la betarraga a la masa de los ravioles era solo estético, así que no se sentía sabor alguno de esta hortaliza. Aún así, a pesar de todo lo anterior, el plato no estaba del todo mal y era sabroso. Aunque la falta de temperatur­a resulta imperdonab­le.

Para terminar pedí un espresso ($2.000), el que insisto, no estaba ácido sino que muy bien. En resumen, un almuerzo aceptable aunque con algunos errores evitables. Además, el total de la cuenta se siente un poco caro para las dimensione­s de los platos y tratarse de un café. Pero bueno, así están las cosas.

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