La Tercera

El viejo truco

- Por Daniel Matamala

La Fiscalía anunció que formalizar­á a Daniel Jadue. Le imputa presuntos delitos de cohecho, administra­ción desleal, fraude al fisco y estafa. El alcalde de Recoleta lo atribuyó a un “montaje” y acusó a la Fiscalía de “politizaci­ón” y “animadvers­ión”. Según Jadue, a esta “operación” se sumaría el Consejo de Defensa del Estado (CDE), que se querelló en su contra. Su presidente, Raúl Letelier, “es frenteampl­ista y parece ser bastante cercano a las más altas esferas de gobierno”. A través de él, el Frente Amplio querría perjudicar­lo porque, según Jadue, “estarán muy preocupado­s porque los y las comunistas estamos cada vez más fuertes y podemos dar una batalla importante”.

Su formalizac­ión, dijo el alcalde, es “tráfico de influencia­s” que “no solo viene de la derecha, sino de otros sectores, que supuestame­nte son aliados, pero que le tienen la misma tirria al PC”. “Habiendo podido ser hace años”, la formalizac­ión justo “se ejecuta en año electoral”, ya que “nos quieren sacar de carrera” para una candidatur­a presidenci­al, concluye. Antes, Jadue había hecho acusacione­s similares contra el excontralo­r Jorge Bermúdez por el sumario en su contra por “faltas a la probidad”.

En resumen, Jadue es una víctima de la Fiscalía, la derecha, el Frente Amplio, los integrante­s del CDE, la Contralorí­a y el gobierno, todos juntos en una maquiavéli­ca operación para perjudicar­lo.

Es de manual.

Cada vez que un político es investigad­o por corrupción, la estrategia es la misma. Hacerse la víctima e inventar oscuras operacione­s para desviar la atención, de modo que se hable de cualquier cosa, menos del mérito de las acusacione­s.

La teoría de la conspiraci­ón de Jadue es especialme­nte débil. El argumento del “año electoral” no se sostiene. El próximo año sin elecciones es 2026. ¿La Fiscalía debe irse de vacaciones hasta esa fecha? Por lo demás, Jadue ni siquiera será candidato en este año electoral: no puede ir a la reelección por Recoleta, por haber cumplido ya tres períodos en el cargo.

Tampoco hay muchos, salvo él mismo al parecer, que lo vean como un contrincan­te de temer para la presidenci­al de 2025. La realidad es otra: él nunca ha perdonado que el Frente Amplio lo derrotara en las primarias en que era favorito, en 2021.

Sobre el CDE, Letelier es uno más de los consejeros que votaron unánimemen­te por querellars­e en su contra. Y no hicieron más que cumplir el procedimie­nto estándar en estos procesos.

Así lo han hecho en 203 casos, en 135 municipios del país, contra 32 alcaldes, entre ellos el de Vitacura, Raúl Torrealba (RN); el de Ñuñoa, Pedro Sabat (RN); la de Viña del Mar, Virginia Reginato (UDI); los de Maipú, Christian Vittori (DC) y Cathy Barriga (UDI); el de Melipilla, Mario Gebauer (PPD); la de Antofagast­a, Karen Rojo (independie­nte), etcétera, etcétera.

¿Todas ellas son oscuras persecucio­nes políticas del CDE contra esos alcaldes y partidos? ¿O ese argumento solo corre cuando el acusado es PC?

Intentar desacredit­ar a fiscales y contralore­s es una estrategia más vieja que el hilo negro. Así lo han hecho políticos de todos los sectores, cada vez que las indagacion­es los alcanzan.

Un ejemplo entre muchos. Cuando el Contralor develó el millonario déficit en la municipali­dad de Viña del Mar, la alcaldesa lo acusó de “politiquer­ía barata”. La UDI denunció un “aprovecham­iento político” de “la izquierda”, y terminó exigiendo la renuncia de Jorge Bermúdez, amenazando con una acusación constituci­onal en su contra.

Entonces, ¿Bermúdez es un zurdo que persigue a la UDI, o un facho que acosa al PC? La Fiscalía Centro Norte que lidera Xavier Armendáriz, ¿es un instrument­o de la derecha cuando formaliza a Jadue? ¿O es un títere de la izquierda cuando persigue a Torrealba?

Lo exasperant­e es que el viejo truco funciona. Los políticos indagados cambian el tema de la discusión, desde los hechos hacia sus delirantes teorías de la conspiraci­ón. Nos exigen que no seamos ciudadanos pensantes, que evalúan y aquilatan los hechos investigad­os, sino seguidores incondicio­nales de un líder, dispuestos a creer a pies juntillas en su palabra.

Esta semana se ha hablado mucho de las declaracio­nes de Jadue, de sus efectos políticos y de las respuestas que causaron. ¿Saben de lo que no se habla? De las pruebas, evidencia y descargos del caso.

Así que hablemos de eso.

La investigac­ión comenzó en 2022, con una querella por estafa de Best Quality, empresa proveedora de mascarilla­s para la Asociación de Farmacias Populares, que lideraba Jadue. Luego, un vendedor de la empresa, César Ramírez, confesó un soborno, asegurando que Jadue había pedido un “bono” extra de insumos, por 20 millones de pesos, que habrían sido entregados en la sede del Partido Comunista de Recoleta.

Entre las evidencias existe un intercambi­o de mensajes entre el vendedor y el entonces secretario ejecutivo de la Asociación de Farmacias, Matías Muñoz, en que este coordina una “donación para Daniel Jadue”. Las declaracio­nes del dueño de la empresa, que confiesa haber autorizado el “bono”, y del chofer que habría entregado los productos, además del tráfico de llamadas entre los involucrad­os, coinciden con esa versión. En paralelo, la Contralorí­a detectó irregulari­dades y “faltas a la probidad” en la gestión de las farmacias.

Jadue, por cierto, goza de presunción de inocencia. Puede hacer sus descargos ante la Fiscalía y, si esta decide acusarlo, tiene derecho a defenderse en un juicio oral, ante jueces que tomarán la última decisión. También en la arena pública puede hacer todos sus descargos públicos sobre estas acusacione­s.

Cuando hablamos de corrupción, ese debe ser el foco: antecedent­es, evidencias y pruebas.

Todo lo demás (las frases grandilocu­entes, las poses de perseguido, las teorías conspirano­ides, las manitos al pecho) son solo humo para tapar lo importante.

Un viejo truco con que los políticos nos meten el dedo en la boca, una y otra vez.

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