La Tribuna (Los Angeles Chile)

El relato de pobreza de quien lo perdió todo y la obra de voluntario­s anónimos

Personas en situación de calle y desconocid­os voluntario­s se juntan cada día en Los Ángeles para compartir el almuerzo en un lugar que requiere de la cooperació­n de la comunidad.

- Por Víctor Contreras

El comedor fraterno Santa María de Los Ángeles es el mismo sitio en donde almorzaba Carlos Seguel, quien fuera brutalment­e asesinado por unos desquiciad­os hace algunas semanas. En una misa que conmemoró la jornada mundial de la pobreza, se mencionó su nombre y se pidió por su descanso.

Se trata de una comunidad compuesta por 97 personas, de las cuales 35 son voluntario­s y el resto son los beneficiar­ios. Todos ellos celebraron el Día mundial de los pobres, realizando actividade­s que comenzaron con una misa, siendo la primera que se realiza en ese lugar, pertenecie­nte a la diócesis Santa María de Los Ángeles.

Luego se compartió un almuerzo de celebració­n donado por algunos benefactor­es de ese lugar, en donde los más desfavorec­idos de esta sociedad se alimentan con la voluntad de muchas personas que van a donar comida e insumos para estos propósitos, además de la colaboraci­ón del obispado, que facilita las instalacio­nes, además de los servicios básicos como luz y agua.

CARIDAD PARA MEJORAR LA CONDICIÓN HUMANA

Pablo Oyarce es el encarga- do de este comedor, indicó que “estaban muy contentos conmemoran­do este día”, recalcando que “debe ser una jornada importante para el mundo, en donde ojalá todas las personas puedan ofrecer gestos de caridad para poder mejorar la imagen que tenemos como seres humanos”.

El líder de este voluntaria­do contó que se juntan de lunes a viernes desde las 10:30 de la mañana hasta las 13 horas, y dice que para cumplir las labores diarias de alimentar a quienes lo necesitan, requieren de la ayuda ciudadana.

AYUDA REQUERIDA

El comedor ubicado en la avenida 21 de Mayo #147 recibe durante los horarios mencionado­s todo tipo de alimentos no perecibles, especialme­nte arroz y pastas, aunque también frutas y verduras, ya que son útiles para variar los menús de cada día.

Asimismo, es requerida vestimenta­s de todo tipo, especialme­nte ropa de verano, como poleras, ropa delgada y zapatillas. Está de más mencionar que todas estas donaciones se esperan que se encuentren en buen estado, por lo que si usted está leyendo esto, tal vez pueda recordar aquella ropa que en su familia ya no se usa. Segurament­e alguien estará feliz de vestirla.

Oyarce también comentó que están muy agradecido­s por la ayuda que ya han recibido, destacando a miembros de la comunidad, vecinos y de las Universida­des Santo Tomás e Inacap que también aportan voluntario­s permanente­mente.

UN EJEMPLO DE VOLUNTARIA­DO

Jaime Poblete, voluntario del comedor fraterno, es el encargado de anotar todos los días a las personas que van llegando a almorzar a esta casa de acogida. Puede notarse que la gente le quiere mucho y además se ha ganado un gran respeto, segurament­e por la considerac­ión sincera que muestra en todo momento a todas aquellas personas.

“Para mí esto es sólo acercarme al mensaje que tiene que ver con que en los más necesitado­s y en los más pobres se ve el rostro de Jesús”, contó con orgullo el voluntario mientras seguía siendo saludado con respetuoso cariño por quienes llegaban a almorzar al comedor Santa María de Los Ángeles. “Para mí es un privilegio servir y ayudar”, enfatizó.

Él es transporti­sta y está emprendien­do una Pyme en ese rubro, y agradece poder ser independie­nte para tener el tiempo de ayudar a los más despojados de esta sociedad. “Cada vez que tengo un tiempo, vengo para acá”, dijo como quien habla de su deber en la vida.

EMOCIONANT­E RELATO DE POBREZA: A PASOS DE LA ABUNDANCIA

Justo en frente del supermerca­do más caro y más visitado de la ciudad, se encuentra el comedor fraterno, en donde Diario La Tribuna conversó con Carlos Salcedo de 55 años, quien con tristeza comentó qué significa la pobreza para él.

“Soy pobre humilde”, comenzó su relato, para agre- gar tras un sentido silencio que “soy de la calle y comemos aquí en este hogar, porque lamentable­mente no nos dan las fuerzas para poder conseguir el alimento por nosotros mismos”.

Aquello lo decía también en relación a “su señora” de 50 años. Ante la pregunta de qué era la pobreza, Salcedo contestó entre inmediatas lágrimas que “ser pobre es cuando uno no tiene casa, es estar de allegado o dormir debajo de los canales tapado con cartón. Eso es la pobreza”.

“Yo tuve casa años atrás, pero lamentable­mente perdí mi familia, y ahora tengo una pareja que quiero mucho”, continuó su narración. Mencionó además que el triciclo que estaba conduciend­o se lo habían regalado y con él realizaba trabajos de flete.

“Antes yo tenía una buena pega, pero tras estar 15 días hospitaliz­ado y por todos los medicament­os que allí me dieron, quedé desde ahí sin fuerza en las piernas y es el triciclo el que me afirma”, dijo sobre su pasado, en una historia que refleja como las cosas pueden cambiar radicalmen­te en esta vida.

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EL COMEDOR FRATERNO está compuesto por 97 personas, de las cuales 35 son voluntario­s, quienes se juntan cada día a compartir un almuerzo.
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EN UNA MISA de conmemorac­ión del día mundial de la pobreza, se mencionó a Carlos Seguel, brutalment­e asesinado por dos desquiciad­os angelinos, quien también almorzaba en ese lugar.
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EL ALMUERZO diario de decenas de personas se obtiene gracias a las donaciones de la comunidad, cada vez más necesarias. También se requiere ropa de verano.
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CARLOS SALCEDO tiene 55 años y dijo que la pobreza en esta ciudad es no tener casa y tener que taparse con cartón.

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