La Tribuna (Los Angeles Chile)
La errada visión complacista y económica de las autoridades comunales
Porque nacimos en aquella ciudad donde aún perduran los añosos árboles de su plaza y en donde en ella jugamos. Porque hemos vivido en diversas ciudades que se identifican por sus hermosas plazas. Porque estamos viviendo en esta comuna que posee un fuerte colmado de historia y que ahora nos sirve de plaza y desde ahí podemos igual deleitarnos con el paisaje que lo rodea. Porque continuamente estamos visitando otros lugares, en donde estoicamente sus plazas siguen sobreviviendo ante el avance de la modernidad.
Por todo eso y porque ante todo, democráticamente, nos obligan a votar en cada elección, eligiendo preferentemente a las autoridades comunales, tenemos el derecho no sólo de opinar, sino que de exigirles a ellas una mejor calidad de vida, especialmente en los lugares públicos, entre ellos, nuestras emblemáticas plazas.
Pero, lamentablemente, estamos siendo testigos de que ya las plazas dejaron de ser el paseo familiar tranquilo y del agradable aroma de las flores en donde se iba a conversar, a leer o ver jugar a los niños.
La causa es la errada visión complaciente y por ende económica que están teniendo las autoridades comunales, pensando sólo que las plazas sirven más que para que se instalen ferias hasta de comidas, con las causales de fuertes olores a frituras y a nacientes basurales. Donde igual no se tienen espacios para caminar libremente, con las graves también causales de la prominente delincuencia que se ha adueñado descaradamente de las plazas.
Está bien que en el aniversario de cada comuna o en actividades veraniegas se ocupen las plazas porque ellas van en bien de sus habitantes. Pero no que las ferias permanezcan siempre instaladas en ellas, cuyo único fin es lo económico para una determinada cantidad de personas, causando mayormente un daño ambiental a quienes quieran visitarlas.
Hay que instalar las ferias en otros lugares que estén preparados para ellas. Pues como vemos, también ellas ya no están cumpliendo el fin para el que nacieron, que es mostrar el trabajo artesanal representativo de cada comuna, sino que principalmente son venta de ropa y de artefactos traídos del extranjero.
Por todo ello, anhelamos que prontamente las autoridades comunales recuerden que tienen la obligación de respetar siempre la calidad de vida de sus conciudadanos, así como ellos(as) nos obligan respetar la democracia cuando están de candidatos(as).