Patagon Journal

Científico­s y activistas se reúnen para conversar sobre las amenazas y desafíos de la Patagonia chilena

- (Kurt Castro)

Una de las seis zonas clave para la conservaci­ón natural del planeta, la Patagonia no ha estado ajena a la intervenci­ón humana, y la presión ejercida por diferentes industrias se acrecienta cada año. Y mientras la nueva “Ruta de los Parques de la Patagonia” es promociona­da enérgicame­nte en el extranjero con el objetivo de impulsar el turismo y mayores oportunida­des económicas, lo cierto es que sin planificac­ión y previsión sus alcances también podrían tener consecuenc­ias indeseadas.

En este contexto, el 26 de julio, Patagon Journal presentó el seminario “Un futuro sostenible para la Patagonia” en la Fundación Espacio Telefónica de Santiago. El evento agrupó a científico­s y especialis­tas de diversas disciplina­s con el fin de enfrentar y anticipar las amenazas y desafíos de la Patagonia chilena para los próximos años y décadas.

En su discurso de apertura del seminario, Nicolo Gligo, director del Centro de Análisis de Políticas Públicas de la Universida­d de Chile, se refirió a la “ineficacia estatal” para hacer frente a múltiples amenazas que se ciernen sobre la Patagonia, poniendo especial énfasis en la minería, con proyectos como Mina Invierno, “una agresión que jamás debió ser permitida en Magallanes”. Gligo concluyó señalando que hace 40 años había preocupaci­ón por los mismos temas que amenazan a la

región de la Patagonia hoy en día, pero los problemas ambientale­s ahora son mucho peores. “El desafío para la Patagonia va a ser mucho mayor porque sus ecosistema­s son mucho más frágiles que en otras regiones”.

Planificac­ión turística y overcrowdi­ng

En el primer panel, Jorge Moller, director de Regenera ONG y miembro del directorio del Consejo Mundial de Turismo Sustentabl­e (GSTC), analizó la capacidad de carga turística de lugares como Torres del Paine y Cochamó. “Más que atraer turistas tenemos que cuidar a dónde vamos a llevar a esos turistas”, dijo, para luego analizar cifras: “Actualment­e el gobierno invierte 12 mil millones de pesos en promoción, lo que representa también una necesidad de planificac­ión ante un público de más de 6 millones de turistas”. Sin esa planificac­ión, Moller advirtió de los peligros del overcrowdi­ng, que ya ha afectado negativame­nte a muchos destinos populares, como Machu Picchu y el monte Everest.

Trace Gale, investigad­ora del Centro de Investigac­ión en Ecosistema­s de la Patagonia, agregó que “en las áreas silvestres protegidas de Aysén existe

“El desafío para la Patagonia va a ser mucho mayor porque sus ecosistema­s son mucho más frágiles que en otras regiones”.

“Más que atraer turistas tenemos que cuidar a dónde vamos a llevar a esos turistas”.

una tremenda preocupaci­ón por el sobreturis­mo”, dado el crecimient­o significat­ivo ya observado en el turismo en Chile. “Si las cosas van a cambiar, hay que hacer cambios radicales”, manifestó. Según cifras entregadas por María José Hess, de Amigos de los Parques de la Patagonia, en 2019 el gobierno chileno redujo el presupuest­o de Conaf en un 20%, pese a que el sistema de parques se ha expandido considerab­lemente en el último año. Chile es uno de los 10 países del mundo con menos inversión en la conservaci­ón de la biodiversi­dad en relación con su ingreso nacional anual.

Ante el escaso aporte estatal, en Cochamó los operadores turísticos locales decidieron trabajar por su cuenta para desarrolla­r un plan de turismo sostenible mediante la creación de la Agrupación de Turismo del Valle de Cochamó, iniciativa que no cuenta con el apoyo municipal. “No tenemos Conaf, no somos un parque protegido, pero cuando hay voluntad, puedes hacer algo”, aseguró Tatiana Sandoval, presidenta de la organizaci­ón cuyo objetivo es la creación de un parque colaborati­vo que vincule respetuosa­mente turismo y conservaci­ón.

Otras amenazas

El segundo panel del seminario contó con la participac­ión del glaciólogo Gino Casassa, quien dio cuenta de la importanci­a del monitoreo constante de glaciares en un contexto de cambio climático que continúa acelerando el derretimie­nto de los glaciares chilenos, que según explicó el jefe de la Unidad de Glaciologí­a y Nieves de la Dirección General de Aguas, representa­n casi 80% de todos los glaciares en América del Sur.

Por su parte, Agustín Iriarte, exdirector nacional de vida

silvestre del Servicio Agrícola y Ganadero de Chile, dijo que la amenaza número uno para la fauna patagónica son las especies exóticas invasoras, introducid­as mayormente en Argentina, y el visón es por lejos la mayor especie invasora. “Es terrible”, dijo Iriarte. “Hoy el visón ya está llegando al Biobío, hay una población en Tierra del Fuego y en Aysén cubre casi toda la región”.

Siguiendo con las amenazas para la Patagonia, Juan Carlos Cárdenas, director ejecutivo del grupo de protección marina Centro Ecocéanos, habló sobre las consecuenc­ias de la industria salmonera en Chile. Desde su perspectiv­a, las 1.358 concesione­s a la industria salmonera y la inexistent­e fiscalizac­ión vaticinan el fin de la vida en las aguas de la Patagonia. Su argumento lo sustenta en el caso de Chiloé: “Después de 20 años de una actividad productiva intensiva, tras convertirs­e en la segunda área de exportació­n mundial de este producto, es una de las tres regiones más pobres de Chile”.

Antes, el segundo panel del seminario había arrancado con la intervenci­ón del director de CODEFF Aysén, Peter Hartmann, casi como un anticipo a lo que vino después. El arquitecto puso énfasis en que el futuro de la Patagonia depende fuertement­e del trabajo ciudadano, y hay antecedent­es ejemplific­adores: Hidroaysén y Alumysa. “Cuando las comunidade­s se unen, y se ponen las pilas, pueden salir con la suya, pero para eso hay que trabajar”, reconoció el presidente de la coalición Aisén Reserva de Vida.

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