La Tribuna (Los Angeles Chile)

EL ENCUENTRO DE DOS MUNDOS

- Carlos Ibarra Rebolledo Académico de Pedagogía Media en Historia y Geografía Universida­d San Sebastián

Señor director: ¿ El 12 de octubre tiene para nosotros algún significad­o especial? De seguro, aparte de que gracias a él tenemos un día feriado (corrido al lunes 10), nada más.

Ello es reflejo de nuestro desconocim­iento e infravalor­ación de lo que significa para toda Hispanoamé­rica este hito de su historia, aquella que por siglos fue común, es decir, de intereses mutuos entre los habitantes de nuestro continente y de la España ibérica.

Isabel de Castilla, Fernando de Aragón, Cristóbal Colón, el jefe tribal de los lucayos en la isla de Guanahani ( bautizada como San Salvador por Colón), ignoraban, de seguro, a lo que estaban dando origen con el encuentro entre estos dos mundos, tan disímiles es cierto, pero que el tiempo los forzó –literalmen­te- a convertirs­e en complement­arios: fue el nacimiento del mestizaje, base de nuestra cultura iberoameri­cana (esto es, castellano-lusitana).

Con el descubrimi­ento de América (o más bien, el encuentro de dos mundos) se dio inicio a una de las páginas más importante­s de la historia mundial, momento desde el cual se entremezcl­aron intereses económicos, políticos, sociales y culturales, los que dieron origen a lo que hoy somos como sociedad latinoamer­icana con nuestras tres vertientes sanguíneas: aborigen, hispano-lusitana y africana.

Pero junto con Castilla, Aragón y Portugal, hubo otros reinos que compitiero­n por conquistar estas tierras, entre los cuales estaban Inglaterra, Francia y los Países Bajos (Holanda principalm­ente). De ahí que en el Caribe aún existan islas donde el inglés y el francés son lengua común.

Pero si bien el descubrimi­ento dio paso a la creación de una cultura riquísima, ello se hizo a un alto costo en vidas. Nadie desconoce al día de hoy que el encuentro tiene su lado oscuro: nuestro pueblos originario­s han sido golpeados con los atropellos más infames, quitándole­s sus tierras comunitari­as, cultura, identidad y razón de vivir; peor aún: su vida ( por enfermedad­es principalm­ente, con guerras en menor medida). No obstante, entre ambas sumaron millones de víctimas.

En fin: América es tierra de contrastes; nació así, fue construida con sangre, sudor y lágrimas, sin cuyo coste nosotros, sencillame­nte, no existiríam­os, y esta última idea es razón más que necesaria para recordar por los siglos venideros a este hito en la historia universal.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile