La Tribuna (Los Angeles Chile)
LA DISCRIMINACIÓN A NUESTRO VIEJOS
Señor director: Es evidente que el desprecio en sentido peyorativo que hoy existe en nuestra sociedad chilena sobre la vejez casi siempre está basado en la ignorancia, pero también se origina en un tema cultural que tanto nos cuesta reconocer y en una actitud poco racional si lo miramos desde nuestra raza humana.
Hablamos de que existe entre nosotros una diversidad de discriminaciones, pero la palabra “viejo” o “vieja” también deberíamos incorporarla, pues se trata de menoscabo, de indiferencia, de falta de respeto, de burlas y de una exclusión que muchas veces evita que nuestros mayores tengan un envejecimiento digno.
Supuestamente nuestras autoridades -muchas mal llamadas honorables- deberían representar uno de los principales enlaces para adoptar un cambio de actitud especialmente en nuestro vocabulario, pero son ellos mismos quienes proliferan epítetos que en nada aportan a una renovación cultural que tanto nos hace falta. Ejemplo reciente, la grosera frase manifestada por uno de ellos en la Cámara de Diputados sin darse cuenta siquiera, que indirectamente también involucraba a parte de su familia.
Cuanto recuerdo hoy día una cita del gran Alberto Cortez… “la vejez es la más dura de las dictaduras, es la grave carencia de clausura de lo que fue la juventud alguna vez…”.
Recordemos que en muchas culturas antepasadas, como también en algunas culturas contemporáneas (en nuestra Isla de Pascua existe un Consejo de Ancianos que asesora al gobierno de la isla y ante las autoridades del país temas muy relevantes para su desarrollo. En los países orientales, cuya cultura es una de las más desarrolladas del mundo, los ancianos son figuras respetadas y admiradas), los ancianos eran depositarios del saber, donde muchos de ellos se constituían en verdaderos intermediarios del presente, por tanto representaban la sabiduría y un privilegio.