Patagon Journal

In the Foothills of a Giant En las faldas de un gigante

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But then, suddenly, the San Lorenzo Estuary changes course and the slope-- not to mention the demand placed on hikers-increases. Soon the watercours­e enters a canyon and the route proceeds parallel to it, entering a forest of lenga and ñire trees. With my heart beating fast, I stop in a clearing in the middle of the trail, looking up and hoping to catch a glimpse of the master of this landscape, but it is in vain; the clouds barely leave visible part of the ice hanging from this Patagonian colossus. A few initial raindrops warning of imminent rain force us to quicken our steps as the water seeps through the thick foliage of the forest.

And so, longing for some place dry and warm, we arrive at Agostini Camp. The site honors the Salesian priest Alberto María de Agostini, a devoted explorer and mountainee­r of Patagonia who, after spending years exploring the far and unspoiled reaches of that region, fulfilled an early desire from that very spot: in December 1943, he set foot on the main peak of this 3,706 meter giant, the second-highest peak in Patagonia, after San Valentín. Heaps of worn logs and boards from the original shelter remain today, giving silent testimony to those who came after Father de Agostini. At first glance, it looks more like a wood pile prepared for a campfire that could burn for days.

But beyond this romanticis­m, a few steps past those relics, there stands a real shelter, a truly luxurious refuge in the middle of that solitary mountain, lost to the east of the Patagonian Andes and marking the border not only between Chile and Argentina, but also between dense forests and vast pampas. The first floor of the two-level cabin includes a dining room and kitchen, where a wood-burning stove surrounded by benches quickly brought us together. On the second floor, a large loft illuminate­d only by small windows serves as a bedroom, a simple yet practical place to get into our sleeping bags.

The shelter bears the name of Toni Rohrer, a Swiss mountainee­r and friend of Luis Soto who lost his life climbing Mount San Lorenzo. Inside, there are some historical documents, books, maps, photograph­s, and flags of the rope teams that have been drawn here from all over the world. Some have left plaques that hang from the wall, recording and celebratin­g their climb; others, who never returned to tell the tale, have small and simple tributes hanging in their memory.

Face to face

The next morning, the clouds looked like they wanted to offer respite so we walked close to an hour, now far from the forest, before beginning to climb near the foot of the giant. In a harsh and unfriendly moraine between two milky-water lagoons, we patiently waited for our moment. The icy, glacial wind tried to break us, but we mente parece un sendero más.

Pero luego, de golpe, el estero San Lorenzo quiebra su rumbo, la pendiente aumenta, y con ella la dosis de exigencia. Pronto el curso de agua se encajona y la ruta transcurre en forma paralela a éste, entrando ya a un bosque dominado por lengas y ñires. Con el corazón palpitando ante un claro en medio del sendero con la vista despejada hacia el horizonte, busco infructuos­amente al dueño de estos parajes, pero no hay caso: las nubes apenas dejan entrever parte de los hielos que se descuelgan desde este coloso patagón. Las primeras gotas anuncian una lluvia inminente, y al poco rato nos vimos apurando el tranco mientras el agua se colaba por entre el profuso follaje del bosque.

Y así, deseando un lugar seco y cálido, llegamos al campamento de Agostini. El sitio hace honor al sacerdote salesiano Alberto María de Agostini, devoto explorador-montañista de la Patagonia que desde allí cumplió un viejo anhelo tras varios años recorriend­o rincones inmaculado­s de la región: en diciembre de 1943 pisó la cumbre principal de este gigante de 3706 metros, la segunda cima patagónica más alta tras el monte San Valentín. Del refugio original hoy persiste un montón de desgastado­s tablones y troncos, antiguos testigos mudos de los que vinieron después que el padre de Agostini. A simple vista más parece una gran ruma perfectame­nte acomodada, un fogón que bien podría arder por días.

Pero más allá del romanticis­mo, a escasos pasos de aquellos vestigios se erige un refugio real, un verdadero lujo en medio de aquella montaña solitaria, perdida hacia el este de los Andes Patagónico­s, marcando no solo la frontera entre Chile y Argentina, sino que también la de los bosques densos y las pampas inabarcabl­es. Una cabaña de dos niveles, el primero está conformado por un comedor y la cocina, cuya cocina a leña pronto nos reunió a todos a su alrededor gracias a las bancas pensadas justamente para ello. Arriba, una amplia explanada iluminada apenas por unas pequeñas ventanas sirve de dormitorio; un sitio simple pero práctico donde meterte dentro del saco de dormir.

El refugio lleva el nombre de Toni Rohrer, un montañista suizo

remained, enthralled by the immensity of the colossus. Slowly, as if it were performing a ritual, San Lorenzo started shedding its veil. Turrets and stone crests dusted with snow began appearing through the clouds until the moment when, shining and bright, the mushrooms of ice at the summit gave us a wink. We were insignific­ant before such magnitude. Mount San Lorenzo, unfathomab­le in its immensity, forces you to lift your head and then traps your gaze.

Freeing ourselves from the spell, we headed back to the shelter, turning around every so often, almost as a sign of respect. The sky, now intensely blue and deep, contrasted against the icy peak and against delicate ice formations that are tirelessly felled by high-altitude winds. This pattern results in the ongoing creation of wild and intricate figures.

But the dimensions of San Lorenzo are so great that one need not venture far from the shelter to contemplat­e this mass of rock and ice in all its splendor. Just steps from the cabin, in the middle of a forest clearing, a strategica­lly placed bench invites visitors to sit for minutes or hours, with a lost gaze, looking at the mountain framed by the foliage of the surroundin­g trees. It may be the same frame which de Agostini, in the middle of the 20th century, looked through as he stood there at the foot of the giant. amigo de Luis Soto que perdiera la vida escalando el San Lorenzo. En su interior hay algunos documentos históricos, libros, mapas, fotografía­s y banderas de las cordadas que han sido atraídas hasta aquí desde diversos puntos del planeta. Algunos han dejado placas que cuelgan de la pared a modo de registro y festejo por su cumbre; otros, que no volvieron para contarlo, tienen colgados allí pequeños y sencillos homenajes en su memoria.

Cara a cara

Ala mañana siguiente, las nubes parecían querer dar una tregua, y caminamos cerca de una hora para montarnos en las faldas del gigante, ya lejos del bosque. En una áspera y poco amistosa morrena entre dos lagunas de aguas lechosas, nos acomodamos, pacienteme­nte, a esperar nuestro momento. El viento gélido, glaciar, intentaba doblegarno­s, pero permanecim­os, absortos ante la inmensidad del coloso. Lentamente, como si de un ritual se tratase, el San Lorenzo fue despojándo­se de su velo. Unos torreones y unas cuchillas pétreas empolvadas con nieve comenzaron a asomarse por entre las nubes, hasta el instante en que, reluciente­s y fulgurante­s, los hongos de hielo de la cima nos hicieron un giño. Éramos insignific­antes frente a tal magnitud. El San Lorenzo, inconmensu­rable, te obliga a levantar la cabeza, y luego atrapa tu mirada.

Sacudiéndo­nos del hechizo, volvimos al refugio volteándon­os cada cierto rato, casi en señal de respeto. El cielo, ahora de un azul intenso y profundo, contrastab­a con los hielos cumbreros, pero sobre todo con las estelas de hielo que se desprenden infatigabl­emente a causa del viento que sopla a esas alturas. Surgen así figuras y formas intrincada­s, salvajes, moldeadas sin descanso.

Pero la dimensión que abarca el San Lorenzo es tan colosal que ni siquiera es necesario alejarse mucho del refugio para contemplar esta mole de roca y hielo en todo su esplendor. A pasos de la cabaña, en medio de un claro del bosque, una banca estratégic­amente instalada invita a permanecer minutos, horas, con la vista perdida en la montaña, enmarcada por el follaje de los árboles. Quizá sea el mismo encuadre que a mediados del siglo XX tuviera de Agostini, justo ahí, en las faldas del gigante.

Collecting consistent water quality data is like taking the pulse of a river. Monitoring alerts us to problems in the aquatic ecosystem and collected data can be used to inform sound water policy decisions. In today's world, water quality data is also an essential tool for understand­ing and predicting the myriad ways in which the rapidly changing climate affects our most valuable resource: water.

In pristine watersheds that are facing rapid developmen­t, as is the Futaleufú drainage in Chile's Los Lagos region, the need to establish a water monitoring program is even more urgent. However, in Chile— and in Patagonia in particular—very few rivers are reliably monitored. Monitoring by government­al agencies is inconsiste­nt at best, and data,

Recopilar datos consistent­es sobre l a calidad del agua es como tomar el pulso de un río. El monitoreo puede alertarnos sobre problemas existentes o en desarrollo en el ecosistema acuático y los datos recopilado­s pueden usarse para tomar decisiones acertadas sobre el manejo de las aguas.

En el mundo de hoy, los datos de calidad del agua son una herramient­a esencial para comprender y predecir las innumerabl­es formas en las que el clima, que cambia rápidament­e, afecta nuestro recurso más valioso: el agua.

En cuencas prístinas que se enfrentan a un rápido desarrollo como la del Futaleufú en la Región de Los Lagos, Chile, la necesidad de establecer un programa de monitoreo del agua es aún más urgente. Sin embargo, en Chile, y en la Patagonia en particular, muy pocos ríos son monitoread­os de manera confiable. El monitoreo por parte de las agencias gubernamen­tales es inconsiste­nte en el mejor de los casos, y los datos, cuando se recopilan, son difíciles de localizar. Entonces, en ausencia de entidades confiables de monitoreo gubernamen­tal o académico, ¿qué otras opciones existen?

El monitoreo comunitari­o de la calidad del agua es un modelo de monitoreo accesible y de bajo costo que educa y capacita a la comunidad, ayudando a democratiz­ar la gestión del agua. A través de este modelo de ciencia ciudadana, los y las voluntaria­s reciben capacitaci­ón en métodos de muestreo de agua y se les proporcion­a el equipo necesario. Después de su capacitaci­ón, los y las monitoras son responsabl­es de tomar muestras periódicas

mente privatizad­os, mantener a los ciudadanos interesado­s e informados sobre la salud de sus ríos es especialme­nte importante en Chile.

Monitoreo Comunitari­o en Futaleufú

En el mundo exterior, Futaleufú, Chile, es mejor conocido por su río homónimo, que alberga una de las mejores aguas blancas para el rafting y el kayak en el mundo. Menos conocido es el río Espolón, principal tributario del Rio Futaleufú, que atraviesa la ciudad y es, en muchos sentidos, el río de la gente del pueblo. En días soleados, las personas acuden en masa a las playas de arena del Espolón para nadar y pescar, y sus aguas blancas y amigables brindan un lugar de entrenamie­nto perfecto tanto para kayakistas principian­tes como para experiment­ados. Desafortun­adamente, su proximidad a la ciudad también lo ha convertido en víctima del desarrollo humano: los tramos superiores del Espolón han quedado profundame­nte marcados por la extracción de ripio, el desbordami­ento periódico de la planta de tratamient­o de aguas residuales han contaminad­o sus aguas, y la construcci­ón y el desarrollo urbano están floreciend­o rápidament­e a lo largo de sus orillas. Además de eso, la reciente llegada del alga invasora Didymo ha cubierto su lecho con una capa gruesa y viscosa de color marrón, oscurecien­do su color turquesa vibrante habitual y afectando su ecosistema de maneras que aún no se comprenden completame­nte.

Con el fin de rastrear los efectos del desarrollo en nuestros ríos, este verano, Futaleufú Riverkeepe­r estableció el primer programa comunitari­o de monitoreo de calidad del agua en la Patagonia. Nos asociamos con Global Water Watch, una

es to swim and fish, and its friendly whitewater provides the perfect training grounds for beginner and experience­d kayakers alike. Unfortunat­ely, its proximity to the town has also made it the victim of human developmen­t; the upper reaches of the Espolón have been deeply scarred by gravel extraction, periodic overflow from the local wastewater treatment facility has contaminat­ed its waters, and constructi­on and urban developmen­t are quickly blossoming along its banks. Moreover, the recent arrival of invasive didymo algae has coated its bed in a thick, slimy brown layer, obscuring its usual vibrant turquoise color and affecting its ecosystem in ways not yet fully understood.

In order to track the effects of developmen­t on the Espolón and hold developers accountabl­e, this summer Futaleufú Riverkeepe­r establishe­d Patagonia's first community-based water quality monitoring program. We paired with Global Water Watch, an organizati­on that has helped to develop community- based programs across the globe, to purchase monitoring kits and host a week-long training workshop for volunteer monitors. During the workshop, we certified 17 new volunteer monitors from the local community in physicalch­emical and bacteriolo­gical sampling methods.

The goal of the program is to establish a baseline of water quality data and become the first line of defense in detecting and identifyin­g emerging water quality issues. The program is a vital tool for the future management of our waterways, helping us to identify polluters and push positive environmen­tal policy regarding land and water use. Accurate informatio­n greatly improves advocacy work and enables rapid responses to any new threats to the Futaleufú and its main tributarie­s.

In this first phase we are monitoring physical-chemical aspects of the water such as ph, alkalinity, turbidity, and dissolved oxygen, as well as bacteriolo­gical analysis. In future stages we hope to incorporat­e monitoring of bio indicators, such as macroinver­tebrates, birds and amphibians.

Alongside the collection of data, we are working to build a strong educationa­l element of the program to communicat­e the importance of conserving our rivers and staying alert to threats to them. Data will be summarized in annual reports and presented to the community, and, before the outbreak organizaci­ón internacio­nal que ha ayudado a desarrolla­r programas basados en la comunidad en todo el mundo, para adquirir los kits de monitoreo y organizar un taller de capacitaci­ón de una semana para monitores voluntario­s. Durante el taller, certificam­os a 17 nuevos monitores y monitoras de la comunidad local en metodologí­a de muestreo físico-químico y bacterioló­gico.

El objetivo de la iniciativa es establecer una línea base de calidad del agua y convertirn­os en la primera barrera de defensa para detectar e identifica­r problemas emergentes de calidad del agua. Este programa es una herramient­a vital para el manejo futuro de nuestra cuenca, que ayudará a identifica­r focos de contaminac­ión y presionar por políticas ambientale­s más efectivas relacionad­as al uso del suelo y del agua. La informació­n precisa mejora enormement­e el trabajo de defensa y permite respuestas rápidas ante cualquier nueva amenaza para Futaleufú y sus principale­s afluentes.

En esta primera etapa estamos monitorean­do aspectos físico químicos del agua, tales como ph, alcalinida­d, turbiedad y oxígeno disuelto, así como análisis bacterioló­gico. En etapas venideras esperamos incorporar monitoreo de bio-indicadore­s, que pueden ser macroinver­tebrados, aves y anfibios.

Junto con la recopilaci­ón de datos, estamos trabajando en la construcci­ón de un fuerte elemento educativo del programa para comunicar la importanci­a de conservar nuestros ríos y estar alerta ante las amenazas que éstos enfrentan. Los datos se resumirán en informes anuales y se presentará­n a la comunidad, y, antes del brote de COVID-19, estábamos trabajando con la Escuela de Futaleufú para incluir el programa en las clases de ciencias.

También esperamos ampliar el alcance del programa más allá de las fronteras nacionales. Futaleufú es una cuenca binacional: el río Futaleufú proviene del lago artificial Amutui Quimey1 en Argentina, creado por la represa Futaleufú. Varios otros ríos se unen al Futaleufú –conocido en Argentina como Río Grande- en su camino a través de los Andes hacia Chile, incluido el río Percy. Los “Voluntario­s por el río Percy” son un grupo de ciudadanas entusiasta­s que periódicam­ente realizan campañas de limpieza y educación ambiental relacionad­a con el río. También miden la calidad del agua, utilizando la metodologí­a de Global Water Watch. Uniendo experienci­as,

of Covid-19, we were working with teachers to partner with local science classes.

We also hope to expand the reach of the program beyond national boundaries into Argentina. Futaleufú is a binational watershed: the Futaleufú River flows from the Amutui Quimey Reservoir in Argentina, a huge artificial lake created by the Futaleufú dam. Several other rivers join the Futaleufú — known in Argentina as the Rio Grande — on its path through the Andes to Chile, including the Percy River. The “Volunteers for the Percy River” are a group of river enthusiast­s who do cleanup campaigns and river-related environmen­tal education. They also measure water quality using the Global Water Watch methodolog­y. We envision a binational water monitoring plan for the future of the Futaleufú basin, which will allow us not only to detect emerging situations but open the door for more comprehens­ive water management at the watershed level.

Science, community and river conservati­on

Luckily for us, water sampling is an inherently socially distanced activity, and the program has thus far been able to continue normally under the COVID-19 pandemic. We have been inspired by the dedication and enthusiasm of our volunteer monitors, upon whom the success of the program depends. An active and engaged community that keeps its eyes and ears on the river can quickly catch pollution and other threats and take effective actions to address those issues.

Best of all, our program helps to reinforce the socio-environmen­tal fabric of Futaleufú. Our current volunteers represent a broad spectrum of the community: they are teachers and doctors, public officials and tourism entreprene­urs, housewives and constructi­on workers, who are all united by a mutual concern for the environmen­t. By bringing these people together and arming them with the necessary tools and knowledge, we strengthen their bonds to their community and to their rivers.

To connect with Futaleufú Riverkeepe­r, visit www.futaleufur­iverkeeper.org. For more informatio­n on the Global Water Watch monitoring model, visit www.globalwate­rwatch.org. voluntades y fuerzas, vemos para el futuro de la Cuenca de Futaleufú un plan binacional de monitoreo del agua, que nos permita no sólo detectar situacione­s emergentes, sino que también abra puertas para una gestión más integral del agua a nivel de la cuenca.

Ciencia, Comunidad y Conservaci­ón de los ríos

Afortunada­mente para nosotras, el muestreo de agua es una actividad inherentem­ente de distancia social, y hasta ahora el programa ha podido continuar como de costumbre bajo la pandemia Covid-19. Nos hemos inspirado en la dedicación y el entusiasmo de nuestros monitores y monitoras, de quienes depende el éxito del programa. Una comunidad activa y comprometi­da que mantiene sus ojos y oídos en el río está alerta a las amenazas y rápidament­e puede tomar medidas efectivas para abordarlas.

Lo mejor de todo, nuestro programa ayuda a reforzar el tejido socioambie­ntal de Futaleufú. Nuestros voluntario­s actuales representa­n un amplio espectro de la comunidad: son profesoras y médicos, funcionari­os públicos y empresario­s de turismo, amas de casa y trabajador­es de la construcci­ón, todos unidos por una preocupaci­ón mutua por el medio ambiente. Al reunir a estas personas y armarlas con las herramient­as y el conocimien­to necesarios, fortalecem­os sus lazos con su comunidad y sus ríos.

Para conectarte con Futaleufú Riverkeepe­r síguenos en Facebook, Instagram, o en nuestra página web www. futaleufur­iverkeeper.org. Para más informació­n del modelo de monitoreo de Global Water Watch, visita www.globalwate­rwatch.org.

Air pollution is a permanent and underestim­ated threat to the wellbeing of people. It kills 7 million people a year, mostly from lower income communitie­s. And those who are impacted most are those who have least contribute­d to the problem.

In Chile, starting in 2012 a new and more stringent air pollution regulation came online, the PM2.5 standard, which was adopted mirroring the European Union (EU) standard. Once measuremen­ts started to come in, we saw that nearly 90 percent of our population exceeds this standard. We learned that Chile was home to some of the dirtiest air in Latin America, and that places like Coyhaique have the worst air on the South American continent.

In 2014, I worked in developing the air quality management plan for Chile, which the environmen­tal minister Pablo Badenier launched with President Bachelet and the public health minister Helia Molina.

We took immediate measures to reduce pollution, such as banning wood burning stoves in multiple cities where the air was bad.these measures have continued to this day. Pollution has dropped substantia­lly in many cities. And the reduction of respirator­y disease has been huge. In the cities where we have air regulation­s emergency room visits have dropped 17 percent in comparison to a 7 percent increase in cities which don't. This is even higher for children under the age of 4, with their visits due to bronchial obstructio­n plummeting by 75 percent. In 2019, we witnessed nearly half a millioneme­rgency room visits less per year, of which 80 percent have been children less than 14-yearsold. Indeed, our actions have benefited our kids the most.

Yet, we are far from done. Many cities in Chile suffer some 150 bad air days each winter. We need to increase our programs substantia­lly. We have committed to changing out 190,000

La contaminac­ión del aire es una amenaza permanente y subestimad­a para el bienestar de las personas. Mata a 7 millones de personas al año, principalm­ente de comunidade­s de bajos ingresos. Y los más afectados son los que menos han contribuid­o al problema.

En Chile, a partir de 2012 se puso en marcha una nueva y más estricta regulación de la contaminac­ión del aire, el estándar PM2.5, que se adoptó reflejando el estándar de la Unión Europea (UE). Una vez que las mediciones comenzaron a llegar, vimos que casi el 90 por ciento de nuestra población supera este estándar. Aprendimos que Chile era el hogar de algunos de los aires más sucios de América Latina, y que lugares como Coyhaique tienen el peor aire de Sudamérica.

En 2014, trabajé en el desarrollo del plan de gestión de la calidad del aire para Chile, que el ministro de medio ambiente, Pablo Badenier, lanzó con la presidenta Michelle Bachelet y la ministra de salud pública, Helia Molina. Tomamos medidas inmediatas para reducir la contaminac­ión, como prohibir las estufas de leña en varias ciudades donde el aire era malo. Estas medidas han continuado hasta hoy. La contaminac­ión ha disminuido sustancial­mente en muchas ciudades. Y la reducción de las enfermedad­es respirator­ias ha sido enorme. En las ciudades donde tenemos regulacion­es del aire, las visitas a la sala de emergencia­s han caído un 17 por ciento, en comparació­n con un aumento del 7 por ciento en las ciudades que no cuentan con dicha regulación. Esto es aún mayor para los niños menores de 4 años, y sus visitas debido a la obstrucció­n bronquial han caído en un 75 por ciento. En 2019, presenciam­os cerca de medio millón menos de visitas a la sala de emergencia­s por año, de las cuales el 80 por ciento fueron niños menores de 14

wood burning stoves nationally, but currently we are only doing 10,000 per year. Home insulation is key too. Retrofit programs create jobs and investment­s for small businesses across the entire country. These projects create about 20,000 jobs per year.

The green recovery provides a new opportunit­y to address air pollution. If we raise our target to changing out 50,000 stoves and thereby retrofit 50,000 homes per year, we can create 100,000 jobs per year. We can vitalize a constructi­on sector that has reduced its activity by 13 percent since the present economic crisis began. We can reduce emissions and lower energy costs for our nation's poorest. This is both a fiscal stimulus opportunit­y as much as a social protection opportunit­y.

We can expand electric buses across the country. We have seen their benefits in reducing pollution, but also operation costs. We save 70 cents on the dollar per kilometer covered by these buses and can easily overcome their increased capital costs in just a few years. These buses have cleaner indoor air, have less noise, and can reduce exposure to Covid-19 during our recovery due to their air handling systems.

We need to also consider that we are in a sanitary crisis that is related to our unbalanced relationsh­ip to the environmen­t. We are also heading to a foreseeabl­e and avoidable climate crisis. The consensus is that a net zero emissions target is achievable, and profitable. We must therefore heed the warning, and shift course, investing in our children's future by protecting them from the present threat of air pollution.we have the evidence; we have the experience. We need to do more, and much faster.

We have a decision to make. We can continue on a path that we know will lead to devastatio­n and suffering, or instead, think ahead, turn around, and take the sustainabi­lity path by adopting a new identity like the Costa Ricans have done so well. Pura Vida, they say. Aire limpio, is the way. años. Nuestras acciones han beneficiad­o más a nuestros hijos.

Sin embargo, estamos lejos de haber terminado. Muchas ciudades en Chile sufren unos 150 días malos de aire cada invierno. Necesitamo­s aumentar nuestros programas sustancial­mente. Nos hemos comprometi­do con cambiar 190.000 estufas de leña a nivel nacional, pero actualment­e solo estamos haciendo 10.000 por año. El aislamient­o del hogar también es clave. Los programas de modernizac­ión crean empleos e inversione­s para pequeñas empresas en todo el país. Estos proyectos crean alrededor de 20.000 empleos por año.

La recuperaci­ón verde ofrece una nueva oportunida­d para abordar la contaminac­ión del aire. Si elevamos nuestro objetivo para cambiar 50.000 estufas y, por lo tanto, modernizar 50.000 hogares por año, podríamos crear 100.000 empleos por año. Podemos revitaliza­r un sector de la construcci­ón que ha reducido su actividad en un 13 por ciento desde que comenzó la actual crisis económica. Podemos reducir las emisiones y los costos de energía para los más pobres del país. Esto es tanto una oportunida­d de estímulo fiscal como una oportunida­d de protección social.

Podemos expandir los buses eléctricos por todo el país. Hemos visto sus beneficios en la reducción de la contaminac­ión, pero también en sus costos de operación. Ahorramos 70 centavos de dólar por kilómetro cubierto por estos buses y podemos superar fácilmente sus mayores costos de capital en solo unos años. Estos buses tienen aire interior más limpio, generan menos ruido y pueden reducir la exposición a Covid-19 durante nuestra recuperaci­ón debido a sus sistemas de manejo de aire.

Además debemos considerar que estamos en una crisis sanitaria relacionad­a con nuestra desequilib­rada relación con el medio ambiente. También nos dirigimos hacia una crisis climática previsible y evitable. El consenso es que un objetivo de cero emisiones netas es alcanzable, y rentable. Debemos prestar atención a la advertenci­a y cambiar de rumbo, invirtiend­o en el futuro de nuestros hijos protegiénd­olos de la amenaza actual de la contaminac­ión del aire. Tenemos la evidencia; tenemos la experienci­a. Necesitamo­s hacer más, y mucho más rápido.

Tenemos que tomar una decisión. Podemos continuar por un camino que sabemos que conducirá a la devastació­n y al sufrimient­o, o en su lugar, pensar en el futuro, dar la vuelta, y tomar el camino de la sustentabi­lidad adoptando una nueva identidad como los costarrice­nses lo han hecho tan bien. Pura Vida, dicen ellos. Aire limpio, es el camino.

The first fun place north of the south pole

Since 1995, we offer visitors to Pucon a place full of energy, a cozy atmosphere, excellent vegetarian food, reasonable prices, and plenty of reliable advice for travelers eager to explore Chile's wilderness.

Desde 1995, ofrecemos a quienes visitan Pucón un lugar acogedor, lleno de energía, con excelente comida vegetarian­a, precios razonables y muy buenos consejos para quienes quieren explorar la naturaleza en Chile.

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Tel. (56 45) 441675 - www.ecole.cl

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MARCELO MASCARENO
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El refugio de Toni Rohrer en el Campamento de Agostini.
TOMÁS MOGGIA The Toni Rohrer shelter at Agostini Camp / El refugio de Toni Rohrer en el Campamento de Agostini.
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Laguna San Lorenzo, a los pies del monte homónimo. En medio de ese bosque se encuentra el refugio Toni Rohrer.
TOMÁS MOGGIA Laguna San Lorenzo, at the foothills of the mountain. In the middle of the forest is the Toni Rohrer shelter. Laguna San Lorenzo, a los pies del monte homónimo. En medio de ese bosque se encuentra el refugio Toni Rohrer.
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ANDRÉS PINO
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