REVELAN PRIMERAS IMÁGENES DE NIÑOS DE TAILANDIA
Los padres de los menores lloran a través del cristal mientras ellos se recuperan en una unidad de aislamiento del un hospital
Ayer funcionarios tailandeses mostraron los primeros videos de los niños del equipo de fútbol recuperándose en el hospital después de su dramático recate de un complejo de cuevas inundadas en Tailandia.
Los menores se ven usando máscaras faciales y batas de hospital en camas separadas en un pabellón esterilizado, en una serie de videos mostrados en una conferencia de prensa el miércoles por la noche (hora local) y publicados por Thai PBS. Los muchachos estaban agitando y presionando sus palmas juntos en una forma de oración, que es un saludo tailandés.
En otro video se ve a algunos de los padres llorando mientras miraban a través del cristal. Los miembros de la familia no pudieron ingresar a la sala donde están siendo tratados, para evitar infecciones, dijo el doctor Chaiyawej Thanapaisarn.
El médico indicó que tres de los niños estaban siendo tratados por casos menores de neumonía, pero predijo que la mayoría serían dados de alta después de aproximadamente una semana.
Los 12 niños y su entrenador perdieron cada uno un promedio de 2 kg (4,4 libras) en la prueba de 17 días, pero en general están en buen estado de salud y no han mostrado signos de estrés, dijeron ayer funcionarios de salud.
Meditación budista
Sin duda, un elemento fundamental que ayudó para la salud mental del grupo fue la meditación que el entrenador, Ekapol Chanthawong (25), aplicó a los menores para que pudieran mantener la calma, preservar su energía y controlar en parte el hambre que sentían.
Ekapol enseñó a sus pupilos meditación budista, práctica que aprendió en diez años como monje en el templo dorado Wat Tham Pla (El Templo de la Cueva del Mono), ubicado en Mae Sai, al norte de Tailandia.
En el último tiempo se ha demostrado que la meditación consciente, la que generalmente se enseña en el budismo tailandés, puede reducir la ansiedad, la depresión y el dolor.
Ekapol dejó de ser monje y consiguió trabajo como entrenador para cuidar a una abuela enferma.