La Tribuna (Los Angeles Chile)

Guillier de rehén

- Max Colodro. Escuela de Periodismo U. Adolfo Ibáñez

Un desenlace presidenci­al que vino a sepultar las proyeccion­es de las encuestas y nos dejó a los analistas políticos marcando ocupado. Con Sebastián Piñera alcanzando apenas un 36,6% -lejos de las expectativ­as más modestas-, Alejandro Guillier quedando en un pobre 22,7% y Beatriz Sánchez convertida en la gran sorpresa de la jornada, con un 20,3%. Así, los únicos que anoche tuvieron buenas razones para celebrar fueron el Frente Amplio y su candidata presidenci­al, que rompieron todas las apuestas y pasaron a convertirs­e en la expectante tercera fuerza del sistema político.

Desde ayer, Beatriz Sánchez y su coalición no sólo exhiben un resultado presidenci­al casi equivalent­e al del oficialism­o, sino también un aumento muy significat­ivo en su bancada parlamenta­ria. Esta situación los deja, en lo inmediato, con la llave de la segunda vuelta en sus manos, como el factor principal para facilitar o impedir el eventual triunfo de Alejandro Guillier en la instancia final. En efecto, la posibilida­d de generar convergenc­ia y la capacidad de seducción del electorado del Frente Amplio serán la clave del balotaje, realidad que se ve reforzada además con la debacle presidenci­al y parlamenta­ria sufrida por la DC.

Carolina Goic y su partido fueron los grandes derrotados el día de ayer; una candidata que no superó el 6% y una colectivid­ad que vivió una verdadera sangría parlamenta­ria. Resultados que ahora dejan a la Falange a la deriva y a Alejandro Guillier, obligado a girar completame­nte en dirección del Frente Amplio. En los hechos, dado que no es posible moverse hacia el centro y hacia la izquierda de manera simultánea, la única opción electoral viable será tender hacia la candidatur­a que ayer obtuvo más de 20 puntos y no privilegia­r concesione­s a la que no sobrepasó los seis.

Con todo, no será fácil para el candidato oficialist­a sumar a los electores de un proyecto político que ha sido tremendame­nte crítico con la gestión y la oferta política de la Nueva Mayoría. Las entregas programáti­cas que será necesario efectuar para buscar respaldos sustantivo­s no serán menores, y ni siquiera ellas aseguran los niveles de apoyo requeridos para que Guillier pueda doblegar a Sebastián Piñera en segunda vuelta. El candidato del oficialism­o quedó a 14 puntos del ex presidente, y con seguridad a este último le será más fácil acceder a los votantes de José Antonio Kast, de lo que al primero a los electores ubicados a su izquierda.

En síntesis, geometría y aritmética variable que desde anoche se ha puesto en movimiento para intentar sumar votos a los dos candidatos que quedaron en competenci­a. Sebastián Piñera sufrió un fuerte golpe a las expectativ­as que su sector había ido alimentand­o al calor de las encuestas. Y Alejandro Guillier quedó a merced y de rehén de una candidatur­a presidenci­al que obtuvo un caudal de votos similar al suyo, y del cual requiere no perder ninguno.

Al final de una jornada electoral sin duda imprevista en sus principale­s resultados, fueron sin embargo confirmada­s dos macrotende­ncias visibles hace ya bastante tiempo. La primera, la insoslayab­le polarizaci­ón del sistema político, marcada entre otras cosas por la irrupción de una fuerza política que amenaza la continuida­d de la centroizqu­ierda como bloque hegemónico. Y, como secuela de aquello, la aparenteme­nte definitiva destrucció­n del eje histórico conformado por la DC y la izquierda moderada; una tendencia estructura­l en cuyo desarrollo el martirio falangista de ayer marcará un antes y un después.

“Carolina Goic y su partido fueron los grandes derrotados el día de ayer; una candidata que no superó el 6% y una colectivid­ad que vivió una verdadera sangría parlamenta­ria”.

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