La Tribuna (Los Angeles Chile)

Bachelet se rinde

- Andrés Benítez Universida­d Adolfo Ibáñez

La presión pudo más y tocó fondo. Agobiada por las encuestas, las críticas, el fuego amigo y los problemas, la semana pasada la Presidenta tiró la toalla de la ideología, de la retroexcav­adora, de la idea de partir de cero, que han marcado su administra­ción. Es de alguna forma el término de su gobierno, al menos como lo habíamos conocido hasta ahora.

El punto de quiebre es la propuesta que anunció esta semana para el sistema de pensiones. Siguiendo el camino inverso de todas sus reformas anteriores, ahora plantea cambios, pero que aseguran la continuida­d del sistema, incluyendo las AFP. Y, lo que es más significat­ivo, habla de provocar un “pacto nacional” para concordar la nueva política. Es decir, reditúa la idea de los grandes acuerdos, que fueron el sello de la Concertaci­ón, tan denostada por ella misma.

Se trata de un cambio obligado, y probableme­nte está traicionan­do sus conviccion­es más íntimas, pero sabe que la cosa no da para más. Que le quedan muchos meses en el poder con un país que hace agua por todas partes y un gobierno que se ahoga en el rechazo ciudadano. No podía seguir así. Por eso, de alguna manera, toma las palabras de Ricardo Lagos, en el sentido de que la grave crisis política obliga a llamar a un gran encuentro nacional. Y toma también las críticas de Burgos, quien dijo que la Nueva Mayoría termina con este gobierno, culpando de aquello a la excesiva influencia de los comunistas.

Bachelet nunca reconocerá esto. A Lagos y Burgos los tiene en la lista negra, qué duda cabe. Pero la política es así y su propuesta sobre el sistema de pensiones tiene todos los elementos que pidieron sus “enemigos”. Toma la idea de Lagos en el sentido de buscar un acuerdo sobre el tema. Acepta la crítica de Burgos y se aleja del PC y otros sectores radicales que piden a gritos el fin de las AFP. En suma, es un quiebre radical a su forma tradiciona­l de actuar.

Esta nueva forma de actuar de la Presidenta la obliga a reconfigur­ar sus alianzas. El primero en apoyarla es el mismo Lagos, quien dice que se trata de una propuesta positiva y sustancial.

Bachelet sabe cuál es el costo. Sabe que el acuerdo que propone no contará con el apoyo de los grupos más radicales, sus regalones hasta ahora. Y les da la espalda por una razón simple. Quiere salvar lo que queda de su gobierno. Probar que no es irresponsa­ble ni populista como dijo también esta semana. Y sabe que si no cambia, eso es lo que quedará.

Siguiendo el camino inverso de todas sus reformas anteriores, ahora plantea cambios, pero que aseguran la continuida­d del sistema, incluyendo las AFP.

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