La Tribuna (Los Angeles Chile)

Los extremos opuestos al sur del mundo

- Renato Segura Director regional de Prochile

Chile es el país más largo del mundo, con 4.329 kilómetros de longitud, pero simultánea­mente, es uno de los más angostos, con una anchura promedio de tan sólo 180 kilómetros. En el norte prevalecen los climas desérticos y esteparios; en la zona central y sur predomina el clima templado, y en la zona austral, a diferencia del resto del territorio, se halla un clima lluvioso y extremamen­te frío.

Tiene una superficie total de 756 mil km2, habitada por una población de 18 millones de personas, con una densidad poblaciona­l aproximada de 24 hab/km2; sin embargo, la Región Metropolit­ana de Santiago, con una superficie de 15 mil km2, alberga a 7 millones de personas, alcanzando una densidad poblaciona­l aproximada de 470 hab/km2.

En comparació­n con otros países sudamerica­nos, Chile tiene una población relativame­nte homogénea y con un idioma en común; sin embargo, en sus 200 años de historia independie­nte, registra tres guerras civiles y numerosos conflictos sociales – la mayoría en el siglo XX– que costaron la vida a miles de personas.

Un país donde las regiones reclaman el asfixiante centralism­o en las decisiones administra­tivas y económicas del gobierno central, aun cuando, en forma simultánea, las mismas regiones aplican un centralism­o brutal hacia sus provincias y comunas.

Con la llegada de la globalizac­ión, hacia fines del siglo XX, Chile ha suscrito 17 tratados y acuerdos de libre comercio con países de Asia, Europa, América del Norte, América del Sur y México; mientras tanto, 24 mil empresas han exportado entre 2002 y 2014, esto es, menos del 1% del total de las empresas del país. Por estrato de tamaño, las cifras son 0,1% (micro), 2% ( pymes) y 23% ( grandes).

Chile es el primer país latinoamer­icano en ingresar como miembro a la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económico (OCDE), organismo que reúne a las economías más ricas del planeta; pero, simultánea­mente, es el país con mayor desigualda­d de ingreso entre dichas economías.

En la actual coyuntura económica del país, caracteriz­ada por un bajo nivel de crecimient­o y precarizac­ión del mercado laboral, la riqueza total aumentó durante el año 2016 en 7,7%. El 14% del total de dicha riqueza es propiedad de 115 hogares (de un total de más de 5 millones de hogares a nivel país).

Un país donde la actividad económica de las regiones contribuye en forma generosa a la acumulació­n de riqueza total, pero con comunidade­s viviendo en zonas de rezago productivo, circunscri­tas a un ambiente de bajo nivel de oportunida­des y una alta propensión a la migración de la fuerza laboral más joven

“En comparació­n con otros países sudamerica­nos, Chile tiene una población relativame­nte homogénea y con un idioma en común; sin embargo, en sus 200 años de historia independie­nte, registra tres guerras civiles”.

y calificada.

Los contrastes geográfico­s y de clima, que son el sello de la identidad nacional, han permeado también a los aspectos sociales y económicos. Si bien los primeros son parte de nuestra riqueza y atractivo natural, que otorgan la impronta de la chilenidad, los contrastes en materia social y económica son elementos que limitan la capacidad del país para cruzar el umbral de desarrollo y condenan al país a vivir ciclos recurrente­s de prosperida­d y decadencia. Salir de los extremos opuestos, en materia social y económica, es una tarea que requiere, durante un largo tiempo, de coherencia y dedicación del quehacer tanto público como privado.

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