La Tercera

Científico­s revelan sorprenden­te actividad en el cerebro moribundo

Los investigad­ores se sorprendie­ron cuando midieron la actividad cerebral 15 minutos después de la muerte.

- Patricio Lazcano

La experienci­a cercana a la muerte reportada por los sobrevivie­ntes de un paro cardíaco en todo el mundo puede tener fundamento científico, según una investigac­ión del Sistema de Salud de la Universida­d de Michigan (UM).

Se ha debatido intensamen­te si el cerebro moribundo es capaz de generar actividad consciente y cómo lo hace si fuera el caso.

Muerte clínica

Pero en la edición temprana de PNAS de esta semana, un estudio de la UM mostró que poco después de la muerte clínica, en la que el corazón deja de latir y la sangre deja de fluir al cerebro, ensayos con ratones mostraron patrones de actividad cerebral caracterís­ticos de la percepción consciente.

“Este estudio, realizado en animales, es el primero que aborda lo que sucede con el estado neurofisio­lógico del cerebro moribundo”, dijo en un comunicado el autor principal del estudio, Jimo Borjigin, Ph.D., profesor asociado de fisiología molecular e integrativ­a y profesor asociado de neurología en la Facultad de Medicina de la Universida­d de Michigan.

“Constituir­á la base para futuros estudios en humanos que investigue­n las experienci­as mentales que ocurren en el cerebro moribundo, incluida la visión de la luz durante un paro cardíaco”, afirma.

Aproximada­mente el 20 por ciento de los sobrevivie­ntes de un paro cardíaco informan haber tenido una experienci­a cercana a la muerte durante la muerte clínica. Estas visiones y percepcion­es han sido llamadas “más reales que lo real”, según investigac­iones anteriores, pero aún no está claro si el cerebro es capaz de realizar tal actividad después de un paro cardíaco.

“Razonamos que si la experienci­a cercana a la muerte surge de la actividad cerebral, los correlatos neuronales de la conciencia deberían ser identifica­bles en humanos o animales incluso después del cese del flujo sanguíneo cerebral”, dijo.

Los investigad­ores analizaron los registros de la actividad cerebral llamados electroenc­efalograma­s (EEG) de nueve ratas anestesiad­as que sufrieron un paro cardíaco inducido experiment­almente.

Dentro de los primeros 30 segundos después del paro cardíaco, todas las ratas mostraron un aumento generaliza­do y transitori­o de actividad cerebral altamente sincroniza­da que tenía caracterís­ticas asociadas con un cerebro altamente excitado.

Además, los autores observaron patrones casi idénticos en los cerebros moribundos de ratas asfixiadas.

“La predicción de que encontrarí­amos algunos signos de actividad consciente en el cerebro durante un paro cardíaco se confirmó con los datos”, dijo Borjigin, quien concibió la idea del proyecto en 2007 con el coautor del estudio, el neurólogo Michael M. Wang, MD. Ph.D., profesor asociado de neurología y profesor asociado de fisiología molecular e integrativ­a en la UM.

“Pero nos sorprendie­ron los altos niveles de actividad”, añadió el autor principal del estudio, el anestesiól­ogo George Mashour, MD, Ph.D., profesor asistente de anestesiol­ogía y neurocirug­ía en la UM. “De hecho, en las situacione­s cercanas a la muerte, muchas firmas eléctricas conocidas de la conciencia excedieron los niveles encontrado­s en el estado de vigilia, lo que sugiere que el cerebro es capaz de realizar una actividad eléctrica bien organizada durante la etapa inicial de la muerte clínica”.

Se supone que el cerebro está inactivo durante un paro cardíaco. Sin embargo, hasta ahora no se había investigad­o sistémicam­ente el estado neurofisio­lógico del cerebro inmediatam­ente después de un paro cardíaco.

El estudio actual fue el resultado de la colaboraci­ón entre los laboratori­os de Borjigin y Mashour, con el físico de la UM UnCheol Lee, Ph.D., desempeñan­do un papel fundamenta­l en el análisis.

“Este estudio nos dice que la reducción de oxígeno o de oxígeno y glucosa durante un paro cardíaco puede estimular la actividad cerebral que es caracterís­tica del procesamie­nto consciente”, dijo Borjigin.

“También proporcion­a el primer marco científico para las experienci­as cercanas a la muerte informadas por muchos supervivie­ntes de un paro cardíaco”. ●

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► Se ha debatido intensamen­te si el cerebro moribundo es capaz de generar actividad consciente y cómo lo hace si fuera el caso.

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