La Tribuna (Los Angeles Chile)
Ejercicio de la libertad
La libertad, como máxima aspiración humana, no está limitada sólo a lo físico, lo está, también en el ámbito de las ideas, de los valores, de la cultura, de los estilos de vida, de la adhesión a ideologías religiosas o políticas y el derecho a expresarlas. Así, cuando cada individuo libremente escoge y es aceptada su participación en una determinada organización que mejor interpreta sus convicciones en lo cultural, religioso, político, deportivo, social, profesional o de otro tipo, su incorporación a cualquiera de ellas conlleva la aceptación de las normas y actuaciones que le permiten a esa comunidad de individuos el cumplimiento de los fines que la justifican. Al hacerlo y aceptar las reglas de funcionamiento que la rigen -a menos que se deje en claro desde un principio con cuales se concuerda y cuales le merecen reparo de modo que nadie se sorprenda cuando tome una decisión sobre una materiael individuo pierde algo de su independencia al tener que consensuarla con los acuerdos que, frente a determinados temas, adopte por mayoría y en forma democrática el colectivo. Si estas decisiones vulneran los principios y valores en los que se cree y defiende, su valoración personal de los hechos lo puede llevar a negarse de apoyar esas decisiones y si el conflicto es muy profundo, haciendo uso de la objeción de conciencia, puede llegar incluso al abandono de la institución. Eso es legítimo y suele ocurrir con frecuencia en el campo de las ideas y las creencias y, especialmente, en la actividad política partidaria. Sin embargo el dilema no es tan fácil de resolver como parece cuando las determinaciones que se adopten en el uso de la libertad individual afecten materias valóricas de un fuerte impacto y responsabilidad social que han tenido un amplio debate ciudadano, donde las posiciones personales, por respetables y legítimas que sean, contradigan lo que en su momento había sido aceptado y si bien se puede cambiar de opinión ante nuevos o antiguos convencimientos que lleven a tomar una posición distinta, no resulta de fácil comprensión el hecho de no haberse informado con la debida anticipación a quienes confiaban en que se actuaría en la línea establecida por acuerdo del conglomerado del que se forma parte ya que si cada miembro actúa con total independencia no habría institución que sobreviva.
Si bien la libertad en su más amplia expresión es un bien inherente al ser humano tiene como contraparte la libertad del otro para tomar, en el santuario de su conciencia, sus propias decisiones en materias que son trascendentales para la vida humana donde es posible que como seres imperfectos nunca seamos capaces de ponernos de total acuerdo al tomar decisiones, por razones éticas, ideológicas o de fe, salvo que se sufran las consecuencias, sobre lo que es legítimo o ilegítimo realizar.
“El dilema no es tan fácil de resolver como parece cuando las determinaciones que se adopten en el uso de la libertad individual afecten materias valóricas”.