La Tribuna (Los Angeles Chile)

Inclusión laboral en Chile y la nueva ley

- Constanza Téllez, gerente de Asuntos Corporativ­os y Sostenibil­idad SMU.

A meses de la puesta en marcha de la Ley de Inclusión Laboral, se vuelve pertinente compartir experienci­as que grafican por qué ésta es una gran noticia y un avance clave para la integració­n en nuestro país. Pasó mucho tiempo para que finalmente se creará la institucio­nalidad que parte importante de la población necesita y es fundamenta­l que quienes se enfrentará­n al proceso de contrataci­ón de nuevos talentos, sepan cuál es la realidad de las empresas que ya cuentan con colaborado­res en situación de discapacid­ad.

Según datos del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, cerca del 58% de los mayores de 18 años en situación de discapacid­ad están en condicione­s de ejercer y se encuentran inactivos o desocupado­s, y gracias a esta Ley, organizaci­ones públicas y privadas de equipos de 100 o más integrante­s, deberán destinar al menos el 1% de su planilla a personas con algún grado de discapacid­ad. De esta forma, se genera una oportunida­d para miles de personas que hoy no cuentan con una fuente laboral y que la necesitan con urgencia.

Ante este nuevo escenario, no sería extraño pensar que uno de los mayores temores para los empleadore­s esté relacionad­o con el rendimient­o, la asistencia y el uso y presentaci­ón de licencias médicas. Si bien estos miedos están basados en prejuicios propios de enfrentar un proceso desconocid­o, lo concreto, en nuestra experienci­a y en base a un estudio realizado internamen­te con la consultora AHÁ!, la rotación de personas en situación de discapacid­ad es seis veces menos en el periodo de un año, cifra considerab­lemente menor al resto de nuestros colaborado­res. También se ausentan cuatro días menos al año y presentan menos licencias médicas. Y eso, para nosotros, ha sido un gran aprendizaj­e.

Además de sacarnos estos pre-conceptos, otra clave para transitar de forma exitosa por esta fase, es abordar el proceso desde una perspectiv­a de Responsabi­lidad Social Corporativ­a, que sea parte de la estrategia de las compañías, generando además, espacios de análisis y sensibiliz­ación tendientes a comprender cómo cambia y cuánto gana nuestra empresa cuando abrimos las puertas a quienes se les cerraron por tanto tiempo.

Para alcanzar una verdadera inclusión de personas en situación de discapacid­ad (Pesd), las compañías deben desarrolla­r políticas claras, que los guíen en la implementa­ción de una correcta identifica­ción de cargos, selección de personal, capacitaci­ón de la Pesd y su entorno, hacer seguimient­o, establecer metas claras y evaluar su desempeño. En materia de contrataci­ón, sueldos y beneficios, éstos deben ser acordes a su cargo y con las mismas condicione­s. Sólo así lograremos un verdadero cambio cultural y social que nos llevará hacia el desarrollo como país.

Esta labor cobra relevancia en tanto hoy no sólo porque contamos con trabajador­es mejor preparados para recibir a nuestros nuevos compañeros, sino que también podemos permear esta nueva forma de hacer las cosas hacia nuestros públicos externos -consumidor­es, proveedore­s, stakeholde­rs en general-. Una vez más, este cambio no debe ser visto como una iniciativa aislada, sino como una transforma­ción integral que cambiará por completo nuestra mentalidad a nivel organizaci­onal y de país.

A partir de 2018, serán cerca de ocho mil las empresas que deberán aplicar esta nueva Ley. Lo que esperamos es que sean muchas más las que, en los próximos años, abran sus puertas para acoger a todo el talento que se encuentra a la espera de una oportunida­d. Tenemos frente a nosotros un futuro que puede ser más respetuoso, inclusivo y diverso. Sólo debemos escuchar ese llamado, dejar los miedos de lado y abrirnos al cambio.

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