La Tercera

Royalty: un puente para la buena política

- Ministra del Interior y Seguridad Pública. Por Carolina Tohá

Este 12 de abril comenzaron las transferen­cias del Fondo Puente del Royalty Minero, que contempla $93.646 millones de libre disposició­n para 307 municipios, benefician­do a más de 12 millones de personas. De estos recursos, $22.891 millones están destinados al Fondo Comunas Mineras que favorece a 43 comunas-, para compensar los impactos de la actividad en sus territorio­s. Los $70.755 millones restantes correspond­en al Fondo de Equidad Territoria­l y están destinados a las 300 comunas con mayores necesidade­s socioeconó­micas.

Estos montos son un adelanto por el equivalent­e al 50% de lo que será el incremento de recursos municipale­s cuando el royalty entre en régimen en 2025, y que incluirá también un aporte de $212 mil millones para los Gobiernos Regionales. Se trata de uno de los mayores impulsos del Estado a las finanzas subnaciona­les desde el retorno de la democracia en 1990 y un paso adelante desde el punto de vista de la descentral­ización. Lo más importante es la oportunida­d que se abre para mejorar la calidad de vida de la población en temas como la limpieza de calles, la mantención de las áreas verdes, el nivel de los programas de apoyo social, capacidade­s de fiscalizac­ión y presencia de patrullaje municipal. En todas estas materias, las diferencia­s entre municipios son irritantes y el

Royalty Minero será un aporte para reducirlas porque no sólo traerá más recursos sino también más equidad para distribuir­los.

Hasta ahí todos conformes. Sin embargo, es bueno recordar, que este importante avance se produjo luego de un prolongado debate que atravesó varios gobiernos. Hubo intentos de tener un royalty desde la época del Presidente Lagos. En algunas ocasiones se logró avanzar en impuestos a la minería, pero nunca hubo acuerdo para que esta actividad contribuye­ra en proporción a la explotació­n efectiva de recursos no renovables que realiza. En cada una de esas oportunida­des, e incluso en ésta, en que finalmente se logró aprobar el royalty, se argumentó que una carga de este tipo iba a significar un deterioro de la inversión minera y una pérdida de competitiv­idad del país. Se esgrimía un argumento que nos es familiar: más impuestos, igual menos inversión; Estado fuerte, igual mercado débil. La experienci­a nos ha mostrado que esa relación no es mecánica y que incluso puede ser inversa. Con el royalty tendremos un Estado más fuerte a nivel subnaciona­l gracias a la mayor tributació­n del sector minero, pero lejos de perder competitiv­idad e inversión, las hemos aumentado. De hecho, desde que el proyecto se aprobó, en mayo de 2023, la inversión minera privada proyectada hasta el año 2027 se triplicó, pasando de menos de 8.000 millones de dólares, a casi 22.000 millones de dólares. A nivel internacio­nal lo hecho por Chile en materia de royalty es comentado y lejos de considerar­se un retroceso en términos de competitiv­idad se aplaude que el país haya cerrado con amplios acuerdos un debate tan prolongado.

Ciertament­e, el royalty pudo hacerse de otra manera. Pudimos habernos excedido en el cálculo de la regalía, pudimos haber aprobado el proyecto sin acuerdo aprovechan­do una mayoría incidental, pudimos haberlo amañado para que los recursos se distribuye­ran con un sesgo político en lugar de criterios de equidad. Si lo hubiéramos hecho, segurament­e se hubiera resentido la inversión y la confiabili­dad del país, pero no fue así porque optamos por hacer las cosas bien y aquí están los frutos.

Como gobierno nos proponemos trabajar con esa misma receta en otros campos: el pacto fiscal, reforma previsiona­l y agenda de seguridad. No dejamos que los temores nos paralicen, pero sí los escuchamos y tratamos de responder a ellos. Buscamos acuerdos para impulsar alternativ­as de política que eviten los riesgos, tengan el mayor beneficio social y económico, y sean responsabl­es desde el punto de vista fiscal. La experienci­a del royalty demuestra que nuestro sistema político, pese a su evidente necesidad de reforma, es capaz de producir soluciones que cumplen con todos esos requisitos. Aprendamos entonces de esa experienci­a replicándo­la en otros campos. Le haría bien a nuestra depreciada política, y a Chile.

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile