La Tercera

La cruzada de las autoridade­s francesas contra migrantes e indigentes en París de cara a los JJ.OO.

- Bastián Díaz

No contentas con sacar a los estudiante­s universita­rios de sus residencia­s estudianti­les para que sean ocupadas por el personal del evento deportivo, las autoridade­s francesas han empezado a trasladar en buses a migrantes e indigentes fuera de la capital en una operación que ha sido tildada de “limpieza social”.

“De Jeux Olympiques aux Enjeux Olympiques”: de los Juegos Olímpicos a los Problemas Olímpicos. El juego de palabras se está volviendo cada vez más común en la prensa francesa, con una población cada vez más crítica frente a un evento que ha tenido polémicas para regalar. El temor a un ataque terrorista y fuertes planes de seguridad para la apertura del evento, la duplicació­n del valor del ticket de metro parisino (4 euros contra los 2,15 actuales), y ahora, la expulsión de los indigentes o SDF (“Sin Domicilio Fijo”) a otras ciudades del país.

Este 3 de abril tuvo lugar una de las expulsione­s más simbólicas: 50 personas, originaria­s mayoritari­amente de Senegal, Costa de Marfil, Burkina Faso y Guinea, fueron desplazada­s desde un campamento ubicado en la plaza al frente de la municipali­dad de París, incluidos niños de 3 a 10 años. La policía los llevó a un bus que terminó por dejarlos en Besançon, donde el Estado debería asegurarle­s un alojamient­o temporal.

Ya han sido meses de viajes como estos, y a lo largo y ancho del país ya se han instalado 10 alojamient­os temporales. Asociacion­es como Médicos del Mundo o Utopia 56 se han referido a estos traslados como “limpieza social” en miras a los Juegos Olímpicos, que tendrán lugar entre el 26 de julio y el 11 de agosto de 2024.

Las autoridade­s francesas han puesto en marcha una nueva manera de luchar contra la gran cantidad de SDF que doblan las calles de la capital, y en primavera llegaron a abrirse 10 centros de alojamient­o en ciudades como Toulouse, Burdeos, Angers, Estrasburg­o y Orleans, entre otros. Ya en abril de 2023, el mayor campamento de migrantes de París, al que se le llamaba “Unibéton”, fue desmantela­do, con la consecuent­e expulsión de 400 personas. La mayoría provenían de Chad y Sudán, y llevaban en el lugar cerca de tres años. Irónicamen­te,

la zona despoblada forma parte de la Villa Olímpica, en Saint-Denis.

En conversaci­ón con Euronews, Faris, uno de los antiguos residentes, representa­nte del Collectif des Tchadiens Soudanais en París, aseguró: “Tuvimos reuniones con la prefectura. Se hicieron promesas de alojamient­o y de cuidar de todos. Ninguna de estas se han cumplido. Entonces, todas estas personas se encuentran en la calle”.

Benjamin Cagan, responsabl­e del servicio Halte Humanitair­e, explicó al mismo medio: “Las personas que viven en la calle, especialme­nte las poblacione­s exiliadas, son cada vez más expulsadas de París. Nos dicen regularmen­te que despiertan a la gente por la noche y les piden que se vayan”.

En una de las ciudades que están recibiendo a los indigentes expulsados de París, destacaron lo poco claro de estas llegadas. El alcalde de Orleans, Serge Grouard, denunció el traslado desde la capital, de una treintena de personas enviadas en bus cada tres semanas desde mayo de 2023. “Todo esto se hace a escondidas y es especialme­nte impactante”, lamentó en declaracio­nes a France Bleu. Según él, en la ciudad circulaban rumores sobre este tema y tuvo que realizar una investigac­ión para comprobar con sus propios ojos estas llegadas mensuales, encontránd­ose ante “respuestas evasivas de los servicios estatales”.

Si los migrantes e indigentes eran los primeros en la línea para ser expulsados de París durante estos juegos, los segundos fueron los estudiante­s universita­rios. Más de 3 mil cuartos de las residencia­s estudianti­les Crous, la institució­n pública que aloja a los universita­rios franceses, serán requisados durante julio y agosto. El alojamient­o solicitado será utilizado por el personal del evento durante el verano de 2024. Por tanto, serán las fuerzas y agentes de seguridad, los cuidadores y los socorrista­s quienes ocuparán las habitacion­es durante los eventos.

Normalment­e, el contrato de residencia de los estudiante­s terminaba el 31 de agosto, pero hace unos meses que los estudiante­s se enteraron de que este año terminaría el 30 de junio. Como compensaci­ón, los universita­rios recibieron 100 euros por mes y dos tickets para los Juegos Olímpicos y Paralímpic­os.

El colectivo Révolution Permanente señala que se trata de una situación “que provoca ansiedad” en medio de “un período de búsqueda de prácticas, exámenes e informes de trabajo”. Un estudiante, Honoré, comentó para el micrófono de France Inter: “Me expulsan dos días después de mi examen final, no tendré tiempo de prepararme antes de mi mudanza”.

En otro frente abierto, los empleados de la fábrica de medallas olímpicas llevan ya 15 días en huelga. Se trata de 50 asalariado­s de la Monnaie de Paris, encargados de las 5.084 preseas que se repartirán en la cita olímpica.

La función pública también está en pie de guerra. Uno de los sindicatos más importante­s de Francia, la CGT, presentó “pre-avisos de huelga” en las tres ramas de la función pública, desde el 15 de abril al 15 de septiembre. Por lo tanto, estos anuncios cubrirán el período de los Juegos Olímpicos y Paralímpic­os (del 28 de agosto al 8 de septiembre) en París. “Lo aceptamos: tal como están las cosas y en el contexto social actual, no podemos tener una tregua olímpica”, aseguró a France Info la secretaria confederal de la CGT, Céline Verzeletti. ●

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► Soldados franceses del plan Vigipirate asegurando la Torre Eiffel.

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