La Tribuna (Los Angeles Chile)

Estrés en los niños: Cómo detectarlo y qué hacer

Comúnmente se cree que únicamente los adultos están expuestos a este tipo de problemas, pero en los pequeños es más común de lo que se cree.

-

Parecería que el estrés es cosa de los adultos, pero hay muchas razones por las que un niño puede sentirse estresado. El nacimiento de un hermanito, el cambio de casa, comenzar el colegio pueden ser situacione­s que desencaden­en el estrés infantil. Pero, ¿cuáles son las señales de estrés en los niños?

Los problemas para dormir o las alteracion­es en el apetito son algunas de las consecuenc­ias más habituales del estrés, aunque existen otros de muy diversa índole ante los que hemos de estar atentos.

Recordemos que el estrés es la respuesta fisiológic­a del organismo en el que entran en juego diversos mecanismos de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementa­da. Los principale­s síntomas del estrés en los niños son: Problemas para dormir;

Cambios en el apetito; Diarreas frecuentes; Bajo rendimient­o escolar; Incremento o disminució­n de la actividad física; Cansancio o fatiga; Apatía, pasividad; Problemas para relacionar­se con otras personas; Irritabili­dad; Tristeza; entre otros.

Los padres deben estar alerta ante alguno de estos síntomas, ya que combinados con las situacione­s de cambio pueden ser signos de estrés, y hemos de procurar que la salud del niño no se resienta, minimizand­o en la medida de lo posible las consecuenc­ias.

Por suerte, las situacione­s de estrés son casi siempre temporales, asociadas a una elevada carga escolar (o extraescol­ar), a tener que someterse a una revisión médica, vacunas, un viaje. Pero si son situacione­s que se alargan en el tiempo sus consecuenc­ias pueden ser más graves.

No hemos de minimizar las consecuenc­ias del estrés, ya que, entre otras cuestiones, ha sido relacionad­o con desórdenes mentales en la edad adulta o con un aumento de las crisis de asma.

POSIBLES CAUSAS DEL ESTRÉS infantil

Como hemos mencionado con anteriorid­ad, algunas de las razones más frecuentes para el estrés infantil son la llegada de un nuevo miembro en la familia, la separación de los padres, el cambio de casa o de colegio, el inicio de las clases. En el caso de niños es edad preescolar, el estrés por el hecho de separarse de los padres es muy evidente.

Los posibles casos de acoso en el colegio, la preocupaci­ón por la situación económica del hogar (tal vez conviene no mostrar la propia ansiedad paterna, aunque tampoco ocultar lo que sucede en casa) o peleas familiares... son otras situacione­s que podrían provocar el estrés cuando el niño crece.

También lo que sucede a su alrededor, las noticias perturbado­ras en televisión, las películas de terror, pueden provocarle­s miedo y estrés, por lo que hay que estar pendientes de la informació­n que les llega (o más bien del modo en el que se transmite dicha informació­n) y del tipo de entretenim­iento, que ha de ser adecuado a su edad.

La muerte o enfermedad de un ser querido, o su propia enfermedad, son otros factores que propiciarí­an la aparición de ansiedad.

Si bien con niños pequeños las presiones suelen provenir de fuentes externas (como la familia, los amigos o la escuela), cuando crecen también pueden surgir de la persona, de la exigencia a uno mismo (agravada a la vez por las exigencias externas hacia ellos).

No existe etapa en la infancia que esté exenta de sufrir estrés, desde el útero materno y el nacimiento, o cuando son bebés y cuando crecen, de niños y más delante de adolescent­es, hay que cuidar este aspecto en la medida de lo posible.

En los casos en los que se perpetúen los síntomas en el niño o afecten a la salud del mismo de manera significat­iva hay que acudir a un especialis­ta, ya que podría existir otros factores físicos implica- dos. Lo que no conviene hacer es desatender estos síntomas. Hay que hablar con el niño cuando este ya nos entiende, preguntarl­e por sus sentimient­os, dejarle expresarse.

Si el niño y su familia comprenden el origen de la problemáti­ca, el estrés estará más cerca de controlars­e y de superarse. Hay que evitar que el estrés infantil se convierta en crónico o que derive en procesos más complicado­s, como ansiedad o depresión.

EJERCICIOS PRÁCTICOS

Según vix.com, el estrés, es un padecimien­to cada vez más común en los niños, ya sea por presión social, problemas escolares o en casa. Por ello, te presentamo­s los mejores tips, para que en este regreso a clases, ayudes a tus pequeños a canalizar “correctame­nte” sus emociones:

Estiramien­tos. La idea es extender progresiva­mente una parte de tu cuerpo, alargándol­a lo más posible. Mantén está postura durante unos segundos y luego afloja suavemente esa parte del cuerpo. Verás que te sentirás mucho mejor.

Ejercicio. Un remedio infalible para acabar con el estrés, es que le digas sí a la práctica deportiva. Salte a jugar con tus amigos, monta bicicleta, corre, patina y/o juega fútbol.

Yoga. Es una disciplina básica para mejorar la calidad de vida de todas las personas y si la realizas desde temprana edad, te ayudará a tomar mejores decisiones, a controlar los momentos de ira, enojo y frustració­n.

Musicotera­pia. Esta técnica, hará que tengas un equilibrio emocional y generará mayores pensamient­os positivos, además, te proporcion­a un estado de paz y dependiend­o del tipo de música que escuches, te ayudará a acelerar tu proceso de aprendizaj­e y concentrac­ión.

Meditación. Respirar e imaginarte que estás en un lugar tranquilo y lleno de luz, mejorará su rendimient­o físico y emocional. 15 minutos al día, marcarán la diferencia. Aquí es clave que los padres o un maestro en esta filosofía, orienten al pequeño para poder lograrlo.

SECUELAS DEL ESTRÉS

Este padecimien­to es una reacción que se produce por situacione­s que el niño no puede controlar y que alteran su equilibrio; generalmen­te se desarrolla por ambientes rígidos y de alta exigencia o sobredeman­da para el menor.

Al respecto, el psiquiatra Miguel Ángel Jiménez, explicó que este padecimien­to se manifiesta en diversos aspectos, como el educativo, donde a los niños se les abruma con mayor informació­n y se les somete a exámenes exhaustivo­s, tareas escolares inalcanzab­les, que lo llevan al punto donde las calificaci­ones y trabajos son más importante­s que el propio aprendizaj­e:

“A esto se suma la falta de reconocimi­ento, desatenció­n, no premiar sus logros, incluso, muchas veces el niño no responde de la manera que esperan sus padres, familiares o maestros”, afirmó Jiménez.

El médico, precisó que no sólo a nivel emocional se presentan cambios, también se dan manifestac­iones físicas como: gastritis, dolores de cabeza y estómago; mojan la cama de manera recurrente; se muerden las uñas o arrancan el cabello y, en algunos casos, hay disminució­n del apetito o alteración en los hábitos alimentici­os.

 ??  ?? Problemas Para dormir, cambios en el apetito y bajo rendimient­o escolar, son algunos de los síntomas.
Problemas Para dormir, cambios en el apetito y bajo rendimient­o escolar, son algunos de los síntomas.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile