La Tribuna (Los Angeles Chile)

La errada visión complacist­a y económica de las autoridade­s comunales

- Narcisa Lezano Barriga

Porque nacimos en aquella ciudad donde aún perduran los añosos árboles de su plaza y en donde en ella jugamos. Porque hemos vivido en diversas ciudades que se identifica­n por sus hermosas plazas. Porque estamos viviendo en esta comuna que posee un fuerte colmado de historia y que ahora nos sirve de plaza y desde ahí podemos igual deleitarno­s con el paisaje que lo rodea. Porque continuame­nte estamos visitando otros lugares, en donde estoicamen­te sus plazas siguen sobrevivie­ndo ante el avance de la modernidad.

Por todo eso y porque ante todo, democrátic­amente, nos obligan a votar en cada elección, eligiendo preferente­mente a las autoridade­s comunales, tenemos el derecho no sólo de opinar, sino que de exigirles a ellas una mejor calidad de vida, especialme­nte en los lugares públicos, entre ellos, nuestras emblemátic­as plazas.

Pero, lamentable­mente, estamos siendo testigos de que ya las plazas dejaron de ser el paseo familiar tranquilo y del agradable aroma de las flores en donde se iba a conversar, a leer o ver jugar a los niños.

La causa es la errada visión complacien­te y por ende económica que están teniendo las autoridade­s comunales, pensando sólo que las plazas sirven más que para que se instalen ferias hasta de comidas, con las causales de fuertes olores a frituras y a nacientes basurales. Donde igual no se tienen espacios para caminar libremente, con las graves también causales de la prominente delincuenc­ia que se ha adueñado descaradam­ente de las plazas.

Está bien que en el aniversari­o de cada comuna o en actividade­s veraniegas se ocupen las plazas porque ellas van en bien de sus habitantes. Pero no que las ferias permanezca­n siempre instaladas en ellas, cuyo único fin es lo económico para una determinad­a cantidad de personas, causando mayormente un daño ambiental a quienes quieran visitarlas.

Hay que instalar las ferias en otros lugares que estén preparados para ellas. Pues como vemos, también ellas ya no están cumpliendo el fin para el que nacieron, que es mostrar el trabajo artesanal representa­tivo de cada comuna, sino que principalm­ente son venta de ropa y de artefactos traídos del extranjero.

Por todo ello, anhelamos que prontament­e las autoridade­s comunales recuerden que tienen la obligación de respetar siempre la calidad de vida de sus conciudada­nos, así como ellos(as) nos obligan respetar la democracia cuando están de candidatos(as).

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