La Tribuna (Los Angeles Chile)

Porque la Justicia Social comienza por casa

- Francisco Muñoz Almendras Ciudadano.

Hemos visto como en los últimos días frente al edificio que está frente a plaza de armas, un tumulto de personas se juntan con pancartas, lienzos, alegría y esperanza. ¿Quiénes son ellos?, ellos son los docentes que trabajan en uno de los 8 colegios pertenecie­ntes a una importante fundación de nuestra ciudad. Desde hace una semana los docentes de esa fundación se encuentran en huelga legal para conseguir mejoras salariales y condicione­s de trabajo dignas a la labor que desempeñan con esfuerzo, con los 6000 niños y jóvenes que asisten a esos colegios.

Durante la semana , muchas han sido las excusas y amenazas que han recibido de aquellos que los dirigen, usando argumentos cínicos como: Si les dan un sueldo digno pueden quebrar. Y que hagan misivas a los padres de sus alumnos, para que se coloquen en contra de las peticiones que por tanto tiempo han pedido los docentes. No saben cuánto se han equivocado, porque lejos de amedrentar el grito de dignidad educativa, sus propios alumnos y apoderados - Hoy a esta hora - Marchan junto a los docentes apoyando sus demandas; porque ellos, si entienden que la justicia social comienza por casa.

No es posible que se hable de justicia, caridad y amor por el prójimo (como otro columnista de este mismo medio) si cuando su rebaño pide algo que es totalmente justo, rasgue vestiduras excusándos­e de que la institució­n que tiene a su cargo, no tiene dineros para darle un sueldo digno a los que por años han preparado a los mejores laicos comprometi­dos con la labor social de la Iglesia. No es posible que diga que no tienen dineros, cuando en 2 años han construido un colegio de élite y ahora, van por el segundo. No es posible que mientras en las oficinas céntricas arrendadas en mucho más de 200 millones de pesos que están al lado de su edificio, hay vehículos con patente de 4 letras y del año, mientras sus docentes deben sobrevivir para educar a sus hijos y llegar a fin de mes.

No es posible que se hable justicia social, cuando dentro de su institució­n existan brechas sociales espantosas, simplement­e porque no todos pueden costear la educación en uno de sus 3 principale­s colegios. Ellos alegan que cumplen una labor social importante al establecer un par de colegios en sectores mal llamados vulnerable­s; y que ellos ofrecen una educación de calidad por un costo muy bajo. Sí, eso es innegable. Pero ¿en qué condicione­s lo hacen? Muchos de sus colegios están hechos de madera, sin un techo en sus patios para que sus alumnos jueguen en invierno, llenando de barro sus dependenci­as. Todo porque no es rentable repararlos. La calidad en la educación comienza por cosas tan simples como tener un espacio digno para ejercer la profesión más bella de todas, la docencia. De hecho, Jesús es el mejor docente de todos.

Mi intención no es generar problemas con esta columna, mucho menos negar la noble misión social que la Iglesia tiene con la educación, pero actuemos de acuerdo con lo que predicamos. Es un llamado de atención para que se den cuenta de los errores que están cometiendo y que puedan corregirlo­s, porque es un acto moral, un acto cristiano.

Finalmente cito al Papa S.S Francisco, en una de sus geniales homilías: “La educación es un acto de amor, es dar vida. Y el amor es exigente, pide encontrar los mejores recursos, para despertar la pasión y comenzar un camino con paciencia junto a los jóvenes. No se puede crecer, no se puede educar sin coherencia”.

Chile es una mesa para todos. No más palabras.

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