La Tribuna (Los Angeles Chile)
La transformación digital: de tendencia a realidad
El 2017 que acabamos de dejar atrás pasará a la historia, sin duda, como el año en donde la Transformación Digital se apoderó de las conversaciones y de los principales espacios de análisis y planificación de lo que queremos para Chile, sus empresas y sus ciudadanos en los próximos años. Así quedó de manifiesto en múltiples eventos que se realizaron a lo largo del país, dentro de los cuales destacó el V Summit de País Digital realizado en el mes de septiembre, en donde el propio ministro de Economía, Jorge Rodríguez Grossi, señaló enfáticamente que el crecimiento económico “alto, sostenido e inclusivo” depende de la capacidad de enfrentar la transformación digital en conjunto con las empresas y con un Estado como socio, que potencie su competitividad y le entregue herramientas para transitar hacia este cambio de forma exitosa. No es casualidad, entonces, que el impulso que se ha venido dando desde el sector privado y público para dar este salto hacia el futuro, cobre relevancia a menos de dos años de comenzar la tercera década del siglo 21.
Uno de los aspectos en donde prácticamente exis- te consenso entre todos los sectores se relaciona con el impulso que debemos dar a la Educación, área que también requiere sumarse a esta Transformación Digital. Y no sólo hablamos de contar con más y mejores recursos tecnológicos en las salas de clases, sino que en la posibilidad concreta de éxito que tenemos si logramos educar para el futuro de la tecnología en Chile y el mundo. Iniciativas como “Programa tus Ideas” o los “Clubes de Apps”, que realizamos en conjunto con Samsung Chile, nos han entregado resultados altamente positivos -más de 200 profesores capacitados y más de mil niños y niñas programando semanalmente- y han abierto oportunidades a alumnos y profesores para forjarse un mejor futuro, además de dotar a nuestro país de nuevos talentos que puedan asumir los desafíos de los próximos años.
De la misma manera, este foco en educación se complementa con lo que las propias empresas están realizando en capacitación al capital humano con el que cuentan, situación que resulta esencial para reconvertir laboralmente a quienes perderán sus labores a consecuencia de la revolución tecnológica. Esa fue otra de las grandes conclusiones de este año y el llamado se hizo a aquellas compañías que aún no han reaccionado ante esta realidad, lo que está impactando no sólo en su productividad y costos, sino que más fuertemente en su posición competitiva en el mercado.
Cuando pensemos en Transformación Digital, la invitación es a evitar poner foco sólo en los costos de comprar nuevos equipos, robustecer nuestro sistema digital de archivos o comprar la maquinaria que nos permitirá ser más competitivos a nivel de producción, pues si sólo incluimos esas variables en la ecuación, vamos a retrasar la decisión hasta que la billetera aguante un poco más. Más aún, si no añadimos los componentes educativos y humanos que este cambio requiere, sólo tendremos una estructura débil, sin el cambio de mentalidad que la organización requiere y que es impulsada por los propios colaboradores.
Una compañía preparada para los desafíos, independiente de su tamaño y sector productivo, será exitosa en la medida en que comprenda que esta transformación comienza en las personas y que ya no tenemos tiempo que perder. Hoy, más que nunca antes, la transformación digital es una obligación y no una opción.