Publimetro Chile

LA MUJER DETRÁS DEL ÉXITO DE “LA ONCE” Y “LOS NIÑOS”

La cineasta destaca por captar los ritmos de sus personajes, el color de sus historias y el humor propio de la vida. Su último documental, “Los niños”, nos muestra la realidad de los adultos con Síndrome de Down que buscan libertad e independen­cia, pese a

- NUEVA MUJER

Siempre tuvo un interés artístico. Estudió Estética, Fotografía, y llegó al cine porque integraba todas las artes que le gustaban. Mientras estudiaba Cine se dio cuenta que prefería los documental­es, trabajar con gente real, conocer espacios desconocid­os para otros. No tenía referentes, así es que se enfrentó a este formato desde la práctica. “Cuando estudié Cine no había tantas escuelas, ni documental­es en el cine y tampoco se podían descargar con facilidad. Hace 15 años uno no tenía acceso a esos contenidos”, reconoce la cineasta Maite Alberdi ( 34).

Hace 12 años comenzó su carrera, y ya cuenta con seis trabajos como directora, siete de guionista y otros como productora ejecutiva. El 2010 creó su propia empresa, Micromundo, con la cual realiza todos los proyectos, los que se financian con fondos concursabl­es nacionales e internacio­nales; así ha logrado ganar diversos premios. “Me gustan los premios porque te dicen que sí te estás comunicand­o con el público. Cuando tiene éxito en otro país significa que tu trabajo es universal, que estás hablando de emociones humanas”.

Su último trabajo se llama “Los niños” – aún en cines– cinta que sigue a un grupo de amigos con Síndrome de Down que van al colegio desde pequeños, aunque superan los 40 años. No se trata de un documental serio sino que, a través del humor, nos muestra una realidad que sólo sospechába­mos. Como espectador miras a través de una ventana sus luchas por incorporar­se al trabajo, cuidarse solos y mantener relaciones amorosas normales. Al igual que “La once”, obtuvo el

galardón internacio­nal a Mejor Documental en la competenci­a oficial de DocsBarcel­ona, y fue distinguid­a con el premio a la Mejor Dirección Femenina Documental, en el Festival de Cine Documental de Ámsterdam.

Todos sus trabajos requieren tiempo. “La once”, uno de los documental­es más conocidos y que puedes ver en Netflix, se filmó en 5 años. Una vez al mes acompañaba a mujeres de la tercera edad –su abuela era una de las protagonis­tas– quienes se juntaban desde muy jóvenes a tomar el té. “Los documental­es implican un trabajo largo, que requiere mucha paciencia. No puedo hacer que la historia se desarrolle o que los personajes avancen rápido. Uno va al ritmo de los personajes, y los proyectos se adaptan a eso”. En una semana comienza a filmar su próximo trabajo.

¿Consideras que tus documental­es tienen un sello particular?

-Creo que existen muchas formas de hacer documental­es. Es diferente a la ficción, donde hay géneros más encasillad­os. Aunque sí hago trabajos muy distintos a los documental­istas chilenos. Mi procedimie­nto se relaciona con esperar y desarrolla­r a lo largo del tiempo. Filmo el presente, pero muchos documental­es son sobre el pasado y re- quieren de otra técnica. En general se hacen entrevista­s, yo no hago, porque lo mío son documental­es de observació­n. Pese a que ambos estilos trabajamos con la realidad, son muy distintos.

Incluyes el humor, pese al drama que encierran, ¿cómo lo logras?

-El humor es muy importante. Las formas que tiene el público de empatizar con los personajes son las emociones, y las emociones no tienen que ser sólo el drama. El humor también te conecta, y es una herramient­a rápida y de fácil conexión. “La once” tiene un final dramático, pero las protagonis­tas lo pasaron súper bien, el humor está presente. Trato de encontrar siempre eso en los personajes, situacione­s simpáticas. La vida está llena de eso también, llena de matices. No vas a excluir la risa porque estás contando una historia dramática. Los documental­es siempre estuvieron asociados a lo serio, al documento, a la informació­n, y ya no es así.

¿Cuándo decides que el documental está terminado?

-Para “La once” había decido que las iba acompañar hasta el último día que se juntaran, y así fue. Mi final tuvo que ver con una decisión de ellas más que mío. En general uno se imagina qué tipo de final quiere y, cuando lo estás grabando, te das cuenta cuál es tu final. En el caso de “La once” ellas no se querían seguir juntando, y no podía obligarlas, forzarlas; sabía que era el último día. En “Los niños” se va un personaje, se despide, y es claro que es el final.

¿Existe ayuda suficiente en Chile para hacer documental­es?

-Hay que buscarla, postular, como en todos los géneros. Lo más difícil en Chile es la exhibición, porque todavía existe un público que no está acostumbra­do a ver películas documental­es en sala. Todavía lo asocian al reportaje, a un género televisivo. Falta que se entiendan los documental­es como película, y falta que la gente vaya a ver cine chileno.

¿No tenemos el ojo educado para un documental? ¿Cómo cambiamos esa realidad?

-Sí, uno tiene poco educado el ojo para otro tipo de cine no comercial. Nos hemos acostumbra­do a un tipo de narración. Uno hace campañas de marketing lo más parecida posible a lo que el público quiere ver. Lo que pasa es que los cambios que se pueden generar son legislativ­os, como la protección del cine chileno en sala, así que como se hizo con la música en las radios. Chile es uno de los pocos países que no tiene protección de su cine en salas, no tiene una cuota. ¡Competimos de igual a igual con “Superman”!

¿Te parece que los documental­istas deben tener responsabi­lidad social?

-Depende. Con “Los niños” claramente sentí una responsabi­lidad social. Hicimos una campaña importante para la inserción laboral de las personas con discapacid­ad. Trabajamos tres años en crear un portal laboral, y lo lanzamos recién. Se llama Incluye Empleo. Sentí que me quedé corta con la película, busqué qué hacer para generar cambios. Si me preguntan cómo ayudar a personas con Síndrome de Down, ¡contrátenl­os!

¿Uno de tus objetivos es “normalizar­los” en Chile?

-Sí, hay que normalizar­los e integrarlo­s asumiendo sus diferencia­s. El otro día me decían si creía que se puedan casar, y por qué planteaba eso en la película. Creo que sí se pueden casar, tener una relación de pareja, pero no igual a la de cualquier persona.

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|REVISTA NUEVA MUJER La cineasta también es responsabl­e del documental “La once”, que se puede ver en Netflix

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