La Tribuna (Los Angeles Chile)
UN PROGRESO MECÁNICO, FRÍO Y CALCULADOR
Señor Director: Para muchos de nosotros, creyentes y no creyentes, constituía la votación del Tribunal Constitucional todavía un oasis de esperanza, una posibilidad de que como nación dijéramos sí al valor inviolable de la vida humana.
Hace unos días, hemos presenciado con tristeza como se ha eclipsado la base antropológica de nuestra constitucionalidad y del bien común de nuestro país.
Hemos ignorado que todos somos dignos. Sí ellos no son dignos de vivir, entonces tampoco nosotros lo somos; pues, compartimos la misma naturaleza humana. Aniquilando la frágil y delgada urdimbre de la dignidad y los derechos humanos la comunidad civil se vuelve también frágil.
Para algunos fue un día histórico, el mejor rostro del progreso. Sin embargo, progreso no es desarrollo. El progreso es mecánico, frío y calculador. El desarrollo es integral, mira a la comunidad de libertades y al ser humano en su totalidad; no olvida que en el espacio público hay muchos rostros y en su gran mayoría con una antropología que no se cierra a la trascendencia.
Los católicos sabemos que todo ser humano gestado es imagen de Dios, que goza de una dignidad infranqueable. Por eso, renovamos nuestra fe en Dios creador del cielo y de tierra, en Él ponemos nuestra esperanza hoy y siempre. Decimos con valentía y convicción sí a la vida y no al aborto.