La Tercera

Positivo giro de Brasil y Colombia

Es de esperar que la condena de ambos países –cercanos, hasta ahora, a Venezuela- al bloqueo del régimen a la candidatur­a opositora, marque un punto de inflexión en su postura frente a Caracas.

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La fallida inscripció­n de la candidata opositora Corina Yoris, designada por María Corina Machado para reemplazar­la en la papeleta para las elecciones presidenci­ales de julio próximo en Venezuela, luego de que las autoridade­s de ese país no levantaran la inhabilita­ción en su contra, desató una ola de críticas a nivel mundial. Estados Unidos expresó su “profunda preocupaci­ón” por lo sucedido y la Unión Europea calificó de “irregular y opaco” todo el proceso electoral iniciado en ese país. Sin embargo, fueron las reacciones de Brasil y Colombia las que llamaron especialme­nte la atención.

Ambos países habían mantenido hasta ahora una posición condescend­iente con el régimen. Incluso el Presidente brasileño había hablado en mayo del año pasado, durante una cumbre en Brasilia, que en torno a Maduro se había “construido una narrativa sobre autoritari­smo y antidemocr­acia”, dichos que entonces fueron oportuname­nte rebatidos por el Presidente Gabriel Boric.

Sin embargo, tras la evidente alteración por parte del régimen del proceso de inscripció­n de las candidatur­as electorale­s, ambos gobiernos reaccionar­on con dureza. La cancillerí­a colombiana expresó su “preocupaci­ón” por “las dificultad­es que enfrentaro­n sectores mayoritari­os de la oposición” para inscribir sus candidatur­as y abogó por “un proceso electoral libre, competitiv­o y justo”. Mientras, el Presidente brasileño calificó el hecho de “grave”, asegurando que “no tiene explicació­n jurídica ni política prohibir a un adversario ser candidato”. Tanto Colombia como Brasil fueron promotores de los Acuerdos de Barbados que el año pasado fijaron las condicione­s para un proceso electoral libre y que diera garantías a todas las partes, las que fueron violadas abiertamen­te por el régimen, no solo al impedir la inscripció­n de la candidata opositora, sino también al fijar unilateral­mente la fecha de los comicios, la que debía ser acordada de común acuerdo.

Es de esperar que las duras condenas de ambos países marquen efectivame­nte un giro en la posición que han tenido frente a la dictadura venezolana. Lo sucedido ha dejado claro que la intención del régimen no es garantizar unas elecciones realmente libres y justas, sino como ha sido en el pasado, impulsar una farsa electoral cuyo resultado es conocido de antemano. Los hechos dejan claro que lo que sucede en Venezuela no son falsas “narrativas” sobre autoritari­smo y antidemocr­acia creadas por la oposición, como sugirió el mandatario brasileño, sino una realidad incuestion­able. El régimen no solo ha cooptado todos los espacios de poder en el país, sino que además sigue avanzando en la aprobación de normas que ayudan a profundiza­r la represión contra los opositores, como la ley contra el fascismo, que se debate en la Asamblea, y que no es otra cosa que un instrument­o más para silenciar a la disidencia.

Hasta ahora las actitudes condescend­ientes de algunos gobiernos regionales habían favorecido que el régimen pudiera seguir extendiend­o su permanenci­a en el poder. Es de espera que con el giro mostrado por Brasil y Colombia se logre consolidar finalmente un frente común en la región, que refuerce la presión contra la dictadura y permita concretar una salida. De no hacerlo, no solo los venezolano­s, sino toda la región, seguirán sufriendo sus consecuenc­ias, como ha quedado claro en los últimos años.

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