El último suspiro de la mina de carbón en Isla Riesco
La asediada Mina Invierno, situada en la isla Riesco, que se ha visto envuelta en un conflicto con grupos ecologistas durante la última década, parece estar a punto de cerrar.
Se trata de la última mina de carbón en funcionamiento de Chile, situada en el Estrecho de Magallanes, frente a la costa meridional de la Patagonia, y respaldada por Copec, una de las mayores empresas forestales y de combustibles de Chile, y Ultramar, una compañía naviera chilena. El año pasado, más de la mitad de la isla de 5.000 kilómetros cuadrados, escasamente poblada, fue protegida como parte del nuevo Parque Nacional Kawésqar. Pero la mina preveía la excavación de cinco enormes pozos abiertos para producir hasta seis millones de toneladas de carbón al año durante 25 años. En febrero de 2011, el gobierno de centro-derecha de Sebastián Piñera aprobó rápidamente los permisos ambientales sin apenas contar con la opinión de los ciudadanos, lo que provocó una oleada de demandas.
El proyecto comenzó entonces en 2012, pero tres años después la empresa anunció que necesitaría usar explosivos para continuar porque la roca allí era más dura de lo que habían previsto. La técnica de voladura, muy destructiva, provocó un nuevo enfrentamiento legal por la destrucción de la flora y la fauna locales. No obstante, la empresa obtuvo la aprobación en septiembre de 2018, pero tras 43 voladuras en mayo de 2019 un tribunal regional de medio ambiente de Valdivia clausuró el proyecto alegando, en particular, la falta de estudios de impacto ambiental sobre cómo las voladuras podrían afectar a un importante ecosistema que contiene fósiles vegetales. Esto iba a marcar el principio del fin.
En octubre, la cámara baja del parlamento chileno aprobó el cierre de todas las centrales termoeléctricas de carbón para 2025. La empresa ha despedido a 800 trabajadores, el 90% de su plantilla, lo que supone la paralización del proyecto, por ahora. Sin embargo, la empresa no tiene prisa por salir, sino que parece mantener la esperanza de una reactivación. De hecho, hasta que no retiren definitivamente el permiso medioambiental, el proyecto no está muerto todavía. Según Guillermo Hernández, director general de la Mina Invierno, se tomarán "tranquilamente su tiempo durante los próximos tres o cuatro años" para completar el cierre de la mina y reforestar y revegetar las zonas que maltrataron.
Para Gabriela Simonetti, líder del grupo ciudadano local Alerta Isla Riesco, la Mina Invierno "es un claro ejemplo de cómo no se debe invertir en Chile".