La Tribuna (Los Angeles Chile)
Pensando la ciudad
La Carta de la Asociación Internacional de Ciudades Educadoras, AICE, declara que “Todos los habitantes de una ciudad tendrán el derecho a disfrutar, en condiciones de libertad e igualdad, de los medios y oportunidades de formación, entretenimiento y desarrollo personal que la misma ofrece.” Y más adelante expresa que “Serán responsables de ello tanto la administración municipal como otras administraciones que incidan en la ciudad; y estarán también comprometidos en esta empresa los propios habitantes, tanto a nivel personal como a través de las distintas formas de asociación a las que pertenezcan.” En este marco, al pensar en nuestra ciudad y comuna, es bueno recordar que entre los años 2005 y 2008 Los Ángeles formó parte de la AICE, sumándose a otras 488 ciudades de todo el mundo que conforman esta asociación. A este respecto, sin pretender, ni menos exigir que volvamos a ser miembros, creo que sí podemos colaborar a la reflexión desde esta visión teórico-práctica, de modo de sumarnos a muchas otras experiencias y perspectivas de diversos grupos y personas.
Así pues, la Carta de la AICE afirma que la Administración Municipal es la primera entidad responsable en la comuna de hacer efectivo el derecho al desarrollo personal y social de los habitantes, a través de los medios y oportunidades de formación, trabajo y descanso motivador que la ciudad ofrece, como el aula mayor que a todos nos cobija y que, en definitiva, a todos nos educa a lo largo de la vida. A este enfoque de vida ciudadana se comprometió Los Ángeles para constituirse en Ciudad Educadora, lo que implicaba sumar a toda su gestión, es decir a toda acción de servicio a sus habitantes, el componente educativo, con información oportuna y veraz, con explicaciones comprensibles y motivadoras, orientando a una vida ciudadana democrática activa, inclusiva y responsable. El hecho de haberse retirado, creo que obedeció más a cierto desgano y desaprensión administrativa, que a desaprobación del Concejo, ya que dejó de pagar su cuota anual de $530.000 en moneda actual, y suspendió proyectos como las Semanas de la Educación que, emulando las Semanas Musicales de Frutillar, pretendían convertir a Los Ángeles en la capital de la educación por una semana cada año, y que logró involucrar a cuatro sedes universitarias locales y traer especialistas como Antonio Elizalde, asociado de Manfred Max Neef; presentar una magnífica Exposición de trabajos de diversas escuelas y liceos, y la organización del Museo de la Vida Cotidiana por parte de la Academia Enrique Molina del Adulto Mayor. Faltó difusión, faltó compromiso de funcionarios y del mismo Concejo de esos años. Sin embargo, insisto, no fue porque se hubiera desaprobado lo hecho. Tal vez sí, por estimar excesivo el trabajo por hacer.
Quiero concluir citano a Max Neef: “No existen fórmulas simples y prácticas para trabajar con las personas, ni existe una solución ideal para los problemas de la organización. Todo lo que se puede hacer es incrementar la comprensión y las capacidades existentes para elevar el nivel de calidad de las relaciones humanas …”, lo que se relaciona profundamente con los Pilares de la Educación de Delors, especialmente con aquel que reza “Aprender a vivir juntos”, desafío al que nos invita la ciudad intermedia, como espacio propicio para crecer como personas.
“A este enfoque de vida ciudadana se comprometió Los Ángeles para constituirse en Ciudad Educadora”.