La Tribuna (Los Angeles Chile)

Profesores: Cuando la vocación no alcanza para la inclusión

- Francisco Muñoz Almendras Ciudadano.

El tema más comentado durante este año ha sido la inclusión. Especialme­nte la inclusión de miles de niños/as que tienen algún trastorno en el desarrollo cognosciti­vo o motriz en el sistema educaciona­l.

¿Y cuál es la situación de estos niños? Es difícil constatar lo que sucede con ellos, pero no son buenas noticias. Esto porque los niños muchas veces son dejados de lado en el proceso educativo. No porque se quiera dejarlos fuera del proceso. No, todo lo contrario. Existen esfuerzos para que esto no ocurra, pero la falta de capacitaci­ón de los profesores general básicos y la ausencia en el 100% de las horas de clases de las educadoras diferencia­les en el aula, dificulta el proceso de enseñanza en ellos.

Existen pocas universida­des que hagan hincapié en cómo puede afrontar un profesor la existencia de alumnos con algún tipo de discapacid­ad en aula. Muchas veces los profesores se capacitan por cuenta propia para adecuar el método de enseñanza en los niños. En otros casos, los profesores no están ni allí con su proceso educativo, dejándolos desvalidos en su enseñanza.

Ahora, se sabe que en muchos colegios los profesores general básicos no aceptan la presencia de un educador diferencia­l en aula, por diferentes motivos, principalm­ente porque chocan ambos estilos de enseñanza. Muchos alumnos que ven a una profesora diferencia­l en el aula, acuden a ésta para resolver dudas sobre las materias que ven en clases. Ahí surge un problema, porque por un lado el profesor de sala se ve pasado a llevar en su trabajo y por otro, la educadora diferencia tiene que dejar de lado al alumno que realmente requiere su atención.

Lamentable­mente, existen casos donde la comunicaci­ón entre ambos docentes es nula, perjudican­do el proceso de enseñanza del alumno. Tampoco hay que olvidar, que por este motivo, muchos educadores no aceptan la presencia de un profesor diferencia­l en clases, convirtién­dolos en un mero asistente de aula. Este tema se calla, y las educadoras deben enseñar de forma incómoda, sin contar con sala propia, atentando contra el proceso educativo del niño y con las condicione­s laborales mínimas que un educador debe tener. Aquí es donde los directores de los colegios deben asegurar que la labor comunicati­va y la cooperació­n entre ambas disciplina­s sea armoniosa y efectiva.

Por otro lado, existen colegios que no se esfuerzan por la inclusión de niños con discapacid­ad psicomotor­a, infraestru­cturalment­e hablando, dificultan­do el acceso y el traslado dentro de ellos. Hay alumnos con deterioro neuromuscu­lar que son asistidos completame­nte por educadoras diferencia­les, ya que en ellas recae la responsabi­lidad, muchas veces solas, incluso perjudican­do su propia salud física. Porque digamos las cosas como son: Muchas personas ven a estos alumnos como un problema, pero . no tienen asco de compartir estados en Facebook en favor de la integració­n de niños con capacidade­s diferentes.

Si bien se realizan esfuerzos para la incluir a estos niños, éstos son insuficien­tes. Como bien dice la columna, existen educadores que aún sin tener la formación necesaria para poder ayudar al proceso educativo de estos niños, se esfuerzan para hacerlo, pero la sola vocación no alcanza. Deben existir programas ministeria­les que fomenten la formación en esta área y que la labor de las profesoras diferencia­les sea reconocida por la sociedad, que no sean marginadas del aula y se les ayude en todo el proceso de formación de los niños, para que ellos también se sientan parte de la sociedad. Porque Chile, es una mesa para todos.

“Muchos alumnos que ven a una profesora diferencia­l en el aula, acuden a ésta para resolver dudas sobre las materias que ven en clases”.

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