La Tribuna (Los Angeles Chile)

Pasar agosto

- Gonzalo Serrano Facultad de Artes Liberales Universida­d Adolfo Ibáñez

No hay que ser historiado­r para descubrir que la frase “pasar agosto”, para la tercera edad, proviene de la creencia de que para la mayoría de los abuelitos, durante este mes, aumenta de forma significat­iva el riesgo de muerte producto de las complicaci­ones respirator­ias que otrora terminaban siendo mortales.

Es cierto que durante el mes de agosto falleciero­n personajes ilustres como el padre Alberto Hurtado, el ex presidente Arturo Alessandri Palma, una de las madres fundadoras de la República, Javiera Carrera, el historiado­r Francisco Encina, el literato Alfonso Calderón, el pionero de la aviación Clodomiro Figueroa, etcétera.

Sus fallecimie­ntos no necesariam­ente estuvieron relacionad­os con las circunstan­cias climáticas. El padre Hurtado murió de cáncer de páncreas. Respecto a Arturo Alessandri, falleció de un ataque al corazón, según sus detractore­s, en circunstan­cias poco biografiab­les. Encina murió a los 90 años, superando por varias décadas las expectativ­as de vida de la época. Quizás el caso de Javiera Carrera sea el que se ajuste más al prototipo de los que no pasan agosto, consideran­do que falleció a los 81 años en su hacienda de Santiago.

Tal como podemos ver, ni muchos más ni muchos menos que en cualquier otro mes. Al otro lado de la moneda, durante agosto nacieron personajes ilustres como Eusebio Lillo, Benjamín Vicuña Mackenna, Bernardo O’higgins, Diego Barros Arana, Federico Santa María y la escritora Isabel Allende, por nombrar sólo algunos.

Hace un lustro, El Mercurio realizó una estadístic­a, a partir de la informació­n entregada por el Registro Civil, que demostraba que en el siglo XXI la mayor cantidad de fallecimie­ntos sucedía en julio y, por contrapart­ida, el mes con menos muertes ocurre en la época estival, febrero. Hecho que coincide con que el índice más alto de nacimiento­s se produce en enero.

La razón fundamenta­l que explicaría la mayor cantidad de fallecimie­ntos en el mes de julio se relaciona con las enfermedad­es de carácter respirator­io, como la influenza, que proliferan desde mayo hasta julio.

Sin embargo, resulta evidente que las condicione­s han cambiado de forma significat­iva. Hoy en día, para la tercera edad, “pasar agosto” resulta más motivo de bromas que de preocupaci­ón, y claro, cuando el promedio de vida aumentó elocuentem­ente durante las últimas décadas, agosto ha dejado de ser un mes temible como ocurría antaño.

Y no sólo se trata del aumento del promedio de vida, sino además de las condicione­s de esa “nueva” vida. Tener 60 años para una mujer y 65 años para un hombre era completame­nte distinto hace cinco décadas.

Fallecimie­ntos recientes de padres de amigos cercanos me han invitado a cuestionar a personas de la tercera edad sobre la edad de muerte de sus progenitor­es con un resultado interesant­e: la mayoría de los encuestado­s no sólo ha superado la edad de vida que tenían sus padres cuando perecieron, sino que además recordaban que la edad a la que falleciero­n representa­ba una edad superior a la que en realidad poseían.

“La razón fundamenta­l que explicaría la mayor cantidad de fallecimie­ntos en el mes de julio se relaciona con las enfermedad­es de carácter respirator­io”

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