La Tribuna (Los Angeles Chile)
El primer museo de ‘selfies’ llegará a Los Ángeles en Estados Unidos
Según se informó en un video a través de la cuenta de Instagram “themuseumofselfies”, la exhibición estará disponible a partir de este mes. La entrada costará 25 dólares.
Ya no es novedad que las selfies, autorretratarse con una fotografía en el celular, han pasado a ser una práctica presente en todas las actividades sociales.
Aunque también es una técnica muy utilizada para inmortalizar momentos íntimos. Todo esto gracias a los avances tecnológicos que han permitido incorporar cámaras frontales en los teléfonos celulares.
De este modo las llamadas selfies han servido para retratar diferentes momentos desde las vacaciones con amigos, cenas familiares, Navidad, Año Nuevo, partidos de fútbol, conciertos, reuniones con cercanos, y prácticamente cualquier quehacer cotidiano.
El imperativo de tener una fotografía perfecta puede obligar a repetirla una y otra vez hasta tener un material adecuado, digno de compartir en las redes sociales.
Ha sido tal el impacto que un grupo de emprendedores decidió crear un museo de selfies ¿Cómo puede convertirse una selfie en una obra de arte? Automáticamente esta pregunta nos conduce a otra quizás más fundamen- tal: ¿Qué requisitos debe cumplir una producción para ser denominada obra de arte? ¿Tan solo basta que se exhiba en un museo o galería?
Esta iniciativa fue idea de Tommy Honton y Tair Mamedov. Ambos están motivados en promover la discusión acerca de si una selfie puede ser considerada arte o no.
Quieren romper los esquemas tradicionales y para ello los fundadores quieren convertir el museo en un “lugar interactivo y divertido”.
En una entrevista realizada por el medio Mashable, Honton explicó que “Tenemos el humor visual, donde la gente se encuentre con un cuadro y se involucre con el espacio. Además esperamos que se rían y se diviertan, que no puedan resistir tomarse una foto al lado de uno de ellos”.
Además los creadores señalaron la importancia en el cambio de las dinámicas de consumo durante el tiempo. “Las personas no quieren ser consumidores silenciosos, inactivos, sino que cada vez más quieren ser parte de las obras. Hay más selfies con la Mona Lisa, que fotos de ella sola”, comentó Mamedov.