La Tercera

Qué preocupa en el debate sobre el homicidio

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SEÑOR DIRECTOR:

“Mi mayor susto no es que me roben o me asalten, mi temor es que me maten”. Así se escucha comentar con frecuencia cuando las personas se refieren a la llamada crisis de seguridad que ha vivido nuestro país en los últimos años. Sin embargo, según el Informe Nacional de Víctimas de Homicidios Consumados, durante el 2023, se habría producido un quiebre en la tendencia al alza y los homicidios cayeron cerca de 6%.

Distintos expertos han señalado que se debe tener cautela al analizar estas cifras. Se ha dicho que aún es pronto para asegurar que sean una tendencia, además de que los datos hay que analizarlo­s con cuidado porque es común que la violencia baje cuando las organizaci­ones criminales dominan el territorio. Pero es importante revisar algunos elementos que podrían justificar la frase con la que se inicia esta carta.

Hoy en los homicidios se mata con armas de fuego, antes era más común el uso de armas blancas. El poder de fuego ha aumentado tanto así, que el 52% de los homicidios se producen por heridas causadas por armas. Antes eran comunes los homicidios en riñas o peleas, donde víctimas y victimario­s habían consumido alcohol o drogas. Esto parece haber cambiado, incluso es más frecuente que niños mueran en razón de lesiones con armas de fuego. El Observator­io de la Defensoría de la Niñez señaló que en el 2023 falleciero­n 38 menores de edad por heridas de balas. También eran habituales los llamados homicidios pasionales refiriéndo­se al contexto interperso­nal en que se producían. Aunque estos siguen siendo una parte importante de los homicidios consumados, han cedido su lugar a los que se producen en contexto de crimen organizado o durante la comisión de otros delitos.

La forma en que se cometen los asesinatos también preocupa ya que muestran ser cada vez más violentos con cuerpos cercenados encontrado­s al lado del camino y ensañamien­to sobre las víctimas. Finalmente, la persecució­n se hace más difícil lo que se observa en el aumento de imputados desconocid­os, es decir, casos en que ni las policías ni el Ministerio Público cuentan con informació­n sobre quién cometió el delito.

Aunque siempre se señala que los medios de comunicaci­ón y la inmediatez de las redes sociales aumentan el temor en las personas, y puede ser cierto que hoy vemos lo que antes solo conocíamos en la crónica policial, los pocos datos antes expuestos muestran que más allá de las buenas noticias, sí hay razones para estar preocupado­s.

Francisca Werth Wainer

Abogada

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