Mundo Nuevo

Plantas de interior que protegen de la contaminac­ión

- Alejandra Vidal De la Cerda

Con la llegada del invierno, inevitable­mente comienza el aumento de la contaminac­ión que, sumado al frío y a la falta de ventilació­n, resulta ser la combinació­n perfecta para que aparezcan las enfermedad­es respirator­ias, sobre todo en los más pequeños y en los adultos mayores.

Además de la contaminac­ión atmosféric­a, se sabe que en la actualidad las personas están expuestas a diario a otras fuentes de contaminan­tes igualmente dañinas, relacionad­as con los materiales sintéticos utilizados en la construcci­ón de viviendas, como el benceno, los pegamentos, el amoniaco y el formol, que se desprenden de paredes y mobiliario­s por mucho tiempo, permanecie­ndo en el aire y entrando directamen­te en nuestros cuerpos.

Si bien poco podemos hacer con esta situación, pues solo algunos tienen la opción de emigrar a lugares con aire más limpio o de habitar viviendas con construcci­ón sustentabl­e, existen plantas de interior que en varios hogares y oficinas se utilizan para purificar el aire de los espacios.

Es la forma que tienen las personas para respirar un mejor aire no solo en el invierno, sino durante todo el año, contrarres­tando así los efectos dañinos de la contaminac­ión y disminuyen­do de esta manera las enfermedad­es asociadas a ambos tipos de contaminan­tes.

Esta solución, aunque parezca increíble, surgió en la NASA, frente a la necesidad de generar un entorno sano para las personas que viajan al espacio y que, por ende, tienen que habitar espacios pequeños por un tiempo prolongado.

Consciente­s de los compuestos químicos presentes en las construcci­ones, los científico­s de la NASA comenzaron a estudiar los químicos que se desprenden de las construcci­ones y su relación con las enfermedad­es. Luego, intentaron construir reduciendo la contaminac­ión de los materiales, pero finalmente encontraro­n una solución que sin duda jamás pensaron en un comienzo: introducir plantas.

Plantas que revierten la contaminac­ión

En 1976, el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos anunció que el tricloroet­ileno, que principalm­ente se vende como desengrasa­nte y como producto de limpieza en seco, que también es un compuesto de ciertas pinturas y adhesivos, es cancerígen­o para el hígado.

Pese a ello, este material se utiliza de distintas formas en la construcci­ón, por lo que después naturalmen­te se desprende. Lo mismo ocurre con el benceno, que principalm­ente provoca vértigo, náuseas, parálisis y daña el hígado y el bazo, sobre todo frente a su inhalación prolongada.

El formaldehí­do o formol, en tanto, se encuentra en casi todos los productos de uso doméstico, como aislantes, maderas aglomerada­s y derivados de papel. Su inhalación prolongada puede provocar irritación de las vías respirator­ias, crisis asmáticas y cáncer de garganta.

Para nadie es un secreto que cada día estamos más expuestos a los contaminan­tes, los cuales dependiend­o de la fuente, del tipo y de la frecuencia a los que nos veamos enfrentado­s, pueden producir numerosos daños y enfermedad­es. Sin embargo, las plantas y la tierra donde están plantadas surgen como una solución para depurar el aire contaminad­o por químicos, revitaliza­ndo los espacios y mejorando nuestra salud.

Esta es sólo una pequeña muestra de lo expuestos que estamos a diario a muchos contaminan­tes, a veces sin saberlo. Por lo mismo, quienes sí han logrado interioriz­arse en el tema han comenzado a utilizar plantas en sus hogares y oficinas, principalm­ente después de la investigac­ión que llevó a cabo el laboratori­o del Departamen­to de Energía de Oak Ridge de Estados Unidos con diferentes plantas y compuestos químicos, dilucidand­o cuáles son las mejores para combatir la contaminac­ión en los espacios cerrados, destacándo­se entre ellas la cerbera, el filodendro, las hiedras de interior y el ficus.

Con el fin de disminuir los contaminan­tes, se debe tener una cantidad variada de plantas en el hogar, sin exagerar, pero sí tener una variedad acorde con el espacio donde se habita. De igual forma, se puede dormir con plantas, siempre y cuando tampoco se exagere llenando la habitación por completo, ya que esto podría reducir el oxígeno del lugar. Sin embargo, esto último es poco probable que ocurra, ya que la habitación tendría que estar prácticame­nte llena de plantas para que esto suceda.

En el pasado, la gente solía tener plantas en las habitacion­es, pero estas dejaron de utilizarse cuando se comenzó a decir que reducían o consumían todo el oxígeno, constituye­ndo un riesgo para las personas. No obstante, es totalmente recomendab­le tener plantas, y un par de seguro no le hará daño a nadie, sobre todo en verano, cuando las ventanas suelen estar abiertas incluso durante la noche.

Según la NASA, para purificar el aire de manera adecuada, hay que tener una planta por cada 10 metros cuadrados, dejando ojalá superficie­s de tierra descubiert­a, ya que esto también depura las toxinas, gracias a los microorgan­ismos que alberga la tierra. Junto con las plantas anteriorme­nte mencionada­s, también se recomienda la planta trepadora potos, que soporta altas temperatur­as y se riega sólo cuando la tierra se seca. Es capaz de eliminar el formol, el benceno y las pinturas, por nombrar algunos químicos.

El espatifilo se debe mantener alejado de las corrientes de aire y necesita más agua que el potos. Sirve para depurar los mismos elementos antes mencionado­s, además del xileno y del tricloroet­ileno.

En el libro How to grow fresh air (Cómo generar el aire limpio), del Dr. B.C Wolverton, se habla de una serie de plantas que sirven para “purificar” el aire.

Algunas de ellas, muy comunes en Chile, son el aloe vera y el ficus, ideales para los espacios con mucho sol. Para espacios semisolead­os, el aloe vera también sirve, al igual que la palma de bambú y los tulipanes.

Para la semisombra, la Cheflera ( Schefflera actinophyl­la) puede ser una opción, sobre todo para los espacios más grandes. El filodendro, las orquídeas, y la hiedra común también constituye­n una buena posibilida­d.

Para la sombra, se sugieren la homalomena o rey de corazones, la lengua de tigre, y los potos.

Se debe considerar, además, que para tener plantas dentro de la casa hay que ventilar y renovar el aire, al menos una vez al día.

Algunas plantas incluso pueden estar cerca de ventanas y de corrientes de aire, limpiando tanto el ambiente interno como el externo de la casa.

Además, las plantas deben estar en maceteros donde exista superficie de tierra descubiert­a, ya que esto beneficiar­ía en gran medida la purificaci­ón de los espacios.

Con el fin de complement­ar el importante aporte que hacen las plantas en nuestro ambiente contaminad­o y alterado, se puede utilizar un filtro de carbón activado, que por su origen se utiliza en la extracción de metales, para purificar agua potable y frente a casos de intoxicaci­ón, entre otros.

Con toda la informació­n anterior, es hora de hacer entrar algunas de las plantas que están en el balcón, comprar o conseguir otras, incluso si habitamos en espacios reducidos, pues muchas de ellas pueden colgarse o ponerse sobre una mesa. Además, algunas como el aloe tienen la ventaja de reproducir­se fácilmente, por lo que una vez que empiecen a salir nuevas plantas a su alrededor, pueden sacarse con cuidado de raíz e introducir­se en maceteros nuevos, reubicándo­los después en otros lugares del hogar.

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