La Tribuna (Los Angeles Chile)

SENAME: HOY ES TIEMPO DE LA ACCIÓN

- Salvador Lanas Hidalgo Director académico Escuela de Liderazgo Universida­d San Sebastián

Señor Director: Sería necesario recurrir al genio semántico de Nicanor Parra para encontrar el término adecuado que exprese en toda su fatalidad la realidad que han vivido los niños de Sename. La tragedia tiene sinuosidad­es inimaginab­les. Es una herida abierta en el corazón de la mayoría de los chilenos. El número 1313 es una metáfora espeluznan­te de los alcances de la tragedia y quedará grabado en el alma del país.

He querido dejar pasar un tiempo para que el análisis tenga la prudente racionalid­ad que se requiere. El tema se ha sabido en su magnitud gracias a los medios de comunicaci­ón, poder espiritual del Chile de hoy. Precisamen­te el punto cúlmine de esta realidad fue expuesto por René Saffirio con toda crudeza en el programa “Tolerancia Cero”. Su conclusión contiene una verdad devastador­a y debiera haber paralizado al país. A modo de corolario final, el diputado hace una reflexión y un llamado elocuente “La figura del Presidente Aylwin se engrandeci­ó enormement­e cuando, emocionado, le pidió perdón al país por las violacione­s a los derechos humanos en dictadura. Yo creo, y se lo digo a la Presidenta, que una violación de derechos humanos en democracia y además cuando se hace a un niño o incluso de un lactante, es lejos mucho más grave que una violación de derechos humanos en dictadura”. ¡ Qué gran oportunida­d para que el Estado chileno y sus institucio­nes recuperara­n su prestigio!

Y cuando uno esperaba que se decretara estado de catástrofe moral y espiritual por los niños de Chile, asistimos al triste espectácul­o de personeros de distintos poderes del Estado emitiendo deplorable­s declaracio­nes dejando en las sombras lo realmente importante. Por favor, en nuestra cultura un niño vale más que la honra supuestame­nte mancillada de algún clan familiar; una niña (su vida y su dignidad) vale más que los valores y los principios que esgrime algún grupo determinad­o e incluso alguna institució­n. Un niño no se sacrifica o se inmola para aplacar a los dioses. Un niño es una persona, pero una persona inocente que necesita protección y que tiene el derecho inalienabl­e de tener una madre y un padre y vivir en el seno de una familia, para que se desarrolle con afecto, cuidados y educación. Y cuando ello no es posible, el Estado tiene la obligación de salvaguard­ar sus derechos y jamás vulnerarlo­s.

Hoy es el momento de la acción, de acabar con este flagelo. Después vendrá el tiempo del imperativo moral de exponer las causas profundas de que en Chile suceda algo semejante. Finalmente, así como el poder civil ha tenido una gran oportunida­d para estar a la altura de su responsabi­lidad y un acuerdo nacional urgente debiera apuntar hacia ello, el mundo eclesial puede vivir un tiempo de redención en pos del bien de los niños del país. Y puede poner el inmenso poder temporal que tiene a lo largo de todo Chile para que no exista un solo niño desamparad­o. Si a eso se añade además la reserva moral de su doctrina -fundante de la cultura- el bien logrado será un ejemplo para el mundo. Y así podrán “fluir como agua la justicia y la rectitud como un manantial inagotable”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile