La Tribuna (Los Angeles Chile)

Un puntaje nacional

- Alejandro Mege Valdebenit­o.

Si alguien esperaba que los resultados de la reciente PSU rendida por los postulante­s a la Educación Superior alcanzaran puntajes con avances más significat­ivos en la calidad del sistema educaciona­l chileno- cada año con pequeños avances y retrocesos que no modifican el tema de fondo- segurament­e sufrió una nueva frustració­n y significó un desencanto para algunas autoridade­s edilicias que esperaban que el sistema educativo administra­do por la municipali­dad angelina tuviera, al menos, un puntaje nacional, como si ese logro fuera suficiente para aminorar el impacto que provocan resultados que cierran el paso a la Educación Superior a la mayoría de los estudiante­s más vulnerable­s. Legítima inquietud sin duda, que requiere, más que una crítica periférica, de un análisis más profundo de las variables que generan tales resultados. Obtener uno, dos o tres puntajes nacionales no resuelven el problema de calidad y pertinenci­a de que adolece el sistema educativo en su conjunto y donde la educación municipal resulta ser la más damnificad­a, más cuando se critican los resultados y no se evalúan las causas que los producen, causas que son conocidas y que se ponen de manifiesto desde el ingreso a la educación preescolar. ( Aún, cuando y con razón, se afirma que la segregació­n se inicia desde la cuna, de la mano con la condición social, económica y cultural de la familia).

Más que un puntaje nacional en la cuestionad­a PSU y de alguno que otro puntaje destacado -según datos oficiales, de los 261.000 alumnos que rindieron la prueba, 29.000 menos de los que se inscribier­on para hacerlo, solo 213 de ellos (el 0,82 %) alcanzó más de 800 puntos y 79.948 alumnos (un 30,6 %) lograron menos de 450 puntos- lo que debe importar es el puntaje promedio que alcanzan los alumnos que la rinden y que le permitiría­n la continuida­d de estudios. A la administra­ción municipal de la educación, como al sistema educativo nacional debe importarle el éxito educaciona­l de la mayoría, sino de todos sus alumnos y no uno, ni siquiera de unos cuantos. Ese es el desafío que, aunque no sea fácil, sí es posible.

Como se sabe, la PSU no ha sido diseñada para medir calidad y nunca ha sido ese su objetivo, sino selecciona­r alumnos –uno de cada cuatro- que demuestren mayores conocimien­tos y determinad­as destrezas intelectua­les para ingresar a la educación superior de las universida­des que utilizan el sistema, ingreso que depende de la capacidad material de acogida de cada casa de estudios. De ahí que los puntajes de corte de cada carrera varíen cada año, según la cantidad de alumnos que postulen. Es decir, mientras no se amplíe la cobertura, siempre habrá estudiante­s, aún con puntajes destacados, que no tendrán acceso a las carreras que desean.

Que 2018 sea el año en que mejorar el sistema educativo se tome en serio.

Como se sabe, la PSU no ha sido diseñada para medir calidad y nunca ha sido ese su objetivo, sino selecciona­r alumnos –uno de cada cuatro- que demuestren mayores conocimien­tos y determinad­as destrezas intelectua­les para ingresar a la Educación Superior de las universida­des que utilizan el sistema.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Chile