La Tribuna (Los Angeles Chile)
LA AMNESIA EVANGÉLICA
Señor Director: Quisiera refrescar la memoria de los hermanos evangélicos, por lo que hoy en día, al igual que los maestros de la ley en tiempos de Jesús, rasgaban vestiduras en lo que para ellos eran una contradicción a las leyes que Moisés ( por su dureza de corazón les había impuesto), y todo esto por las tres causales sobre la despenalización del aborto abogando por la vida en su totalidad. En el año 1974, se crea el Comité pro Paz a cargo de un grupo de obispos católicos y de otras denominaciones cristianas, para ir en defensa y amparo de las víctimas de la represión ejercida por la dictadura, cosa que incomodó y molestó profundamente al dictador, asunto que concluyó en el año 1975 con la expulsión del país del obispo luterano Helmunt Frenz, desapareciendo a posterior esta organización, creando la Iglesia Católica la Vicaría de la Solidaridad. He aquí como entra a operar la estrategia del gobierno militar haciendo un llamado a las iglesias evangélicas a cerrar filas con el nuevo régimen político militar y firmar un pacto de adhesión y compromiso con este mismo a cambio de tener las facilidades de conseguir sin mucha burocracia, la expansión y proliferación de distintas denominaciones evangélicas y o cristianas (cosa que llevó a una cacería indiscriminada hacia hermanos de sus propias iglesias por tener un pensamiento distinto al régimen establecido). También es bueno recordar a los hermanos evangélicos en particular a las cúpulas dirigenciales que fueron ellos en reunión extraordinaria con el dictador, que asumieron a espalda del pueblo evangélico de este compromiso de apoyar y avalar toda la obra que impulsara el gobierno militar a costa de cualquier circunstancia o cosa que pudiese incurrir en especial en la violación de los derechos humanos, argumentando que todo está avalado por la “gracia de Dios y la paz del país.” Cualquier duda al respecto es bueno echar una ojeada a la historia reciente y saber que muchos hermanos evangélicos en particular del pueblo de la clase obrera, etcétera, fueron víctimas de la represión la desaparición y ejecución simplemente por su condición política y social quedando al desamparo de las elites seudo cristianas, no abogando por la vida y la integridad de sus fieles fuese cual fuese su credo evangélico, cosa que ahora proliferan en defensa de la vida y como aquella época por un escaño o prebenda política como una especie de diezmo de manos generosas de la casta política adherente a un régimen ya casi extinto que todavía humea y que esta elite evangélica quiere sostener.
Abelardo Campillay