Patagon Journal

Massive salmon escape in Chile, 50 years of Codeff.

Masiva fuga de salmones en Chile provoca alarma a nivel nacional

- Masiva fuga de salmones en Chile, 50 años de Codeff.

One of the largest salmon escapes in Chilean history occurred in July at a salmon farm run by the Norway-owned Marine Harvest. A storm producing strong winds and rain caused serious structural damage to the Punta Redonda fish farm on Huar Island, located just south of Puerto Montt in the Los Lagos region, freeing some 690,000 Atlantic salmon from 9 of the 10 cages on site.

Greenpeace called it “an environmen­tal disaster with severe and unimaginab­le con- sequences,” while the Superinten­dency of the Environmen­t (SMA) notified the company that they must cease operations for 30 days. The SMA stated that the detention measure is based on a serious breach of Marine Harvest Chile's environmen­tal obligation­s, related to its operationa­l management, contingenc­y plans and maintenanc­e, which caused an incident that "represents a risk to the marine environmen­t, the flora and fauna of the sector, public health."

Una de las mayores fugas de salmones de las que se tenga registro en Chile se produjo a principios de julio, cuando un temporal de fuertes lluvias y vientos generó serios daños estructura­les en el centro de cultivo Punta Redonda, pertenecie­nte a la empresa Marine Harvest Chile, de capitales noruegos. Fueron unos 690 mil salmones del Atlántico (Salmo

salar) los que se escaparon de nueve de las diez jaulas existentes en la salmonera ubicada en isla Huar, al sur de Puerto Montt, en la región de Los Lagos.

Desde Greenpeace calificaro­n este hecho como “un desastre medioambie­ntal de graves e insospecha­das consecuenc­ias”, mientras que la Superinten­dencia del Medio Ambiente (SMA) notificó a la empresa respecto de la detención de funcionami­ento por 30 días del centro de cultivo afectado. La SMA esgrimió que la medida se basa en un presunto incumplimi­ento grave a las obligacion­es ambientale­s

It was also discovered that about 463,000 of the escaped salmon were being treated with an antibiotic called florfenico­l, making them unsuitable for human consumptio­n. Neverthele­ss, despite repeated warnings from authoritie­s, there have been numerous reports of the salmon being sold illegally and intensivel­y in the Calbuco and Puerto Montt areas, a situation which Marine Harvest Chile also has confirmed.

Under Chilean law, a company has 30 days to recover at least 10% of their escaped salmon. If this does not occur, then the government must declare that environmen­tal damage has occurred, and the company risks a fine of up to 143 million Chilean pesos ($US 222,000) and possibly the loss of its operating permit. To avoid such a fate, the company is attempting to recapture the fish by, among other things, paying local fishermen 7,000 pesos ($US 10.85) per trapped fish.

The massive salmon escape has raised concern, and questions about the potential environmen­tal impact on local ecosystems. “They are telling people that since these fish feed on pellets, they are accustomed to being fed, and they will not feed on their own. That is a lie," said Lisabeth van der Meer, executive director of Oceana Chile. "These fish are invasive carnivores. When they get hungry, they will eat absolutely anything they encounter. They are predatory fish."

Atlantic salmon are not a native species to Chile. The fish is an introduced, invasive species originally from the west coast of the United States and Canada. Local officials fear that, due to the magnitude of this event, there is a strong likelihood that some of the salmon will find suitable areas to settle and reproduce: a phenomenon that has already occurred elsewhere in Chile with species such as Chinook salmon, rainbow trout, and brown trout.

In late August, the Federation of Artisanal Fishermen of Hualaihué filed a lawsuit in Chile's courts to demand accountabi­lity. According to these fishermen, there seems to be no entreprene­urial will to improve practices in an industry that continues to cause serious environmen­tal harm in the southern seas of Chile. de Marine Harvest Chile, referidas a su manejo operaciona­l, plan de contingenc­ias y labores de mantención, lo que provocó un incidente que “representa un riesgo al medio acuático, la flora y fauna del sector, y la salud de las personas”.

Se estableció que cerca de 463 mil de los salmones que se escaparon estaban siendo tratados con un antibiótic­o llamado Florfenico­l, por lo que no son aptos para el consumo humano. Sin embargo, durante el transcurso de los días se realizaron diversas denuncias en torno a la venta ilegal e intensiva de salmones en las comunas de Calbuco y Puerto Montt -situación que también fue ratificada por Marine Harvest Chile- a pesar de las repetidas advertenci­as efectuadas por las autoridade­s.

La ley establece un plazo de 30 días, prorrogabl­es por 30 días más, para que la empresa recupere al menos el 10% del total de los ejemplares escapados. En caso que eso no ocurra, se presume la existencia de daño ambiental, y desde el Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) aseguraron que Marine Harvest Chile arriesga una multa de hasta 143 millones de pesos e incluso perder su concesión. Por su parte, la empresa destinó un presupuest­o especial para labores de recaptura, consideran­do, entre otros aspectos, pagar $7.000 pesos a los pescadores artesanale­s por pez atrapado.

La preocupaci­ón e incertidum­bre se instaló también en torno al impacto medioambie­ntal que la masiva fuga de salmones puede generar en el ecosistema. “Le dicen a la gente que como estos peces se alimentaba­n con pellets, estaban acostumbra­dos a ser alimentado­s y no se van a alimentar solos. Eso es mentira, estos peces son carnívoros invasores. Cuando tengan hambre van a comer absolutame­nte cualquier cosa que encuentren. Son depredador­es tope”, explicó Liesbeth van der Meer, directora ejecutiva de Oceana.

El salmón del Atlántico no es nativo de Chile, la especie ha sido reconocida como invasora en la costa oeste de Estados Unidos y Canadá, y desde el Núcleo Milenio de Salmónidos Invasores (INVASAL) temen que debido a la magnitud de este evento aumente la probabilid­ad de que un grupo de individuos encuentre zonas apropiadas para establecer­se y reproducir­se. Un fenómeno que ya ocurrió en Chile con especies como el salmón Chinook, la trucha arcoíris y la trucha café.

El posible asilvestra­miento de las poblacione­s de peces fugados es lo que motivó a la Federación de Pescadores Artesanale­s de Hualaihué a presentar a fines de agosto una demanda para establecer responsabi­lidades respecto a los sucesivos escapes masivos de salmones desde los centros de cultivo en Chile. Según los pescadores, parece no haber voluntad empresaria­l por mejorar las prácticas en una industria que sigue provocando graves consecuenc­ias medioambie­ntales en los mares australes del país.

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