La Tribuna (Los Angeles Chile)
ALCALDES Y CONCEJALES: ENTRE EL POPULISMO Y LA LEGITIMIDAD
Señor director: Comenzó la carrera municipal para elegir alcaldes y concejales, y a tranco firme. Todo viene digitado desde la cúpula de partidos tradicionales que cuentan a nivel nacional con un esmirriado 6% de aprobación y que no representan el sentir mayoritario de los ciudadanos, donde no hay la mínima participación de sus bases que en definitiva tienen el derecho a designar a sus candidatos a concejales previo a evaluación, es decir, no hay centralismo democrático al interior de los partidos porque no funcionan.
¿Cuántos de ellos tienen o tendrán real impacto sobre los lajinos? La verdad es que más allá de tener más opciones por la gran cantidad para elegir y que estos sean un poco más válidos que en idénticos procesos anteriores, no quiere decir que sean los mejores.
Vemos con preocupación que nuevamente todos los honorables concejales se repiten el plato, quedando la impresión de que es un buen negocio ser concejal por cuatro años más; poco importa si alguno viene de otra ciudad, lo importante es lograr el botín que pagamos todos los lajinos.
Tanto alcaldes como concejales apelan a la reelección, como aquellos que buscan ocupar por primera vez dichos espacios de representación. Deben asumir que primero tienen que hacer públicas las propuestas y programas a los lajinos para saber cuáles son sus verdaderas intenciones de llegar a ocupar cargos en el municipio.
Por el momento no se conoce programa de los candidatos a alcalde, como por ejemplo: frente a la contaminación de la papelera y que esta pague sus impuestos en la comuna y no en Santiago ni en el Barrio Alto, como una forma de mitigar el daño causado por muchos años.
Insto a mis compatriotas a que formemos una coalición que organice un nuevo frente político para la defensa de los verdaderos intereses del pueblo, lejos de la política tradicional oscura y de ver tantas irregularidades, promesas incumplidas, negociaciones confusas, fraude, corrupciones, la venta de una imagen de país que no corresponde a la realidad presente.
En definitiva es un descaro absoluto no cuidar la confianza que millones de compatriotas han puesto en ellos.