La Tribuna (Los Angeles Chile)
“Soy como tú aunque aún no lo sepas”
El 10 de octubre de cada año se celebra el Día de la Salud Mental. La Organización Mundial de la Salud busca llamar la atención y sensibilizar a la población sobre los problemas de salud mental y movilizar esfuerzos y recursos para el tratamiento de las enfermedades mentales.
La confederación española de salud mental ha escogido para este año el lema “soy como tú, aunque aún no lo sepas”. Estas iniciativas se realizan en el contexto de que muchas personas con enfermedades mentales viven un desafío doble, por un lado deben luchar con los síntomas y discapacidad producto de la enfermedad, y por otro, enfrentar el estigma que rodea a estos trastornos.
El estigma de la población general hacia las personas con enfermedades mentales tiene tres componentes principales: los estereotipos, entendidos como las creencias negativas que existen hacia un grupo de personas; los prejuicios, que es el estar de acuerdo con estas creencias, acompañadas de reacciones emocionales negativas como la rabia o el temor, y la discriminación, que es la conducta en respuesta a estos prejuicios y es similar a otras formas de discriminación como el machismo, el clasismo, el racismo o la homofobia.
Los estereotipos agrupan a las personas en categorías, de las cuales se mantiene una distancia y generan exclusión social. Las visiones estigmatizadoras son resultado de ideas erróneas sobre los trastornos mentales y no están limitadas a personas desinformadas del público general, sino que también están presentes en profesionales del área de la salud, incluso en quienes trabajamos en salud mental.
Esto genera muchas consecuencias negativas que afectan los derechos y la dignidad de las personas con trastornos mentales, a quienes a menudo se les restringe o niega el acceso a las atenciones de salud general, y en consecuencia tienen mayores tasas de mortalidad.
En promedio, una persona con diagnóstico de un trastorno mental severo muere entre 10 a 25 años antes que la población en general. Además, sufren discriminación en el mundo laboral, donde tienen menores oportunidades de obtener y mantener un empleo. A menudo se ven privadas del derecho de tomar decisiones por sí mismas, por ejemplo, sobre la atención y tratamiento de salud mental que reciben, el lugar donde quieren vivir, o el manejo de sus asuntos personales o financieros.
Una persona con diagnóstico de una enfermedad mental que vive en una sociedad donde se aprueban estas ideas estigmatizadoras, es muy probable que internalice estas ideas generando como consecuencia la creencia de ser una persona menos valiosa por el hecho de tener un trastorno psiquiátrico, baja autoestima, vergüenza, exclusión social, la tendencia a ocultar y mantener en secreto su enfermedad y muchas veces no pedir apoyo en su comunidad o no buscar tratamiento, a diferencia de las enfermedades físicas, donde rápidamente se movilizan los recursos sociales de apoyo, viviendo su proceso de sufrimiento en aislamiento y soledad.
Dentro de los factores responsables del mantenimien- to de estos estigmas están los medios de comunicación escritos y audiovisuales, que en general muestran al público historias sesgadas basadas en estereotipos, donde se muestra a las personas con trastornos mentales, erróneamente, como individuos violentos o asesinos a los que se les debe temer. A modo de ejemplo, sólo hace algunas semanas se podía leer como portada del periódico local el título “Funcionarias fueron agredidas violentamente por paciente psiquiátrico en hospital angelino”.
Por otro lado, se les ha presentado como víctimas, figuras tristes por las que se debe tener lástima, y en otros casos como protagonistas de comedia donde son objeto de burlas.
No es fácil el camino para cambiar los estigmas públicos, sin embargo, se describen al menos tres grupos de estrategias para combatirlos. Las manifestaciones, campañas en contra de las visiones negativas sobre las enfermedades mentales en los medios y en la población. El día miércoles 12 de octubre se realizará una marcha por la salud mental en nuestra ciudad de Los Ángeles. Otra estrategia, y probablemente la más importante, es la educación, ya que se ha visto que las personas que tienen una mejor comprensión de las enfermedades mentales es menos probable que apoyen estigmas y discriminación.
Finalmente, es importante el contacto y la convivencia entre personas con y sin enfermedades mentales, sea como compañeros de trabajo, de clases, vecinos o amigos. En este sentido me parece importante el rol de la ley 20.422, que establece normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de personas con discapacidad; después de todo somos iguales, aunque aún no lo sepamos.
Las visiones estigmatizadoras son resultado de ideas erróneas sobre los trastornos mentales.