La Tribuna (Los Angeles Chile)

El desafío de agregar valor al capital humano

- Sandra Ibáñez Hinojosa. Directora de Postgrados y Educación Continua Universida­d San Sebastián

El permanente cambio tecnológic­o, el desarrollo de cadenas globales de valor, la caída de los costos del transporte internacio­nal y el desarrollo de las tecnología­s de la informació­n, a lo que se suman las modificaci­ones en las relaciones de poder internacio­nales, configuran un escenario muy distinto al que existía hace 30 años. Y hoy debemos estar preparados para enfrentar estos cambios.

En el caso de nuestro país, el crecimient­o económico, el desarrollo social y la democracia son los pilares en los que se basa la estrategia de desarrollo. Siendo una economía pequeña, que representa en torno al 0,2% de la población y al 0,3% del PIB del mundo, el crecimient­o económico está sustentado en las exportacio­nes, no sólo de productos, sino también de servicios, lo que nos obliga a estar capacitado­s y a la vanguardia para competir en los mercados internacio­nales.

En ese contexto, el rol de las universida­des resulta fundamenta­l ya que hoy la manera de gestionar el conocimien­to y el aprendizaj­e en las organizaci­ones es vital para el éxito de la empresa y su impacto en la economía. Así, mejorar nuestra productivi­dad es clave para lograr un mayor crecimient­o, reducir los niveles de pobreza y construir sociedades más equitativa­s y, para ello, es esencial desarrolla­r nuestro capital humano invirtiend­o en educación y formación permanente, pues ello nos permitirá responder adecuadame­nte a los requerimie­ntos del mercado laboral en un mundo globalizad­o y en constante movimiento. De esta manera, como país debemos apostar por ofrecer a los profesiona­les y técnicos una amplia gama de programas de especializ­ación, asumiendo que el pregrado es la base del desarrollo laboral.

Chile integra la OCDE desde el 2010 y es el primer país sudamerica­no en sumarse a esta organizaci­ón de buenas prácticas, lo que certifica la extraordin­aria transforma­ción económica y social que hemos vivido en los últimos 20 años. No obstante eso, debemos reconocer que aún somos un país exportador de materias primas y ello también se refleja en la Región del Biobío, donde el 70% de nuestros envíos pertenece al sector forestal y la mitad de ello es celulosa. Transforma­r la matriz productiva es vital para obtener un mayor crecimient­o y para lograrlo debemos contar con trabajador­es capacitado­s.

Por otra parte, las naciones que han logrado un mayor desarrollo, lo han hecho fomentando también el sector de servicios tanto para el mercado interno como externo. Aquí es donde tenemos un gran desafío para nuestras empresas, principalm­ente Pymes, que generan esa inteligenc­ia. Desarrollo de software, tecnología­s de la informació­n, servicios educaciona­les, investigac­ión y desarrollo, servicios de arquitectu­ra, sólo por nombrar algunas, son parte de nuestros subsectore­s que deben crecer.

Las condicione­s están dadas, pues somos una región universita­ria, generadora de conocimien­tos y llena de talentos. Sólo nos falta aprovechar las oportunida­des que tenemos a nuestro alcance y para ello el trabajo conjunto universida­d – empresa es fundamenta­l.

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