Restaurar la esperanza
Muchas buenas personas han muerto este año, y desafortunadamente la mayoría de las veces nos dejaron debido a la mortal pandemia del Covid-19. Nuestra forma de vida como especie se ha detenido mientras el coronavirus nos muestra cuán frágiles son realmente las personas y las sociedades. En este número de Patagon Journal, rendimos un homenaje especial al gran escritor chileno Luis Sepúlveda, quien murió de coronavirus en abril y fue uno de los escritores más importantes para la Patagonia.
El libro The End of the Game de 1963 del fotógrafo Peter Beard, quien también murió en abril, documenta la muerte masiva de elefantes en los parques nacionales de Kenia y Uganda. Beard dijo que era como una metáfora de la especie humana, que está superpoblando y consumiendo en exceso su hogar planetario. “Estamos viviendo en un mundo en desintegración”, le dijo a un periodista. “Somos como los elefantes. Ellos se adaptan al daño que han causado. Caminarán 32 kilómetros en un desierto que ellos han creado para llegar al próximo árbol”. Con las tendencias actuales, la humanidad está causando una sexta extinción masiva de otras especies de vida y también nos estamos poniendo en peligro. No es accidental que la vida silvestre, mediante especies como el puma, comenzara a aparecer en las calles de las ciudades de todo el mundo tan pronto como sus torturadores se refugiaron debido al Covid-19. El nuevo coronavirus es una enfermedad zoonótica, y al igual que muchos otros virus antes, los científicos dicen que ha saltado del reino animal a los huéspedes humanos principalmente porque las personas han alterado gravemente el equilibrio ecológico y que deberíamos esperar que vengan más pandemias.
Nosotros podemos restaurar la esperanza. En mayo, la Unión Europea anunció que su estrategia de recuperación pandémica incluirá un “Acuerdo Verde Europeo” para garantizar que las generaciones futuras puedan vivir en una sociedad más resiliente y sostenible al organizar “una ola masiva de renovación de nuestras construcciones e infraestructura, y una economía más circular”. Otros países podrían seguir el ejemplo de la UE e ir incluso más allá no solo reconstruyendo los sistemas humanos, sino que también restaurando los sistemas naturales. Una recuperación ecológica basada en la restauración ambiental puede disminuir la probabilidad de futuras pandemias, desacelerar el cambio climático y sentar las bases para un futuro económico más brillante dentro y entre las naciones.