La Tribuna (Los Angeles Chile)
Salud mental y su impacto en la sexualidad
La globalización ha generado cambios epidemiológicos, demográficos, políticos, sociales, culturales, tecnológicos y medio ambientales que, sin duda, han impactado en las condiciones de la vida moderna, generando cambios constantes en muchos aspectos y con ello un desequilibrio en la salud mental de la población relacionada con las múltiples exigencias sociales y económicas. La prevalencia de las enfermedades de salud mental aumenta progresivamente y éstas son responsables, en gran parte, de alteraciones en el desarrollo de una sexualidad saludable acarreando un deterioro de la calidad de vida.
Actualmente los apegos y/o desapegos generan tempranamente impacto en la conducta de las personas a lo largo de su vida, que se manifestará en la forma de relacionarse y establecer vínculos afectivos influyendo necesariamente en su salud sexual y reproductiva.
Durante la infancia es fundamental para el desarrollo de una sexualidad sana y segura el rol de los padres y figuras significativas, que debe considerar un acompañamiento continuo con reforzamiento positivo, entregando principios y valores. Esto generará, en los niños y adolescentes, seguridad, independencia y confianza fortaleciendo su autoestima. Estas herramientas les permitirán enfrentar de forma correcta los riesgos a la que están expuestos como maltrato, abuso sexual, violaciones y violencia en todas sus formas a menores y adolescentes.
En la adultez, la salud mental puede afectar el grado de disfrute de la intimidad manifestándose a través de disfunciones sexuales y depresiones post parto. Para evitar estas situaciones es necesario cautelar la comunicación en pareja, las horas de sueño, el uso de la tecnología en el dormitorio dado que todo esto influye en el desarrollo de la afectividad e intimidad. Durante la etapa de lactancia es posible y deseable hacer partícipe a la pareja para evitar la sensación de rechazo o desplazamiento por la llegada de un nuevo integrante a la familia.
En la adultez mayor, la disminución de estrógenos genera alteraciones del ánimo y a eso se suma una disminución de la actividad sexual que se da por diversos factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales. Es importante reconocer que la sexualidad se desarrolla a lo largo de toda la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, entonces, es necesario que las personas en esta etapa del ciclo vital puedan disfrutar de una sexualidad sana y segura. Existen algunas estrategias que permiten un mayor disfrute como el uso de lubricantes y adoptar nuevas formas del ejercicio de la sexualidad utilizando todos los sentidos en un marco de respeto mutuo.
Finalmente el desarrollo de una sexualidad plena en el curso de los años permite a las personas elevar la calidad de vida actuando como un factor protector de la salud.
En la adultez, la salud mental puede afectar el grado de disfrute de la intimidad manifestándose a través de disfunciones sexuales y depresiones post parto. Para evitar estas situaciones es necesario cautelar la comunicación en pareja.