Lágrimas y besos en histórico reencuentro de familias coreanas
A 68 años del comienzo del conflicto bélico, unas noventa familias de las ambas Coreas se reunieron en Corea del Norte, en medio de una desbordante emoción no exenta de llantos, abrazos y besos
Decenas de ancianos surcoreanos cruzaron ayer la militarizada frontera con Corea del Norte para participar en emotivos reencuentros con familiares de los que se separaron durante la guerra.
El evento de una semana organizado en el balneario norcoreano de Diamond Mountain, coincide con el intento de las dos naciones rivales para impulsar los esfuerzos de reconciliación en medio de una ofensiva diplomática que busca resolver el enfrentamiento derivado del programa de armas nucleares de Pyongyang, con las que podría atacar el territorio continental de Estados Unidos.
Una vez antes de morir
Las reuniones temporales son muy emotivas, ya que la mayoría de los participantes son ancianos que desean ver a sus parientes una vez más antes de morir. La mayoría de las familias se separaron durante la Guerra de Corea (1950-1953), que terminó con un alto el fuego, no un armisticio, y dejó a las dos naciones técnicamente en estado de guerra.
Muchos de los surcoreanos que participan en la iniciativa son refugiados de guerra nacidos en Corea del Norte que verán a sus hermanos pequeños o a sus sobrinos, muchos de los cuales rondan ahora los 70 años.
Corea del Sur considera que las separaciones familia- res son el mayor problema humanitario derivado de la guerra, que dejó millones de muertos y heridos y cimentó la división de la Península de Corea en Norte y Sur.
En la actualidad hay entre 600.000 y 700.000 surcoreanos con parientes directos o cercanos en el país vecino, según datos del ministerio. Pero Seúl no ha logrado convencer a Pyongyang para que acepte su pedido de celebrar reuniones más frecuentes y con más participantes.
Los analistas dicen que Corea del Norte ve estos actos como una importante moneda de cambio y no quiere ampliarlas porque permiten que su población tenga una mayor conciencia del mundo que existe más allá de la hermética nación.