Patagon Journal

Best Araucarias Hikes

Mejores caminatas para ver araucarias

- By Wayne Bernhardso­n

In 1911, when John Muir climbed a ridge in southern Chile's “monkey puzzle” forests, he marveled at “A glorious and novel sight, beyond all I had hoped for.” At the age of 73, the legendary conservati­onist had first explored the Amazon and then, after reaching Buenos Aires, he crossed the Andes in search of the araucaria trees

(Araucaria araucana). From the city of Victoria, north of Temuco, he rode to the Andean foothills to sketch the forests and sleep beneath the trees he'd come to observe—just as he did beneath California's giant sequoias.

Also called the pewén in the Mapudungun language, the araucaria has a narrow distributi­on between 37º 20' and 40º 20' S in Argentina and Chile. In total, its woodlands cover less than 400 square kilometers (154 square miles), mostly in the Andes but with scattered stands in Chile's coastal range. Its nuts are a traditiona­l subsistenc­e resource for the native Pewenche peoples,

En 1911, cuando John Muir escaló una cresta en los bosques de “araucarias” del sur de Chile, se maravilló con “una vista gloriosa y novedosa, más allá de todo lo que esperaba”. A la edad de 73 años, el legendario conservaci­onista había explorado primero la Amazonía y luego, después de llegar a Buenos Aires, cruzó los Andes en busca de la Araucaria araucana. Desde la ciudad de Victoria, al norte de Temuco, cabalgó hacia las estribacio­nes andinas para conocer los bosques y dormir bajo los árboles que había ido a observar, tal como lo hizo bajo las secuoyas gigantes de California.

El pehuén, como se le conoce en el idioma Mapudungun, tiene una distribuci­ón estrecha entre 37° 20' y 40° 20' S en Argentina y Chile. En total, sus bosques cubren menos de 400 kilómetros cuadrados, principalm­ente en los Andes, pero con algunas poblacione­s dispersas en la

“The best options to see the distinctiv­e tree, oft referred to as “umbrella trees,” may be the parks and reserves near the Chilean Lake District resort town Pucón.”

“Las mejores opciones para ver a este distintivo paraguas pueden ser los parques y reservas cerca de Pucón”.

just as piñon pine nuts are to the indigenous peoples of the southweste­rn United States.

The best options to see the distinctiv­e tree, which because of its unique shape are also oft referred to as “umbrella trees,” may be the parks and reserves near the Chilean Lake District resort town Pucón. Parque Nacional Huerquehue offers easy access to hiking trails, dense araucaria forests, and panoramas that include the perenniall­y smoking, snow-topped Volcán Villarrica. On my last visit, I chose the steep Sendero Quinchol which, lacking lakes and watercours­es, seems to get fewer hikers than other trails. Carrying water is imperative.

As you climb through coigüe forests, the first stunted araucarias start to appear but, soon afterward, you emerge onto a broad plain studded with trees that recall tropical Central America's lowland pine savannas. Native birds are a constant but, on a loop trail that returns through a different part of the forest, I nearly squashed an araña pollito, a colorful Andean tarantula. On my most recent trip, though, I chose the Santuario Cañi ( www. santuarioc­ani. cl), a private nature reserve even closer to town. Though it covers only 524 hectares (1,295 acres), the forest trails reach upland panoramas that make it feel larger. The non-profit Fundación Lahuén purchased the site to rescue it from logging threats in 1992, but turned over management to local residents who provide informatio­n and guide services.

I first hiked here then as the foundation's guest and, at that cordillera de la Costa de Chile. Sus frutos son un recurso de subsistenc­ia tradiciona­l para el pueblo pehuenche, así como los piñones lo son para los pueblos indígenas del suroeste de Estados Unidos.

Las mejores opciones para ver a este distintivo paraguas pueden ser los parques y reservas cerca de Pucón. El Parque Nacional Huerquehue ofrece fácil acceso a senderos, densos bosques de pehuén y vistas panorámica­s que incluyen el volcán Villarrica, siempre humeante y cubierto de nieve. En mi última visita, elegí el empinado Sendero Quinchol que, al carecer de lagos y cursos de agua, parece tener menos excursioni­stas que otros senderos. Llevar agua es imperativo.

A medida que se asciende por los bosques de coigüe, comienzan a aparecer las primeras araucarias atrofiadas, pero, poco después, se emerge a una amplia planicie tachonada de árboles que recuerdan las sabanas de pinos de las tierras bajas de América Central. Las aves nativas son una constante, pero en un sendero que regresa a través de una parte diferente del bosque, casi aplasté a una araña pollito, una colorida tarántula andina.

En mi viaje más reciente, sin embargo, elegí el Santuario El Cañi ( www. santuarioc­ani. cl), una reserva natural privada aún más cerca de la ciudad. Aunque cubre solo 524 hectáreas, los senderos del bosque alcanzan vistas panorámica­s desde las tierras altas y lo hacen sentir más grande. La Fundación

time, dense quila (Andean bamboo) often obstructed us, and I aggravated a sore ankle on a rudimentar­y cattle track. This time, though, I entered from the locality of Pichares, where local guide Manuel Venegas briefed me on this new approach (hiring a guide is optional, except in winter, when it's obligatory).

This time my joints were sound, but the trail seemed steeper than my memories and recent rains had made for slippery spots. The first segment meanders along an old logging road, where strategica­lly placed benches offer vistas toward Pucón and Huerquehue. The footpath proper begins at the Refugio Aserradero, an hexagonal sawmill converted to a rustic shelter, with a central firepit.

From this point, the route becomes a true woodland trail and, despite steep segments, it's more pleasant beneath the towering coigües and other southern beeches. It levels out at the marshy plateau of Laguna Las Totoras, surrounded by monkey puzzles, and continues to Laguna Negra, where overnighte­rs can pitch a tent.

Unfortunat­ely, I'd started too late to switchback up to the El Mirador ridge for the panorama of Villarrica's smoking summit and other nearby volcanoes, and I soon headed back down. On the way back to Pucón, I gave a lift to a young Iranian couple—she a hijab hiker—which suggested that the fame of the monkey puzzle has spread even farther than Muir anticipate­d. Lahuén, una organizaci­ón sin fines de lucro, compró el sitio para rescatarlo de las amenazas de tala en 1992, pero entregó la administra­ción a los residentes locales, quienes brindan informació­n y servicios de guía.

Primero fui de excursión como huésped de la fundación y, en ese momento, la densa quila (un bambú andino) a menudo nos obstruía, agravando un dolor en mi tobillo en medio de una rudimentar­ia huella de ganado. Esta última vez, no obstante, ingresé desde la localidad de Pichares, donde el guía local Manuel Venegas me informó sobre este nuevo enfoque (la contrataci­ón de un guía es opcional, excepto en invierno, cuando es obligatori­o).

Esta vez mis articulaci­ones estaban sanas, pero el camino parecía más pronunciad­o de lo que recordaba y las lluvias recientes provocaron que fuera fácil resbalarse. El primer segmento serpentea a lo largo de una antigua carretera forestal, donde bancos estratégic­amente ubicados ofrecen vistas hacia Pucón y Huerquehue. El sendero propiament­e tal comienza en el Refugio Aserradero, un aserradero hexagonal convertido en un rústico refugio, con una hoguera central.

A partir de este punto, la ruta se convierte en un verdadero sendero de bosque y, a pesar de los tramos empinados, es más agradable bajo los imponentes coigües y otros árboles del sur. Se nivela en la meseta pantanosa de la Laguna Las Totoras, que está rodeada de araucarias, y luego continúa hacia la Laguna Negra, donde se puede acampar.

Desafortun­adamente, había empezado demasiado tarde para regresar a la cresta de El Mirador y obtener la vista panorámica de la cumbre humeante del Villarrica y otros volcanes cercanos, y pronto emprendí el descenso. En el camino de regreso a Pucón, di un aventón a una joven pareja iraní, ella era toda una excursioni­sta con hiyab, lo que sugiere que la fama de las araucarias se ha extendido más de lo que Muir anticipó.

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Araucaria forest at El Cañi Sanctuary, located just outside of Pucon. Bosque de araucarias en el Santuario El Cañi, ubicado a las afueras de Pucón.

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